El último
Dickens
de Matthew Pearl
Jesús Guerra
Hace ya unos años publiqué en este blog mi reseña de la primera novela de Matthew Pearl, El club Dante, la cual se convirtió en un bestseller y con ello su autor se hizo famoso (te puede interesar leer esa reseña, porque ahí apunto algunos datos que no repetiré aquí). El Club Dante se publicó, tanto en inglés como en español, en 2003, y El último Dickens, la novela que les comento a continuación, en 2009. Ninguna de las dos es precisamente una novedad editorial, pero son tan buenas que siguen a la venta, tanto en versión impresa como en digital.
Entre estas dos novelas publicó La sombra de Poe, en 2007, y después de su novela de 2009 publicó Los tecnólogos, en 2012 (que hasta donde sé fue su última obra traducida al español), The Last Bookaneer (2015), The Dante Chamber (2018, que es una especie de continuación de El club Dante, pero ahora ubicada en Londres, pues la primera se desarrolla en Boston), y The Taking of Jemima Boone: Colonial Settlers, Tribal Nations, and the Kidnap That Shaped America (2021, que es el primer libro suyo que no es de ficción). Por los puros títulos se puede deducir el género al que pertenecen sus novelas: el misterio literario histórico.
Charles Dickens acababa de enviar a sus editores la sexta entrega, de doce, de su novela El misterio de Edwin Drood (en el siglo XIX las novelas se publicaban «por entregas», en revistas, en periódicos o en cuadernillos) cuando murió sorpresivamente, el 9 de junio de 1870, a los 58 años. Para sus editores ingleses esto significó (además de la pérdida de su autor más famoso y querido) que publicarían una novela inconclusa, pero sabían que se vendería bien por ser lo último que escribió Dickens. Pero para sus editores norteamericanos el asunto era muy distinto.
Resulta que los Estados Unidos en esa época aún no había firmado los convenios internacionales que serían después las leyes de los derechos de autor, así que los editores de Dickens en EE. UU., Fields & Osgood, de Boston, recibían los textos de sus autores, los publicaban (y su ganancia se debía a que eran los primeros en publicarlos en ese país), pero sus competidores tranquilamente podían luego, copiando los textos de los volúmenes de Fields & Osgood, hacer ediciones baratas, que técnicamente eran ediciones piratas, pero que en Estados Unidos no eran ilegales aún.
Los editores de la competencia, de Nueva York, les pagaban buen dinero a los ladrones especializados en manuscritos literarios, llamados por los editores bookaneers (que suena, en inglés, a bucanero, pero escrita en la primera parte con la palabra libro, book), pues de esta manera podían sacar sus ediciones antes que las oficiales y ganar más.
Poco después de que los socios de Fields & Osgood se enteraron de la muerte de Dickens, enviaron al puerto al joven que se encargaba de recoger los manuscritos que les llegaban de Inglaterra, Daniel Sand, para recoger la sexta, y ahora última entrega de El misterio de Edwin Drood, pero unas horas después supieron que el muchacho murió en circunstancias misteriosas en el puerto, y que el manuscrito que debió recoger no se encontraba por ninguna parte. De inmediato pidieron a Londres, por telégrafo, una nueva copia de la sexta entrega de la novela, pues sabían que cualquiera de sus competidores que consiguiera esa entrega robada en Boston les haría perder mucho dinero. Para empeorar las cosas, Osgood & Fields se encontraba casi al borde de la quiebra y su única esperanza de salvar la editorial era, precisamente, la venta de la novela de Dickens.
Entonces, James R. Osgood (el Osgood de Fields & Osgood) decidió, junto con su socio, que tendría que ir a Inglaterra, a la casa de Dickens, y a donde fuera necesario, para investigar cuanto pudiera acerca de la última novela de Dickens. Cuál era el origen de la idea de la novela, cuál era el final planeado para el libro, cualquier cosa que les ayudara a darle un plus a su edición norteamericana de la novela inacabada del gran maestro. Oswood se llevó, para que lo ayudara en sus investigaciones en Inglaterra, a su asistente, Rebecca Sand —la hermana del joven que murió en el puerto en Boston—, en una época en que había muy pocas mujeres trabajando en oficinas en Boston, y mucho menos acompañando a su jefe en un viaje transatlántico...
