jueves, 20 de agosto de 2015

La piscina, de Yoko Ogawa




La piscina
de Yoko Ogawa

Jesús Guerra

La piscina es el primer libro que leo de Yoko Ogawa, a pesar de que es —nos informa el texto de contraportada de este libro de la editorial española Funambulista— «la novelista más leída en Japón desde hace dos décadas». Su novela más conocida es La fórmula preferida del profesor, y la mencionada editorial ha publicado también El embarazo de mi hermana, Perfume de hielo, La residencia de estudiantes y La niña que iba en hipopótamo a la escuela.
 
Edición en inglés
La piscina, aparecida en Japón en el año 1990 y en español en abril de 2012, es una novela corta, de apenas 101 páginas de formato pequeño, que tranquilamente puede leerse de un tirón, y me parece que por su brevedad es una buena puerta de entrada a la obra de esta autora ya que nos permite conocer su estilo y el tipo de historias que narra en un volumen que terminamos con rapidez, y con esto podemos decidir si la obra de Yoko Ogawa es una que queremos seguir. Yo, por ejemplo, he decidido que sí buscaré y leeré otros de sus libros; su prosa me ha gustado mucho, es clara y precisa, limpia, y la traducción de Héctor Jiménez Ferrer es muy buena. La historia que esta novela nos cuenta es un tanto extraña, muy sencilla en un nivel y muy compleja en otro, de manera simultánea, en la que la interioridad del personaje central, y además narrador de la historia, es más importante que los acontecimientos narrados. Es un estilo muy representativo de la cultura japonesa. Aya escribe: «De repente me di cuenta de que me embargaba una sensación desagradable e incoherente. Era la primera vez que me ocurría. Quizás fuera la leche de la higuera o la blandura del cuerpo de Jun. O quizás ya tuviera esta mala sensación desde antes de nacer».

Edición en francés
El personaje central es Aya, una adolescente hija de una pareja que tiene un orfanato. Aya ha pasado su vida con niños y jóvenes que son como sus hermanos pero a los que en algún momento ha tenido que decir adiós, cuando cada uno de ellos ha sido adoptado. Así, aunque Aya no es huérfana, ha crecido con la sensación de serlo y además sin la posibilidad de algún día ser adoptada y llevada a otra parte.

Por meses, después de las clases, Aya va a sentarse a las gradas de la piscina de la escuela, en donde Jun —un adolescente que vive en el orfanato de los padres de Aya—, practica sus clavados. Evidentemente Aya está enamorada de Jun, aunque ella ni siquiera es capaz de aceptar este hecho. Sabe, eso sí, que le gusta ver el cuerpo de Jun cuando se lanza desde el trampolín. Aya dice, en una de las primeras páginas del libro: «A veces, me gustaría saber por qué me siento tan feliz cuando lo observo, durante esos segundos que transcurren desde que levanta las manos para agarrar un punto en el aire hasta que desaparece en el agua. Pero no soy capaz de entenderlo. Quizás sea porque cae en un valle donde el tiempo es tan silencioso que no se oyen las palabras».

Otra edición en inglés
Quizá su relación con él es confusa. Quizá todo su mundo es confuso. Quizá simplemente se siente sola. La adolescencia es una edad turbulenta, y para Aya las cosas no han sido fáciles, con un padre silencioso que además es religioso; una madre atolondrada que habla demasiado, y rodeada de hermanos que no lo son en realidad, el mundo interior de esta chica es como un volcán a punto de explotar, aunque en la superficie todo parece tranquilo y en paz.

Hay también, en esta obra, una inquietante exploración de la crueldad juvenil, un elemento sintomático que forma parte del universo de Aya, de este universo hipnótico tan hábilmente descrito, creado a partir de la acumulación de pequeños detalles. «Mientras jugaba en la arena, Rie [una bebé del orfanato] se me acercaba con regularidad para que le sacudiera la mano, cada dos o tres minutos. Aquella regularidad provocó en mí un sentimiento de crueldad. No era un sentimiento desagradable. Contenía incluso una especie de secreta sensación placentera».

Otra edición en francés, junto
a otros dos libros de Ogawa
Yoko Ogawa, nacida en marzo de 1962, tiene una gran cantidad de libros publicados en su país. Lamentablemente en español se han traducido apenas un puñado de ellos; quizás el francés sea la lengua occidental que más traducciones tiene de su obra. Tres de sus novelas han sido adaptadas al cine, la primera en Francia en el año 2005, y las otras dos en Japón, en 2006 y en 2014. La cinta de 2006 es la adaptación de La fórmula preferida del profesor.

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La piscina. Yoko Ogawa. Traducción de Héctor Jiménez Ferrer. Editorial Funambulista. Colección Los Intempestivos. Madrid, 2012. 104 págs.



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