Herejes
(serie Mario Conde 8)
de Leonardo Padura
Jesús Guerra
Leonardo Padura, escritor cubano nacido en La Habana en
1955, no es sólo uno de mis autores favoritos sino también uno de los autores
favoritos de muchos lectores del planeta, de varios idiomas, pues Padura es,
quizá, el escritor cubano vivo más leído en el mundo. Y aunque es muy crítico
del régimen político que gobierna a Cuba, él sigue viviendo en su país y en su
ciudad, Cuba publica sus libros, y en 2012 hasta le dieron el Premio Nacional
de Literatura. Aquí y en otras publicaciones he comentado una buena parte de
sus libros, como los de la serie del detective Mario Conde: Pasado perfecto, Vientos de Cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway, La neblina del ayer
y La cola de la serpiente, y basada en los cuatro primeros libros
del Conde reseñé la miniserie de televisión Cuatro estaciones en LaHabana. También comenté otros libros suyos, Aquello estaba deseando ocurrir, que es una recopilación de sus cuentos, y el guion literario
de la película Regreso a Ítaca, y ya que estaba en eso, reseñé
también la película (Retour à Ithaque, Francia, Bélgica, 2014),
dirigida por el francés Laurent Cantet, que se hizo a partir de dicho guion.
En esta entrada comento el octavo libro de la serie de
Mario Conde, llamado Herejes, que apareció en el año 2013 (este año se
publicó la novena novela de la serie, llamada La transparencia del tiempo,
que espero comentar aquí en unas cuantas semanas). Todos los libros mencionados
se consiguen con facilidad, y han sido publicados por Tusquets Editores.
Herejes es —o era, por lo menos hasta el momento en que se publicó—, el
libro más ambicioso de la serie y el más amplio pues tiene 516 páginas con una
tipografía un poco más pequeña que la de sus libros anteriores, así que es,
básicamente, un librote y un librazo, y es, también, el que tiene la estructura
más extraña... En realidad, en principio, tiene la estructura más lógica para que
los lectores no nos perdamos y podamos seguir la compleja trama hasta el final.
Pero desde un punto de vista «artístico», por llamarlo de alguna manera, quizá,
es rara su estructura porque cada una de las tres partes en que está dividida
la novela parece una novela autónoma, o casi autónoma, aunque entendemos la
relación que existe entre las tres historias, y no es sino hasta que llegamos a
las últimas páginas del libro que vemos cómo todo se une, de manera espléndida
y satisfactoria. Esta «autonomía» de cada historia, y el hecho de que cada una
esté en un sólo bloque (independientemente de los saltos temporales que se dan
al interior de cada historia, de cada bloque), nos obligan, casi, a comenzar a
leer una novela diferente cada vez que empezamos una nueva parte del libro, y
nos hace «olvidarnos» de la historia anterior durante un buen número de
páginas. Eso es lo que a mí me parece extraño en esta estructura, por lo menos
por tratarse de una novela de Padura.
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Edición en inglés |
El libro, entonces, está dividido en tres partes y una
breve conclusión, que llevan los siguientes títulos:
«Libro de Daniel», «Libro de Elías», «Libro de Judith» y
la conclusión se llama «Génesis».
En el «Libro de Daniel» un pintor judío que radica en
Nueva York, llamado Elías Kaminsky, llega a La Habana en 2007, y contrata a
Mario Conde para que lo ayude a encontrar la solución a dos misterios
relacionados con su familia y con La Habana. Para eso, Elías tiene que contarle
al Conde una larga historia familiar: su padre, Daniel, era un judío polaco que
llegó de niño a vivir a La Habana, con un hermano de su padre que ya vivía en
esa ciudad, Joseph Kaminsky, un estupendo talabartero que en Cuba llegó a ser
conocido como Pepe Cartera. El año en que llegó fue 1939, a inicios de la
Segunda Guerra Mundial. Meses después llegarían su padre, su madre y su
hermana, a bordo de un barco que había salido de Alemania, con casi mil judíos,
a quienes los nazis habían dejado salir sólo con una maleta por persona. Traían
visados para desembarcar en Cuba, pero por las presiones de Estados Unidos, y
por la corrupción del gobierno cubano de esa época, a la hora de la hora, no
los dejaron desembarcar.
