jueves, 22 de agosto de 2019

Recomendaciones de la Librería del Fondo Carlos Monsiváis


Recomendaciones 
de la Librería del Fondo Carlos Monsiváis





Un hombre malo
Dathan Auerbach

Un hombre malo te perturbará de forma lenta pero segura… [Auerbach] exprime el terror de los días y las noches de la Florida semiurbana. Hace que el tiempo se detenga hasta que la obra se termina de leer.
Bookreporter

Un día cualquiera, en un pequeño pueblo en Florida, un adolescente va al supermercado con su hermanito de tres años. Todo parece normal hasta que, repentinamente, el niño desaparece.

Cinco años después, sin ningún hallazgo y con la familia deshecha, Ben decide entrar a trabajar a la misma tienda. Poco a poco comienzan a aparecer pistas acompañadas de personajes oscuros, elementos irreconocibles, olores fétidos. Hay algo extraño en la atmósfera; la maldad cohabita en los trabajadores del supermercado, en la gente del pueblo, en la policía misma. Pero su incansable búsqueda y su desesperada necesidad de saber la verdad le cobran un precio muy caro: debió ver las señales, escuchar las advertencias, ignorar las pistas, detenerse cuando ya estaba muy cerca… simplemente dejar de buscar.

Océano
Colección El Día Siguiente
476 págs.

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Los años heridos
Fritz Glockner

La historia de la guerrilla en México 1968-1985

Son más de 20 años los que el historiador Fritz Glockner ha dedicado a entrelazar estas letras que recorren su vida familiar y la exhaustiva investigación sobre los mecanismos de represión que el Estado ha usado contra los grupos opositores: asesinato, tortura, desaparición forzada, control de información; que en conjunto denomina «guerra de baja intensidad».

La guerrilla existe en nuestro país y nadie la había detallado como Glockner. Se han expuesto muchas teorías sobre ella, pero ninguna va desde las entrañas de su organización ni conoce las tensiones e inconsistencias al interior de cada grupo.

Los años heridos cubre los datos que faltaban o que estaban equivocados.

Fritz Glockner nombra a los fantasmas que el estado ha querido ocultar y hace de su memoria una parte vital de la historia del país.

Fritz Glockner (Puebla de Zaragoza, México, 1961) estudió Historia en la Universidad Autónoma de Puebla. Es escritor, historiador y periodista; en 1994 fue uno de los principales encargados de prensa de la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas. Finalista del X Premio Rodolfo Walsh 1997 por Veinte de cobre y becario del FONCA 2010, se ha desempeñado como profesor en la Universidad Iberoamericana, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Darmouth College y en la maestría de Escritura Creativa, en Iowa. Actualmente es director de la red de librerías Educal.

Planeta
Colección Ensayo
592 págs.

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Historia del nombre y de la fundación de México
Gutierre Tibón

Por vez primera en la historia de la toponimia universal se consagra un estudio de tal magnitud al nombre de un lugar: México. Ya que el nombre de México está indisolublemente ligado con el mito de su fundación, el autor ha investigado el pensamiento esotérico mesoamericano y su simbología, con lo que hace interpretaciones nuevas y sorprendentes.

Fondo de Cultura Económica
Colección Historia
Prólogo de Jacques Soustelle
1a. ed., 1975; 3a. ed., 1993; 5a reimpresión, 2018
893 págs.

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lunes, 19 de agosto de 2019

Cadáveres en la playa, de Ramiro Pinilla





Cadáveres en la playa
de Ramiro Pinilla

Jesús Guerra

Cadáveres en la playa (Tusquets, 2014) es el tercer caso del detective vizcaíno Samuel Esparta (el primero es Sólo un muerto más [Tusquets, 2009], y el segundo El cementerio vacío [Tusquets, 2013]), escritos por Ramiro Pinilla (Bilbao, Vizcaya, 13 de septiembre de 1923-Baracaldo, Vizcaya, 23 de octubre de 2014). El narrador vivió 91 años y publicó alrededor de 25 libros y yo he venido a conocerlo a través de su última novela, cinco años después de publicada y, por tanto, cinco años después de su muerte: Tusquets la editó, en España y México, el mismo mes del fallecimiento del autor, octubre de 2014. Así son los libros, una vez impresos adquieren una vida propia.

