miércoles, 23 de diciembre de 2015

¡Regala libros!


¡Regala libros!

No hay mejor regalo que un libro. En esta Navidad, regala libros. Mira las siguientes...

...Recomendaciones
de la Librería del Fondo Carlos Monsiváis





La casa del dolor ajeno
Julián Herbert

Por el autor de Canción de tumba (Debolsillo, 2014) ganadora del Premio Jaén de Novela 2011 y el Premio de Novela Elena Poniatowska 2012.

La historia perdida de los 303 chinos masacrados en Torreón durante la Revolución. Julián Herbert narra con gran maestría este hecho olvidado.

A principios del siglo XX, con el mito de modernidad y progreso en el centro del discurso porfirista, un hecho cimbró la historia de México: entre el 13 y el 15 de mayo de 1911, alrededor de 300 chinos —cerca de la mitad de la colonia cantonesa de La Laguna— fueron masacrados por tropas revolucionarias y ciudadanos de Torreón. Se trata de la más grande matanza de chinos en América, un exterminio cargado de falso remordimiento y sinofobia ejemplar. Más de un siglo después, sigue siendo equívoco y escaso el reconocimiento de los hechos en los anales de la historia nacional y regional.

Con ánimo de desahogo e intentar ver los hechos a contraluz de la violencia contemporánea, Julián Herbert ofrece al lector un potente relato que supera la sola descripción de la calamidad. A través de un ojo literario, charlas con taxistas e historiadores, los viajes del autor al escenario del suceso y a los archivos que resguardan testimonios al respecto, La casa del dolor ajeno es una obra audaz que ahonda en una de las principales preocupaciones estéticas de Herbert: poner en entredicho las fronteras entre los géneros literarios.

Obra mestiza que bebe lo mismo de la narrativa que del reportaje, la crónica gonzo, el ensayo y la academia, esta versión del «pequeño genocidio» es, más que una búsqueda de la verdad histórica, un intento por restituir dignidad a un grupo de migrantes.

Literatura Random House
304 págs.

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Que sean fuego las estrellas
Paco Ignacio Taibo II

Los que piensen que no puede haber épica proletaria, que la épica es propiedad de los griegos de las Termópilas, de los jinetes azules de Custer o de los estudiantes del 68, están equivocados: a principios del siglo pasado, entre proletarios de humeantes fábricas oscuras, bares de mala muerte, calles sin farolas, barrios hacinados y sueldos casi inexistentes, se gestó un levantamiento obrero cuya protagonista fue una Cataluña enloquecida, que parecía habitar en un universo distinto.

En este ambicioso proyecto, Paco Ignacio Taibo II recorre los vericuetos del movimiento anarcosindicalista más importante de España, que demostró que tanto el Estado como el «reino» de los burgueses son aparatos que tiemblan ante las multitudes que se rebelan.

Que sean fuego las estrellas es una historia de proletarios y burgueses, y de la reivindicación de aquellos principios que hoy, equivocadamente, parecen de mal gusto: el deseo de justicia y libertad.

Editorial Planeta
496 págs.

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Yo, mono
Nuestros comportamientos a partir de la observación de los primates
Pablo Herreros Ubalde

Las teorías de Darwin fueron tan demoledoras que cambiaron el curso de las ciencias naturales para siempre. El científico declaró en una ocasión que aquellos que estudien las relaciones sociales de los primates habrán hecho más por el conocimiento de la metafísica humana que el filósofo John Locke.

Recogiendo el espíritu de Darwin, Pablo Herreros revisita la historia de los seres humanos a partir de los últimos hallazgos científicos. Este libro traza un apasionante recorrido por la evolución de los primates para explicar comportamientos tan cotidianos y tan supuestamente humanos como el puñetazo del directivo sobre la mesa, las chulerías en las discotecas o los besos. Y es que los primates, al igual que nosotros, tienen emociones, vicios, sufren, se vengan, cotillean, intercambian objetos o servicios, engañan y se disputan el «trono» mediante juegos de poder. Pero esta obra es mucho más. Se creyó tanto en la selección natural que muchos pensadores abrazaron conclusiones equivocadas, como es el caso del darwinismo social. ¿Por qué iba a ayudar un animal a otro cuando supone un coste de energía y alimento? Yo, mono pretende terminar con esta convicción totalmente errónea y mostrar que la cooperación es tan importante para la supervivencia como la competición.