Las
novelas de Matthew Pearl son de ese tipo de libros en los que se aprenden
muchas cosas, pues, aunque la parte central es ficción, están basados en una
minuciosa investigación, y una buena parte de los personajes de sus novelas son
personajes históricos reales. El último Dickens es una combinación de
novela de aventuras y de thriller policiaco, muy bien equilibrada y dosificada,
en la que se mezclan, de maneras muy extrañas, pero perfectamente realistas e
históricas, la literatura, el teatro, las ediciones de libros, la piratería
editorial, el tráfico de opio, la mafia de la época, el bajo mundo londinense,
las celebridades, la locura y las subastas... entre otras cosas.
Además, una parte de la novela se desarrolla tres años antes, en 1867, en Boston, en lo que fue la última gira de lecturas de Charles Dickens en los Estados Unidos (en el área de Boston y Nueva York), que no sólo brinda claves para la solución del misterio central, sino que también sirve para mostrarnos un fragmento de la vida de Dickens, un autor tan leído y admirado que en nuestra época sólo podríamos compararlo con un actor famoso o una estrella de la música pop.
El misterio de Edwin Drood es quizá la novela inconclusa más famosa de la historia de la literatura. Se han publicado —sobre todo, por supuesto, en el ámbito de la lengua inglesa—, adaptaciones cinematográficas, radiales, televisivas y teatrales, algunas de las cuales aportan “su final”, y se han publicado tanto ensayos y teorías, como continuaciones de la novela para darle una conclusión. Pero del final que tenía pensado Charles Dickens para su novela no se sabe nada. La solución de El último Dickens es inteligente e ingeniosa, y la novela es brillante, por momentos fascinante, sumamente interesante, entretenida y emocionante.
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El último Dickens. Matthew Pearl. Traducción de Manu Berástegui. Alfaguara (1a. ed. en México: agosto de 2009). 500 págs.
. . . . .
Te puede interesar:
* Reseña de El club Dante, de Matthew Pearl
de Matthew Pearl
Jesús Guerra
Hace ya unos años publiqué en este blog mi reseña de la primera novela de Matthew Pearl, El club Dante, la cual se convirtió en un bestseller y con ello su autor se hizo famoso (te puede interesar leer esa reseña, porque ahí apunto algunos datos que no repetiré aquí). El Club Dante se publicó, tanto en inglés como en español, en 2003, y El último Dickens, la novela que les comento a continuación, en 2009. Ninguna de las dos es precisamente una novedad editorial, pero son tan buenas que siguen a la venta, tanto en versión impresa como en digital.
Entre estas dos novelas publicó La sombra de Poe, en 2007, y después de su novela de 2009 publicó Los tecnólogos, en 2012 (que hasta donde sé fue su última obra traducida al español), The Last Bookaneer (2015), The Dante Chamber (2018, que es una especie de continuación de El club Dante, pero ahora ubicada en Londres, pues la primera se desarrolla en Boston), y The Taking of Jemima Boone: Colonial Settlers, Tribal Nations, and the Kidnap That Shaped America (2021, que es el primer libro suyo que no es de ficción). Por los puros títulos se puede deducir el género al que pertenecen sus novelas: el misterio literario histórico.
Edición original en inglés |
Charles Dickens acababa de enviar a sus editores la sexta entrega, de doce, de su novela El misterio de Edwin Drood (en el siglo XIX las novelas se publicaban «por entregas», en revistas, en periódicos o en cuadernillos) cuando murió sorpresivamente, el 9 de junio de 1870, a los 58 años. Para sus editores ingleses esto significó (además de la pérdida de su autor más famoso y querido) que publicarían una novela inconclusa, pero sabían que se vendería bien por ser lo último que escribió Dickens. Pero para sus editores norteamericanos el asunto era muy distinto.