Ramiro Pinilla tuvo una carrera literaria un tanto extraña. En 1957 se ganó el Premio Mensajero por El ídolo; en 1959 el Premio Mansilla por Soporte para una mesa; en 1960 el Premio Nadal por Las ciegas hormigas; en 1962 el Premio de la Crítica (también por Las ciegas hormigas) y en 1971 fue finalista del Premio Planeta por Seno. Y en ese momento se retiró del mundo literario nacional y se recluyó en el ambiente literario de Bilbao, autoeditándose en una pequeña editorial fundada por él y distribuyendo sólo a nivel local.

No fue sino hasta el año 2004 que una editorial grande, Tusquets, comenzó a publicarlo y a distribuir sus libros no sólo a nivel nacional sino internacional: La trilogía Verdes valles, colinas rojas (compuesta por La tierra convulsa [2004], Los cuerpos desnudos [2005] y Las cenizas del hierro [2005]), La higuera (2006), Sólo un muerto más (2009), Los cuentos (2011), Aquella edad inolvidable (2012), El cementerio vacío (2013) y Cadáveres en la playa (2014).

Y el autor comenzó a ganar premios de nuevo: Premio Euskadi de Literatura en castellano por La tierra convulsa; Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa por Las cenizas del hierro; y otra vez el Premio Euskadi de Literatura en castellano por Aquella edad inolvidable. Fue un hombre de convicciones, marcado por la guerra civil y por la dictadura franquista, y un estupendo narrador que ha dejado una obra importante en nuestra lengua, una obra que haríamos bien en leer.

Como toda buena novela policiaca contemporánea, Cadáveres en la playa nos cuenta un caso terrible, narrado con una prosa despejada que no deja de lado el sentido del humor. La historia se ubica en la ciudad de Getxo (así se escribe en vasco, en español se escribe como se pronuncia: Guecho) en el año 1972. El personaje central es Sancho Bordaberri, un cincuentón dueño de una librería y papelería, que de joven quería escribir novelas policiacas y se dio cuenta que carecía de la imaginación necesaria para lograrlo, sin embargo, a lo largo de los años ha realizado un par de investigaciones criminales y luego las ha escrito como novelas (que son los dos primeros casos de esta miniserie). Como es admirador de las obras de Dashiell Hammett y de Raymond Chandler, cuando actúa como investigador en el pueblo, toma el nombre de Samuel Esparta, en homenaje a Sam Spade. Se pone una gabardina y un sombrero americano (que en su personalidad del librero Sancho Bordaberri jamás utiliza), se compra unos cigarrillos Lucky Strike y con la ayuda de su ayudante en la librería, antes la joven, ahora la señora Koldobike, pone manos a la obra. Para él los términos caso y novela son intercambiables, porque al investigar está pensando también en la novela que escribirá.




El caso arranca cuando llega a su oficina de la librería una mujer más o menos de la misma edad de Sancho, llamada Juana Ezquiaga, quien le pide que investigue la muerte de su novio, Estebe Barrondo, ocurrida 35 años atrás, es decir, en 1937, durante la guerra civil (1936-1939). En el presente de la novela (1972), las corrientes marinas se están llevando la arena de la playa del pueblo. El nivel ha disminuido de manera alarmante. Y el antiguo «bañero» del pueblo (es decir, el empleado municipal que ayuda a los bañistas de la playa rentándoles sillas y sombrillas), llamado Higinio Sanjuanena, que tiene más de 90 años, sabe que en algún momento la playa desvelará su secreto, así que él decide, a pesar de que la dictadura franquista continúa, contarle a Juana lo que presenció una noche de 1937, escondido y sin que nadie lo supiera nunca: el asesinato de varias personas en la playa por tres falangistas, y cómo, cuando éstos estaban enterrando a los muertos en la playa, llegó un hombre con un cadáver en una carretilla de madera, habló con los falangistas, y echó el cadáver en la misma fosa. Y una de las pocas cosas que pudo escuchar fue el nombre del muerto de la carretilla: Estebe Barrondo.

