miércoles, 5 de junio de 2013

El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald





El gran Gatsby
de F. Scott Fitzgerald

Jesús Guerra

Permanente candidata al título simbólico de La Gran Novela Norteamericana, El gran Gatsby fue escrita por Francis Scott Key Fitzgerald (24 de septiembre de 1896-21 de diciembre de 1940) en la Riviera francesa en 1924 y publicada por Scribner’s al año siguiente. Es decir, fue publicada cuando el autor tenía 29 años de edad, y para ese entonces ya había publicado dos novelas, A este lado del paraíso (This Side of Paradise), 1920, y Hermosos y malditos (The Beautiful and Damned), 1922, además de una gran cantidad de cuentos. Su primera novela fue un éxito y le dio fama y mucho dinero, sin embargo, su tercera novela, en cuyo éxito comercial confiaba Fitzgerald, sólo vendió 24 mil ejemplares de la fecha de su aparición hasta la muerte del autor, ocurrida a los 44 años de edad, de un ataque al corazón, al parecer debido a su alcoholismo. Es sorprendente que un autor tan importante haya muerto tan joven.

No fue sino hasta la década de los 50, gracias a una reedición de El gran Gatsby, que la obra fue revalorizada en su país. Y a partir de unos años después, la novela se convirtió en lectura escolar obligatoria (para bien y para mal) en los Estados Unidos. Una obra que, en su momento, fue calificada como «inmoral» por un editor.

El gran Gatsby es la historia de un hombre que se reinventó a sí mismo, y todo, o casi todo, lo hizo por el amor de una mujer, o si se prefiere, por su propia fantasía del amor y su propia fantasía de dicha mujer, fantasías que, como todas, al chocar contra la realidad producen efectos inesperados, en este caso trágicos. De la parte culminante de la existencia del enigmático millonario Jay Gatsby es testigo su vecino, Nick Carraway, que es quien narra la historia. Nick, por ser primo de Daisy Buchanan (la mujer de la que está enamorado Gatsby), y amigo desde la universidad del marido de ella, Tom Buchanan, es un testigo privilegiado de los acontecimientos, pues es el único personaje que, al final, conoce todos los elementos de la tragedia.

Eran los famosos «años locos», la mítica década de los 20. La Bolsa subía todo el tiempo. Había mucho dinero. La vida era una fiesta permanente para las personas de altos ingresos. Scott Fiztgerald definió esa época como la orgía más grande de la historia. La novela se escribió en 1924, se publicó en el 25 y se desarrolla en el 22. Estaban apenas a cuatro años del famoso crack del 29 que dio paso a los años de la Gran Depresión. Bailaban y bebían al borde del precipicio y nadie lo sospechaba. De ahí que toda la novela, o casi, transcurre en fiestas, reuniones, comidas y restaurantes. Fitzgerald no sólo nos contó una historia trágica y romántica (y esto no sólo en su sentido amoroso), sino que, a través de su lúcido narrador, nos dejó el testimonio de una época, de un país, y de una generación, ya que el narrador tiene, al igual que el autor, 29 años de edad durante la mayor parte de la novela.


Antigua portada de una
edición de bolsillo
en inglés
Nick iba a ser escritor pero al final se decidió por trabajar en la Bolsa, como varios hombres de su familia. Era un joven sensible. Y terminó asqueado y decepcionado de la gente y de sus traiciones. Y las hay de todo tipo en esta novela. Este es el estado de ánimo en que debemos de terminar también los lectores, algo tristes, algo asombrados, haciéndonos preguntas sobre nosotros mismos y el resto de los seres humanos. La novela sigue siendo poderosa y efectiva y bella a sus casi 90 años de edad, a pesar de lo diferente (y de lo similar) que es nuestro mundo del de los años 20 del siglo pasado.

Fitzgeral se planteó escribir El gran Gatsby de una manera «nueva», y evidentemente lo logró, aunque para nosotros ya no sea una novedad, al leerla podemos sentir la novedad que fue, porque sigue siendo fresca. Y cada uno de los lectores podría hacer su propia lista de novelas posteriores que hemos leído que evidentemente han seguido algunas de las rutas planteadas por esta obra.
Edición en francés que anuncia
una nueva traducción
El gran Gatsby, considerada como una de las obras maestras de la literatura norteamericana del siglo XX, se ha puesto de moda, una vez más, gracias a su más reciente adaptación cinematográfica, bajo la dirección del australiano Baz Luhrmann, con guión suyo y de Craig Pearce, su guionista de cabecera; la cual cuenta con las actuaciones de Leonardo DiCaprio, como Jay Gatsby; Tobey Maguire como Nick Carraway; Carey Mulligan como Daisy Buchanan; Joel Edgerton, como Tom Buchanan; Isla Fisher como Myrtle Wilson, y Jason Clarke como George Wilson.

A mí, que el cine de este director me gusta muchísimo, excesivo, barroco, lleno de color, de música y de movimiento, la película me encantó, pero por supuesto hay personas a las que esta nueva versión de Gatsby no les ha gustado o no les ha entusiasmado tanto como a mí. Hay quienes preferirán la otra versión famosa de esta novela, la de 1974, dirigida por Jack Clayton, con guión de Francis Ford Coppola, y con las actuaciones centrales de Mia Farrow como Daisy; Robert Redford como Gatsby, y Sam Waterston como Nick. Vale la pena ver ambas versiones. Son dos interpretaciones interesantes, y en términos generales ambas son bastante fieles a la novela, aunque sus estilos son completamente diferentes. Y éstas no son las únicas adaptaciones al cine: la primera fue una película muda de 1926, que está perdida. Hay una versión de 1949, con Shelley Winters. Y hay otra del 2000, hecha para la televisión, con Mira Sorvino.

Hay muchas cosas en la historia de Gatsby que producen fascinación. Una de ellas es lo bien que refleja a la sociedad estadounidense en muchos de sus aspectos. Pueden ver la versión fílmica que quieran, o todas las que consigan, pero sin duda, para entenderla realmente, y para saborearla como es debido, hay que leer la novela. Hay varias versiones en español y muchas ediciones; la más reciente es la de la editorial Alfaguara.

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El gran Gatsby. F. Scott Fitzgerald. Traducción de Justo Navarro. Alfaguara. 240 págs.









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