Resulta que los Estados Unidos en esa época aún no había firmado los convenios internacionales que serían después las leyes de los derechos de autor, así que los editores de Dickens en EE. UU., Fields & Osgood, de Boston, recibían los textos de sus autores, los publicaban (y su ganancia se debía a que eran los primeros en publicarlos en ese país), pero sus competidores tranquilamente podían luego, copiando los textos de los volúmenes de Fields & Osgood, hacer ediciones baratas, que técnicamente eran ediciones piratas, pero que en Estados Unidos no eran ilegales aún.
Edición italiana |
Los editores de la competencia, de Nueva York, les pagaban buen dinero a los ladrones especializados en manuscritos literarios, llamados por los editores bookaneers (que suena, en inglés, a bucanero, pero escrita en la primera parte con la palabra libro, book), pues de esta manera podían sacar sus ediciones antes que las oficiales y ganar más.
Poco después de que los socios de Fields & Osgood se enteraron de la muerte de Dickens, enviaron al puerto al joven que se encargaba de recoger los manuscritos que les llegaban de Inglaterra, Daniel Sand, para recoger la sexta, y ahora última entrega de El misterio de Edwin Drood, pero unas horas después supieron que el muchacho murió en circunstancias misteriosas en el puerto, y que el manuscrito que debió recoger no se encontraba por ninguna parte. De inmediato pidieron a Londres, por telégrafo, una nueva copia de la sexta entrega de la novela, pues sabían que cualquiera de sus competidores que consiguiera esa entrega robada en Boston les haría perder mucho dinero. Para empeorar las cosas, Osgood & Fields se encontraba casi al borde de la quiebra y su única esperanza de salvar la editorial era, precisamente, la venta de la novela de Dickens.
Otra edición en inglés |
Entonces, James R. Osgood (el Osgood de Fields & Osgood) decidió, junto con su socio, que tendría que ir a Inglaterra, a la casa de Dickens, y a donde fuera necesario, para investigar cuanto pudiera acerca de la última novela de Dickens. Cuál era el origen de la idea de la novela, cuál era el final planeado para el libro, cualquier cosa que les ayudara a darle un plus a su edición norteamericana de la novela inacabada del gran maestro. Oswood se llevó, para que lo ayudara en sus investigaciones en Inglaterra, a su asistente, Rebecca Sand —la hermana del joven que murió en el puerto en Boston—, en una época en que había muy pocas mujeres trabajando en oficinas en Boston, y mucho menos acompañando a su jefe en un viaje transatlántico...
Edición de bolsillo |
Además, una parte de la novela se desarrolla tres años antes, en 1867, en Boston, en lo que fue la última gira de lecturas de Charles Dickens en los Estados Unidos (en el área de Boston y Nueva York), que no sólo brinda claves para la solución del misterio central, sino que también sirve para mostrarnos un fragmento de la vida de Dickens, un autor tan leído y admirado que en nuestra época sólo podríamos compararlo con un actor famoso o una estrella de la música pop.
El misterio de Edwin Drood es quizá la novela inconclusa más famosa de la historia de la literatura. Se han publicado —sobre todo, por supuesto, en el ámbito de la lengua inglesa—, adaptaciones cinematográficas, radiales, televisivas y teatrales, algunas de las cuales aportan “su final”, y se han publicado tanto ensayos y teorías, como continuaciones de la novela para darle una conclusión. Pero del final que tenía pensado Charles Dickens para su novela no se sabe nada. La solución de El último Dickens es inteligente e ingeniosa, y la novela es brillante, por momentos fascinante, sumamente interesante, entretenida y emocionante.
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El último Dickens. Matthew Pearl. Traducción de Manu Berástegui. Alfaguara (1a. ed. en México: agosto de 2009). 500 págs.
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* Reseña de El club Dante, de Matthew Pearl