Origen
de Dan Brown
Jesús Guerra
A mediados de octubre pasado se publicó, simultáneamente
en diversos idiomas, la más reciente novela de Dan Brown, la séptima que
escribe y la quinta con su personaje Robert Langdon, el especialista en
símbolos, religiones y arte de la Universidad de Harvard. Recordemos la
bibliografía de este autor: En su primera novela —La fortaleza digital,
de 1998—, y en la tercera —La conspiración, del año 2001— no aparece
Robert Langdon, pues personaje fue creado para su segunda novela: Ángeles y
demonios, del año 2000. La cuarta novela de este autor y segunda novela de
la serie de Robert Langdon fue El código Da Vinci, de 2003, que fue,
debido a que se convirtió en la obra más polémica del año (y de muchos otros
años también), la que realmente lanzó a la fama tanto al autor como al
personaje. La tercera novela de la serie es El símbolo perdido, de 2009,
la cuarta, Inferno, de 2013, y la quinta, Origen, de este año.
Las adaptaciones cinematográficas, por su parte, han
seguido una ruta diferente. La primera película que se hizo a partir de una
novela de Dan Brown fue El código Da Vinci (de Ron Howard) en 2006, tres
años después de la novela, debido a que fue el gran best-seller internacional
y a la polémica que desató. La segunda adaptación fílmica fue Ángeles y
demonios (también dirigida por Ron Howard), en 2009. Se estrenó tres años
después de El código Da Vinci, y nueve años después de aparecida la
novela. En cine, entonces, Ángeles y demonios sucede después de El
código Da Vinci, pero en los libros es al revés.
Luego, Hollywood, por motivos que desconozco, se saltó la
tercera novela de la serie, El símbolo perdido, aunque sí se intentó
llevarla a la pantalla finalmente se abandonó (o se pospuso) el proyecto y se
adaptó directamente la cuarta obra, Inferno (con muchos cambios y
dirigida de nuevo por Ron Howard), que se estrenó en 2016, tres años después de
aparecida la novela. Podemos suponer, por tanto, que la versión fílmica de Origen
la tendremos en cines en el año 2020.
Edición francesa |
Como ya es una costumbre en casos como éste, y en
particular en el caso de Dan Brown, los críticos literarios que se toman
demasiado en serio se han lanzado contra la novela. Insisten en algo en lo que
todo el mundo parece estar de acuerdo, que Dan Brown no sabe escribir, lo que
quiere decir que su estilo literario es bastante malo. Pero a estas alturas, la
verdad, a nadie se le ocurre leer un thriller de Dan Brown en busca de
calidad literaria, lo que uno busca es una historia interesante, con una
embarrada cultural a cargo de Langdon, acerca de obras de arte, artistas,
iglesias y otras edificaciones de las ciudades en las que corre, se esconde y
busca claves relacionadas con un misterio. Es decir: un libro entretenido. Eso
sí, Dan Brown sabe construir argumentos interesantes, aún si son en el fondo
absurdos y aunque finalmente le queden un tanto esquemáticos debido a que más o
menos siempre sigue una especie de machote que él mismo creó en su primera
novela de la serie.
Edición alemana |
Sin embargo, esto no es tampoco, en sí mismo, un error, ya
que estamos hablando de una serie de novelas. Pensemos en una serie de
películas, por ejemplo, las de James Bond, el agente 007. Estas cintas siguen
más o menos un mismo patrón, pues es lo que las hace pertenecer a una serie,
además de la aparición del mismo personaje central. Y lo mismo pasa con las
novelas de una serie (pensemos en las de Harry Potter, por ejemplo) y con los
capítulos de una serie de televisión. Estas similitudes estructurales son
necesarias, porque los seguidores de las series, si bien queremos que cada
capítulo sea distinto, también queremos que se desarrolle de manera similar y
en los mismos ambientes. Necesitamos lo distinto y lo familiar de manera
simultánea.
Una de las características de la serie de Langdon es que
siempre transcurre en alguna gran ciudad del mundo (por lo general de Europa,
aunque El símbolo perdido se desarrolla en Washington, D.C.), y que
algunos de los edificios, puentes, monumentos, museos y artistas de esa ciudad
son parte integral de la trama. Roma, en Ángeles y demonios, París y un
poco de Londres en El código Da Vinci, Florencia en Inferno y,
ahora, en Origen, que transcurre en España, todo se desarrolla en las
ciudades de Bilbao, Barcelona, Madrid y Sevilla.
Ahora bien, se preguntarán ustedes, ¿de qué trata Origen?
Un millonario cuarentón norteamericano, experto en cuestiones de tecnología
computacional (una especie de Steve Jobs, digamos) que vive en Barcelona,
invita a personas importantísimas de todo el mundo (artistas, millonarios y
científicos) a una presentación que realizará en el museo Guggenheim de Bilbao,
una presentación de un descubrimiento que ha hecho, que «lo cambiará todo». Un
descubrimiento que responde a las dos preguntas principales que todo ser humano
puede hacerse con respecto a la humanidad: «¿de dónde venimos?» y «¿hacia dónde
vamos?» Por supuesto, Robert Langdon es uno de los invitados, debido a que fue
profesor, en Harvard, de este relativamente joven millonario que ahora parece
haber sobrepasado a su maestro: Edmond Kirsch.
Kirsch es un conocido ateo que ataca con frecuencia a las
religiones del mundo, y su descubrimiento reciente, se supone, podría acabar
con estas religiones, es decir, acabar con la fe religiosa de la gente y por
tanto iniciaría el proceso del desmoronamiento paulatino de las religiones,
grandes y pequeñas. El anuncio se haría en el museo, en vivo, para los
invitados especiales, y por Internet, para varios millones de seguidores de
Kirsch. Pero, por supuesto, «algo» sucede mientras Kirsch hace una especie de
prólogo al video en el que anuncia su descubrimiento, se desata el caos, y
Robert Langdon se da a la tarea de descubrir un password que permitiría
relanzar el video por Internet. Todo esto, por supuesto, mientras la policía
española lo persigue, a él y a la directora del museo, la chica Langdon de esta
historia, quien además es la prometida del Príncipe de España, un príncipe de
una familia real que no es la de la España de nuestro universo.
Si usted es de los que piensan que las novelas de Dan
Brown son una tontería, la solución es sencilla: no las lea. Si, en cambio, es
usted un seguidor de las novelas de este autor, adelante, esta novela le va a
gustar. Y si usted está indeciso, o nunca ha leído una novela de Dan Brown,
haga la prueba: lo peor que puede pasar es que no le guste, y lo mejor, que la
disfrute enormemente y termine por leerlas todas.
. . . . . . . . . .
Origen. Dan Brown. Traducción al español de
Aleix Montoto Llagostera y Claudia Conde Fisas. Planeta. 660 págs.