Las ruinas
de Scott Smith
Jesús Guerra
En 1993, el escritor norteamericano Scott Smith publicó su primera novela, A Simple Plan (traducida al español como Un plan simple), un thriller de la familia del género policiaco, específicamente de la novela criminal, la cual no leí, pero vi la adaptación cinematográfica (escrita por el propio novelista y dirigida por un director cuya obra me gusta, Sam Raimi).
Smith se dedicó los siguientes años a escribir guiones de películas y no fue sino hasta el 2006 que publicó su segunda novela: The Ruins (traducida por Jaume Subira Ciurana, y publicada como Las ruinas por Ediciones B en 2007), que es de otro género, el terror, pero a mí esta publicación me pasó de noche. Unos cuatro o cinco años después comencé a ver este título en diversos comentarios sobre novelas de terror, en revistas, primero, y luego en podcasts y en listas del tipo «las mejores novelas de terror de los últimos años». Así que, aunque tenía registrada mentalmente esta novela desde hace una década, apenas hasta hace unas semanas decidí leerla... Y sí, es toda una experiencia.
Dos parejas de jóvenes estadounidenses van a Cancún a pasar unas semanas de vacaciones antes de entrar a la universidad. Las parejas están formadas por Amy y Jeff, y Stacy y Eric. Jeff es un tipo muy práctico que sabe un poco de todo y va a estudiar medicina. Amy es la más prudente, pero es débil de carácter, es de las personas que se suman a cualquier actividad, aunque no tengan deseos de hacerlo, debido a que los demás van a participar. Eric y Stacy están más encaminados a la fiesta. Son superficiales pero divertidos y están dispuestos a casi todo con tal de pasarla bien. Amy y Stacy son mejores amigas, y sus novios se llevan bien entre sí, aunque no son propiamente amigos.
En Cancún conocen a un alemán, Mathias, que habla un muy buen inglés y se llevan bien con él. Conocen luego a tres griegos medio locos, que no hablan ni una gota de inglés, ni de castellano, pero juegan a ponerse nombres españoles, como Pablo o Don Quijote. Un día, Mathias les dice que a la mañana siguiente va a ir a buscar unas ruinas arqueológicas que apenas se están excavando, para ir por su hermano quien se fue tras una chica europea que le dijo que iba a trabajar en ese sitio. Y como ya faltan muy pocos días para su vuelo de regreso, Mathias está preocupado de que a su hermano, llamado Henrich, se le pase la fecha, por distracción o por amor. Lo único que tiene para llegar es un mapa hecho a mano por su hermano, copiado de otro igual que le dio la amiga a Henrich. El plan —como la novela anterior de Scott Smith— es simple: llegar hasta las ruinas, que teóricamente están a pocos kilómetros de distancia de un pueblo cercano, convencer a Henrich de volver con él, y regresar al hotel: prácticamente un día de campo. (Una nota: no deja de ser «interesante» que el nombre del hermano de Mathias aparezca en el libro como Henrich puesto que el nombre alemán debería de ser Heinrich.)
Luego de escuchar esto, Jeff, hablando por los cuatro americanos, le dice que lo van a acompañar, para hacer algo diferente. Y uno de los griegos, el falso Pablo, sin entender del todo de qué se trata todo aquello, se les une. Y les deja otra copia del mapa a sus amigos, que están todavía dormidos después de una noche de borrachera.
Así, los seis jóvenes parten a lo que ellos suponen una excursión de un día a unas ruinas mayas en medio de la jungla. Van mal preparados, Stacy va en sandalias, llevan poca agua y sólo algunas tonterías para comer. La verdad es que no tienen idea (ni tampoco los lectores) de adónde se van a meter.
Las ruinas es una novela que mezcla diversos géneros cercanos, como el terror corporal y, tal vez, el terror sobrenatural o la ciencia-ficción (esto depende de la interpretación de cada lector) y también puede verse como una alegoría. Las novelas que pueden tomarse como antecedentes, incluso lejanos, no las menciono para no revelar elementos de la trama.