Con un lenguaje claro, directo y no exento de ironía y sentido del humor, Pablo Herreros nos muestra en este libro que, de algún modo, los animales son muy humanos, y los humanos no dejan de ser animales.

Ediciones Paidós
Colección Imago Mundi
248 págs.

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Y hay muchos más...













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sábado, 28 de noviembre de 2015

Recomendaciones de la Librería del Fondo Carlos Monsiváis


Recomendaciones de
la Librería del Fondo Carlos Monsiváis




¡Llegaron!
Fernando Vallejo

En las afueras de Medellín, a mitad de camino entre los pueblos de Envigado y Sabaneta y entre naranjos y limoneros, en la falda de una montaña se alzaba la finca de la infancia, Santa Anita, mirando hacia la carretera. Desde su corredor delantero los abuelos los veían venir. «¡Llegaron!», decían aterrados cuando en la primera curva aparecía el Fordcito atestado de niños, como si fueran la plaga de la langosta.
No. A Santa Anita no la tumbaron ellos, el narrador y sus hermanos: la tumbó el derrumbe de la montaña en que se alzaba, que en una temporada de lluvias se vino abajo y se la llevó. Hoy, cuando el narrador tiene la edad de los abuelos, los días turbios del presente se tiñen de un color azul. Un libro sobre un paraíso perdido en la pluma de uno de los escritores más burlones del idioma.

Alfaguara
176 págs.

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Chaleco antibalas
María Venegas

Con una prosa sobria y fascinante, Chaleco antibalas es el reconocimiento de María Venegas ante el difícil legado de su padre.

Pero helo ahí, parado frente a la barra: un pie sobre el tubo de cromo, en el que encaja el tacón de su bota vaquera, con una cerveza en la mano y los músicos tocando un corrido sólo para él.

Tras catorce años de ausencia, María Venegas regresa a México, desde Estados Unidos, para visitar a su padre José en la hacienda donde él nació. Mientras pasan juntos una temporada, él comparte los recuerdos de su vida. Es así como Venegas consiguen reconstruir el pasado doloroso, violento y enardecido de su padre: desde la última conversación que sostuvieron antes de que él fuera extraditado a México por asesinato, abandonándola a ella y a su familia en Chicago, hasta el orgullo que sintió la madre de José cuando su hijo de sólo doce años mata por primera vez.

Moviéndose entre México y Nueva York, entre pasado y presente, María Venegas reconoce su propia historia y la de José, al tiempo que una cercanía y un entendimiento por las acciones de ambos surgen entre ellos.

La crítica ha dicho:

«Con una prosa multicolor y de distintos matices, [Venegas] transforma el pasado familiar en el retrato de un renegado que vivió su vida al límite entre los hechos y el mito» - The New Yorker

Random House
Colección: Literatura

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La hermana
Sándor Márai

En la cumbre de su fama como pianista, Z. se dirige en tren a Florencia invitado por el gobierno italiano para dar un concierto. Poco antes de cruzar la frontera se siente indispuesto y, tras su actuación, debe ser ingresado en un hospital florentino aquejado de una rara enfermedad vírica. Allí, mientras se debate entre la vida y la muerte, tendrá lugar un diálogo intenso y decisivo con el médico que lo atiende, una indagación sin concesiones sobre el precario equilibrio entre el poder curativo de la ciencia y el espíritu de lucha del paciente. Una noche, presa del delirio causado por la morfina, Z. oye una voz femenina que le susurra: «No quiero que mueras», cuatro palabras que ejercerán de revulsivo y lo llevarán a replantearse aspectos fundamentales de su vida. Así, ante el ineludible encuentro con el dolor y la enfermedad, a Z. sólo le queda bucear en los límites de su ser y de sus fantasmas personales.