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Edición francesa |
Los Kaminsky del barco habían logrado sacar, en una de las
maletas, un pequeño cuadro pintado por Rembrandt, que había pertenecido a la
familia desde hacía 300 años, y lo pensaban usar para comprar su permiso de
desembarco en Cuba. Pero las autoridades no lo permitieron y el barco salió del
puerto cubano. El capitán del S.S. Saint Louis todavía intentó que los
Estados Unidos, y luego Canadá, permitieran el desembarco de esos mil judíos,
pero no lo logró, así que nave y pasajeros regresaron a Europa. Y la mayoría de
ellos murió un par de años después en los campos de concentración nazis. Esto
es histórico. Real. Un episodio vergonzoso tanto de la historia cubana como de
la norteamericana y la canadiense. Pero ¿qué sucedió con el cuadro? Elías
Kaminsky le dice al Conde que esa pintura, acaba de ser anunciada para salir a
subasta próximamente en una galería de Londres.
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Edición francesa de bolsillo |
Pero esto no es todo, Elías, para que la comprensión de
las dimensiones del problema y de la situación le queden claras al Conde, le
cuenta la historia de su padre, Daniel Kaminsky, el niño judío polaco que llegó
a vivir a Cuba en 1939, cómo se cubanizó y cómo, a fines de los años 50, se fue
a vivir a Miami, a donde llegarían después la mayor parte de los judíos ya
cubanizados de la isla.
En esta parte de la novela se produce la investigación del
Conde para saber qué sucedió con el cuadro, y con el otro misterio relacionado,
que no les puedo mencionar para no echarles a perder su propia lectura.
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Edición italiana |
La segunda parte de la novela, «Libro de Elías», cuenta la
historia de otro judío, Elías Ambrosius Montalbo de Ávila, en Ámsterdam, en
1643. Elías Ambrosius es un joven que lo que más desea es ser pintor, y para
ello quiere ser aprendiz del pintor de la ciudad al que más admira, Rembrandt.
Pero este deseo suyo implica romper una de las leyes de los judíos, la que les
impedía representar imágenes...
La tercera parte, «Libro de Judith», se desarrolla de
nuevo en La Habana, en junio de 2008, casi un año después de la visita del
pintor norteamericano a Cuba, y aquí Mario Conde investiga la desaparición de
una adolescente de la isla, hija de un político cubano en desgracia pues lo
investigan por corrupción. Esta muchacha es una emo, una de las tribus urbanas
de nuevos jóvenes cubanos que simple y sencillamente no creen en nada, sobre
todo de lo relacionado con la política y con la revolución de su país, quienes,
finalmente, lo que buscan, cada tribu urbana a su manera, es libertad.
Tres historias que terminan uniéndose de maneras
inesperadas, a lo largo, pero sobre todo al final de la novela; tres historias
interesantísimas que, como de costumbre en el caso de Padura, nos dicen muchas
cosas acerca no sólo de la Cuba contemporánea sino del ser humano en general.
La idea central que resuena a lo largo de las páginas de esta obra es que la
herejía en realidad es el nombre que las religiones, primero, y la sociedad,
después, le dan a la búsqueda de algunas personas de un espacio de libertad
individual.
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Edición brasileña |
Herejes continúa también, no podía ser de otra manera, contándonos la
historia de Mario Conde, Tamara, sus amigos, y también sus nostalgias, sus
deseos y sus frustraciones. El Conde tiene, al finalizar la obra, casi 53 años,
y casi 20 de haber abandonado la fuerza policiaca. Sigue tan lúcido como
siempre, pero está un poco más triste y no sólo está un poco más viejo, sino
que ahora lo siente de veras, y esto, además de por ciertas incapacidades y
algunos cansancios, también porque en la tercera parte, la tercera historia de
esta novela, se ha enfrentado a realidades de los jóvenes de su país que no
tienen nada que ver con su propia adolescencia, tan lejana ya, pero siempre tan
presente.
En 2015, Padura publicó un librito de muy pocas páginas
llamado La libertad como herejía. Apostillas a Herejes, que se puede
bajar gratis en iTunes para iBooks (para iPhone, iPad y Mac, y posiblemente
también se podrá bajar de otros sitios), aunque yo supongo que quienes
adquieran un ejemplar de Herejes
impreso de 2015 para acá, encontrarán estas páginas como un anexo del volumen.
En estas apostillas, nos cuenta el autor, de una manera muy amena, por qué y
cómo escribió este libro.
Mi recomendación es que no se pierdan por nada esta
extraordinaria novela.
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Herejes [serie Mario Conde 8]. Leonardo
Padura. Tusquets Editores, colección Andanzas (también se consigue ya en la
colección Maxi). 520 págs.
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