El blurb (o frase crítico-publicitaria que aparece en la portada de los libros firmada por un autor) con que se publicó este libro es de Stephen King, en el cual decía (recordemos que se publicó en 2006) que era la mejor novela de terror del nuevo siglo. Muy respetable su opinión, pero a mí no me parece que llegue a tanto (ni siquiera en 2006) pero sí me parece una obra interesante, que tiene algunos elementos realmente fascinantes; es fácil de leer y, eso sí, es un libro que no lo deja a uno soltarlo. Tiene uno que seguir y seguir hasta terminarlo, y esto indica una buena factura.
Como ya apunté, los personajes no son particularmente inteligentes, aunque Jeff y Mathias son jóvenes informados, ni especialmente agradables, es decir son postadolescentes comunes que tienen una cierta proclividad para cometer tonterías. En un principio esta característica parece incluso un defecto de la novela, pero la verdad es que si no fuesen así esta historia no existiría.
Es importante subrayar la habilidad del autor para escribir un realismo muy cotidiano (una característica de Stephen King, por ejemplo) y para mostrar las emociones de los personajes, estos jóvenes comunes y corrientes, en las situaciones extraordinarias en las que se ven envueltos, y su destreza incluye hacer creíbles, por lo menos mientras estamos envueltos en la trama, los elementos sobrenaturales del argumento.
Hay que aclarar que no es una novela para todos los gustos, ni siquiera para todos los lectores de obras de terror, pero ¿cómo van a saber si les gusta si no empiezan a leerlo?
Una advertencia final: existe la versión cinematográfica de Las ruinas, escrita por el autor de la novela y dirigida por Carter Smith. Se estrenó en 2008. Tiene muchos cambios con respecto a la novela y, la verdad, es bastante mala. Si les interesa conocer esta historia, yo les recomiendo leer la novela.
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Las ruinas. Scott Smith. Ediciones B (1ª. Ed., 2007). 412 págs. Se puede conseguir en edición digital.
de Scott Smith
Jesús Guerra
En 1993, el escritor norteamericano Scott Smith publicó su primera novela, A Simple Plan (traducida al español como Un plan simple), un thriller de la familia del género policiaco, específicamente de la novela criminal, la cual no leí, pero vi la adaptación cinematográfica (escrita por el propio novelista y dirigida por un director cuya obra me gusta, Sam Raimi).
Smith se dedicó los siguientes años a escribir guiones de películas y no fue sino hasta el 2006 que publicó su segunda novela: The Ruins (traducida por Jaume Subira Ciurana, y publicada como Las ruinas por Ediciones B en 2007), que es de otro género, el terror, pero a mí esta publicación me pasó de noche. Unos cuatro o cinco años después comencé a ver este título en diversos comentarios sobre novelas de terror, en revistas, primero, y luego en podcasts y en listas del tipo «las mejores novelas de terror de los últimos años». Así que, aunque tenía registrada mentalmente esta novela desde hace una década, apenas hasta hace unas semanas decidí leerla... Y sí, es toda una experiencia.
Edición en inglés |
Dos parejas de jóvenes estadounidenses van a Cancún a pasar unas semanas de vacaciones antes de entrar a la universidad. Las parejas están formadas por Amy y Jeff, y Stacy y Eric. Jeff es un tipo muy práctico que sabe un poco de todo y va a estudiar medicina. Amy es la más prudente, pero es débil de carácter, es de las personas que se suman a cualquier actividad, aunque no tengan deseos de hacerlo, debido a que los demás van a participar. Eric y Stacy están más encaminados a la fiesta. Son superficiales pero divertidos y están dispuestos a casi todo con tal de pasarla bien. Amy y Stacy son mejores amigas, y sus novios se llevan bien entre sí, aunque no son propiamente amigos.