Pero Juana Ezquiaga no sólo le lleva a Sancho/Samuel un misterio y un testimonio, sino los nombres de cuatro sospechosos: los integrantes del grupo de amigos de Estebe: el propio hermano del asesinado, Sergio Barrondo, y los tres amigos: Peru Mugarte, Xabier Pagoeta y Jokin Arzubialde. ¿Por qué ellos? Porque los cuatro estaban enamorados de ella y porque la noche en que desapareció Estebe (que en ese tiempo vivía en la casa de los padres de Juana, al igual que se hermano Sergio, porque habían desertado del ejército poco antes de la caída de Bilbao, y era menos probable que los encontraran ahí que en su propia casa) se escuchó en la calle un silbido particular, el que utilizaban los cinco amigos para llamarse unos a otros. Ese silbido fue la causa de que Estebe saliera a la calle la noche en que desapareció.

Samuel/Sancho no está convencido. Le parece que el asesino pudo ser otra persona ya que eran tiempos en que la violencia de los falangistas azotaba a toda España, y los cinco amigos eran desertores. Se pregunta cómo le va a hacer para investigar un crimen cometido 35 años atrás. Pero el caso le interesa. Ya imagina la novela que escribirá.

La novela es sumamente interesante y está muy bien escrita, lo que permite una lectura rapidísima. Además, está aderezada de elementos humorísticos deliciosos a pesar de la seriedad del caso investigado. Es una obra rica que muestra el ambiente social de los últimos años del franquismo, en la cual hasta se hacían apuestas en los bares con fechas para la muerte del dictador. Muy recomendable.

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Cadáveres en la playa. Ramiro Pinilla. Tusquets Editores, colección Andanzas. 1a. ed., España y México, octubre de 2014. 242 págs.




jueves, 8 de agosto de 2019

Siempre nos quedará París, de Ray Bradbury





Siempre nos quedará París
de Ray Bradbury

Jesús Guerra

Ray Bradbury nació en 1920 y murió en 2012, a los 91 años. Su primer libro de cuentos (Dark Carnival) lo publicó en 1947 (tendría 26 o 27 años) y el último (A Pleasure to Burn) en 2010, a los 89 o 90. Entre esas fechas publicó libros de no ficción, guiones de cine, guiones de televisión, teatro, poesía, novelas y, sobre todo, cuentos. Publicó alrededor de 37 libros de cuentos. El penúltimo que publicó (en 2009) se llama Siempre nos quedará París (We'll always have Paris: stories), la famosa frase con la que se despiden los personajes centrales de la película Casablanca (Michael Curtiz, 1942), Rick e Ilsa, es decir Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. El libro en cuestión no se publicó en nuestro idioma sino hasta 2015, con traducción de Miguel Antón, en España en abril y en México en septiembre, por la Editorial Planeta bajo el sello editorial Minotauro.

Siempre nos quedará París contiene 21 cuentos y un poema, además de una brevísima introducción del autor, en la cual, después de señalar que «Massinello Pietro» (el relato que abre la colección) es su preferido, apunta: «El resto de los relatos, uno tras otro, me los ha inspirado la vida, desde mi juventud hasta la mediana edad y estos últimos años. Todos y cada uno de ellos han sido una pasión. Los escribí porque tuve que hacerlo.»