Este relato sobre la intensa relación que puede darse entre médico y enfermo, tratada con elegancia y extremada lucidez, es otro claro exponente del talento y la especial sensibilidad del gran autor húngaro para llegar a las fibras más íntimas del ser humano, aquellas emociones que trascienden las fronteras geográficas, los momentos históricos y las diferencias culturales.

Editorial Salamandra
Colección: Narrativa
Traducción de Mária Szijj

256 págs.

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domingo, 22 de noviembre de 2015

Primeras líneas... Don Quijote en 5 versiones



Primeras líneas...

El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha

en tres idiomas
(con dos versiones en español, una en inglés y dos en francés)

Ya habíamos publicado en este blog (aquí) las primeras líneas (de hecho, un fragmento más extenso) de Don Quijote, en dos idiomas, español e inglés. Ahora, debido a la publicación de la nueva versión en español moderno, de Andrés Trapiello, publicamos una versión aumentada de estas primeras líneas.

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Don Quijote de la Mancha

Primera parte

Capítulo primero

Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo
don Quijote de la Mancha

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino.

[Versión original en castellano de Miguel de Cervantes]

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Don Quijote de la Mancha

Capítulo Primero

Que trata de la condición y costumbres del famoso
y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía no hace mucho un hidalgo de los de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor. Consumían tres partes de su hacienda una olla con algo más de vaca que carnero, ropa vieja casi todas las noches, huevos con torreznos los sábados, lentejas los viernes y algún palomino de añadidura los domingos. El resto de ella lo concluían un sayo de velarte negro y, para las fiestas, calzas de terciopelo con sus pantuflos a juego, y se honraba entre semana con un traje pardo de lo más fino.

[Versión en español actual de Andrés Trapiello]

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Don Quixote

Chapter I

Which treats of the character and pursuits of the famous gentleman
Don Quixote of la Mancha

In a village of la Mancha, the name of which I have no desire to call to mind, there lived not long since one of those gentlemen that keep a lance in the lance-rack, an old buckler, a lean hack, and a greyhound for coursing. An olla of rather more beef than mutton, a salad on most nights, scraps on Saturdays, lentils on Fridays, and a pigeon or so extra on Sundays, made away with three-quarters of his income. The rest of it went in a doublet of fine cloth and velvet breeches and shoes to match for holidays, while on week-days he made a brave figure in his best homespun.

[Traducción al inglés de John Ormsby]

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L'Ingénieux Hidalgo Don Quichotte de la Manche

Chapitre Premiere

De la condition et des occupations du fameux gentilhomme
Don Quichotte de la Manche

En un village de la Manche, du nom dequel je ne me veux souvenir, demeurait, il n'y a pas longtemps, un gentilhomme de ceux qui ont lance au râtelier, targe antique, roussin maigre et levrier bon coureur. Une marmite, avec un peu plus de bœuf que de mouton, un saupiquet la plupart du temps à souper, des œufs et du lard les samedis, des lentilles le vendredi et quelque pigeonneau de surcroît les dimanches, consommaient les trois parts de son bien. Le reste s'employait en une saie de fin drap et en des chausses de velours pour les fêtes, avec ses pantoufles de même, et les jours ouvriers il se parait de son gris de minime de plus fins.

[Traducción al francés de César Oudin. Gallimard, 1988]

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L'Ingénieux Hidalgo Don Quichotte de la Manche

Chapitre Premiere

Oú l'on dit qui était le fameux don Quichotte de la Manche
et quelles étaient ses occupations

Dans un village de la Manche, dont je ne veux pas me rappeler le nom, vivait il n'ya pas longtemps un de ces gentilshommes avec lance au râtelier, bouclier de cuir à l'ancienne, levrette pour la chasse et rosse efflanquée. Du bouilli où il entrait plus de vache que de moutton, du hachis presque tous les soirs, des œufs au lard le samedi, le vendredi des lentilles et, le dimanche, un pigeonneau pour améliorer l'ordinaire, voilà qui mangeait les trois quarts de son revenu. Un justaucorps pour les jours de fête, et l'habit de bonne serge dont il se contentait les jours de semaine absorbaient le reste.

[Traducción al francés de Aline Schulman. Éditions du Seuil, 2001]