En Cancún conocen a un alemán, Mathias, que habla un muy buen inglés y se llevan bien con él. Conocen luego a tres griegos medio locos, que no hablan ni una gota de inglés, ni de castellano, pero juegan a ponerse nombres españoles, como Pablo o Don Quijote. Un día, Mathias les dice que a la mañana siguiente va a ir a buscar unas ruinas arqueológicas que apenas se están excavando, para ir por su hermano quien se fue tras una chica europea que le dijo que iba a trabajar en ese sitio. Y como ya faltan muy pocos días para su vuelo de regreso, Mathias está preocupado de que a su hermano, llamado Henrich, se le pase la fecha, por distracción o por amor. Lo único que tiene para llegar es un mapa hecho a mano por su hermano, copiado de otro igual que le dio la amiga a Henrich. El plan —como la novela anterior de Scott Smith— es simple: llegar hasta las ruinas, que teóricamente están a pocos kilómetros de distancia de un pueblo cercano, convencer a Henrich de volver con él, y regresar al hotel: prácticamente un día de campo. (Una nota: no deja de ser «interesante» que el nombre del hermano de Mathias aparezca en el libro como Henrich puesto que el nombre alemán debería de ser Heinrich.)
Edición francesa |
Luego de escuchar esto, Jeff, hablando por los cuatro americanos, le dice que lo van a acompañar, para hacer algo diferente. Y uno de los griegos, el falso Pablo, sin entender del todo de qué se trata todo aquello, se les une. Y les deja otra copia del mapa a sus amigos, que están todavía dormidos después de una noche de borrachera.
Así, los seis jóvenes parten a lo que ellos suponen una excursión de un día a unas ruinas mayas en medio de la jungla. Van mal preparados, Stacy va en sandalias, llevan poca agua y sólo algunas tonterías para comer. La verdad es que no tienen idea (ni tampoco los lectores) de adónde se van a meter.
Edición holandesa |
Las ruinas es una novela que mezcla diversos géneros cercanos, como el terror corporal y, tal vez, el terror sobrenatural o la ciencia-ficción (esto depende de la interpretación de cada lector) y también puede verse como una alegoría. Las novelas que pueden tomarse como antecedentes, incluso lejanos, no las menciono para no revelar elementos de la trama.
El blurb (o frase crítico-publicitaria que aparece en la portada de los libros firmada por un autor) con que se publicó este libro es de Stephen King, en el cual decía (recordemos que se publicó en 2006) que era la mejor novela de terror del nuevo siglo. Muy respetable su opinión, pero a mí no me parece que llegue a tanto (ni siquiera en 2006) pero sí me parece una obra interesante, que tiene algunos elementos realmente fascinantes; es fácil de leer y, eso sí, es un libro que no lo deja a uno soltarlo. Tiene uno que seguir y seguir hasta terminarlo, y esto indica una buena factura.
Otra edición en inglés |
Como ya apunté, los personajes no son particularmente inteligentes, aunque Jeff y Mathias son jóvenes informados, ni especialmente agradables, es decir son postadolescentes comunes que tienen una cierta proclividad para cometer tonterías. En un principio esta característica parece incluso un defecto de la novela, pero la verdad es que si no fuesen así esta historia no existiría.
Es importante subrayar la habilidad del autor para escribir un realismo muy cotidiano (una característica de Stephen King, por ejemplo) y para mostrar las emociones de los personajes, estos jóvenes comunes y corrientes, en las situaciones extraordinarias en las que se ven envueltos, y su destreza incluye hacer creíbles, por lo menos mientras estamos envueltos en la trama, los elementos sobrenaturales del argumento.
Hay que aclarar que no es una novela para todos los gustos, ni siquiera para todos los lectores de obras de terror, pero ¿cómo van a saber si les gusta si no empiezan a leerlo?
Una advertencia final: existe la versión cinematográfica de Las ruinas, escrita por el autor de la novela y dirigida por Carter Smith. Se estrenó en 2008. Tiene muchos cambios con respecto a la novela y, la verdad, es bastante mala. Si les interesa conocer esta historia, yo les recomiendo leer la novela.
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Las ruinas. Scott Smith. Ediciones B (1ª. Ed., 2007). 412 págs. Se puede conseguir en edición digital.
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