Aquí encontramos por lo menos una de las posibles variantes de lo que puede suceder cuando tienen un encuentro la madre de un joven fallecido y el joven que ha recibido uno de los órganos del muerto («La visita»); un encuentro fortuito entre dos hombres aparentemente diferentes en las calles semidesiertas de la noche parisina («Siempre nos quedará París»); la narración deliciosamente ambigua de los problemas de un matrimonio cuando cambian de parejas («Dobles»); el relato sorprendente del caso del perro de un sacerdote que realiza las labores de su dueño ante los moribundos de un hospital («Pater Caninus»). Encontramos a una mujer que se ha dado cuenta de la enorme importancia de las lecturas de su marido en su matrimonio («Encuentro literario»); y a una pareja que inventa un personaje femenino que les ayuda en su comunicación, relato que parece advertirnos que hay que tener cuidado con los personajes que creamos, o los fantasmas que cargamos, o quizá las fantasías a las que pasamos a la sala («La señorita Appletree»).


«Si los caminos vuelven a cruzarse» es uno de esos relatos fascinantes, reflexivos, ambiguos y poéticos de la producción de Bradbury. No requiere de muchas páginas para introducirnos en una especie de burbuja desde la que podemos ver la vida desde otras perspectivas. Los personajes centrales son un hombre y una mujer que son novios desde hace unos pocos meses y no es sino hasta ese momento que se ponen a conversar sobre la vida de cada uno de ellos en años anteriores que descubren algunas coincidencias asombrosas, que pueden tener implicaciones para su futuro...

En «Remembranza, Ohio» los lectores no sabemos quiénes son realmente los personajes, esa pareja a la que seguimos y escuchamos su conversación, no sabemos qué quieren hacer, de dónde vienen, por qué están en donde están, sin embargo, el autor nos mantiene pegados al libro. Suponemos que al terminar de leer el relato encontraremos las respuestas, pero es posible que encontremos más preguntas. Y es que la ambigüedad y cierta voluntaria confusión son algunas de las características del libro.

«Corazón de manzana Baltimore» es uno de los títulos que no entendemos sino hasta las últimas líneas del relato, que, si no trata precisamente de una venganza, trata por lo menos de una especie de desahogo. Y «Charla de desalmohada» es un cuento tierno, breve, simpático y casi completamente dialogado, que perfectamente podría funcionar como guion para un cortometraje. Si este relato tuviera un tema musical sería la canción «I'm Not in Love» del desaparecido grupo 10cc.
Edición en Booket

Siempre están por ahí, en las orillas existenciales de la sociedad, al margen, por lo general, de los caminos que recorren las personas comunes, que tienen ocupaciones serias, que son responsables y tienen familia. Siempre hay alguno de estos marginales que sonríen, aunque los demás no entiendan por qué, y que parecen más felices que las personas con rutinas, que cumplen con su deber. Al caminar parece que bailan, que escuchan una música que los demás no oyen, y les dan de comer a las palomas en las plazas, y a los gatos y a los perros callejeros. De un personaje de este tipo trata el relato que a Bradbury más le gustaba de esta colección, «Massinello Pietro». Cuando lo lean, entenderán por qué.

En esta colección de relatos sólo hay uno de ciencia-ficción: «Lejos de casa», típico de Bradbury, estupendo, en el que de nuevo nos hace viajar a Marte, desde una Tierra que sigue en los años 50. Pero tiene cuentos extraños («Venga conmigo»), nostálgicos (un hombre viejo narra un episodio de su infancia —¿el propio Bradbury?— en «Veraniega Pietà»), siniestros («Cuando la rama se quiebra»), tristes («Llegada y salida»), extravagantes («Risas postreras»), aciagos («Los campos crepusculares»), macabros («El asesinato») e inquietantes y visionarios («Mamá Perkins viene para quedarse»).

No creo, personalmente, que éste sea uno de los mejores libros de cuentos de Ray Bradbury, y sin embargo contiene algunos relatos memorables. Lo que sucede es que nos dejó malacostumbrados. Incluso cuando no es de lo mejor, el libro es interesante, ameno y profundo. Es Bradbury. Como dice el texto de contraportada: «Por suerte, siempre nos quedará Bradbury».

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Siempre nos quedará París. Ray Bradbury. Traducción de Miguel Antón. Editorial Planeta bajo el sello editorial Minotauro (España, abril 2015; México, septiembre 2015). 208 págs.