martes, 5 de febrero de 2013

El amante, de Marguerite Duras






El amante
de Marguerite Duras

Marlén Curiel-Ferman

Hay historias de amor para comerse las palabras, sumergirlas en el mar, darles de beber mar hasta ahogar la historia o a las palabras mismas. Ésta es la historia de dos amantes que se entregaron con la pureza de la sal y la densidad del sol. Ésta es la historia de un amor tan inmenso, avasallante, profundo e insondable como el mar. Y como el mar es divino, guarda silencio. Es el silencio el regalo más grande para las historias de amor incapaces de ser comprendidas por la palabra media del hombre medio, situado en tierra media, nunca puesto en el extremo del paisaje de la existencia. El amor infinito, la pasión completa, casi nunca logran ser bien comunicados por los otros. Como si fueran un brazo que le brota a Dios. Por eso son regalados al silencio.

Pero estas historias, por su misma naturaleza, tarde o temprano han de ser proclamadas por uno de sus protagonistas, sea para esquivar la tergiversación del amor en las mentes pequeñas de los habitantes pequeños, sea para eternizarlas antes de llegar al final de la vida.

Ésta historia es, pues, un testamento. El de la niña de Indochina a la que el mapa de la pasión, el amor y el dolor tempranos le cubrieron el rostro de surcos, para hacerlo definitivo, premonitorio de su vida singular respecto de las otras mujeres habitantes de la cintura del mundo, el ecuador. Es el testamento de un sombrero rosa pálido con cinta negra y unos zapatos dorados, de la cabellera cobriza que hubo de ser muerta tras el final del amor, el de la hija menor de una familia caída en el infortunio tras comprar un palacio viejo entre el sopor de Indochina. El de una mujer que creyó no estar enamorada por ser niña y, como las niñas, se perdió en el juego de los castillos de sal, semen y arena mientras éstos se erigían en su piel francesa, pero distinta a las parisinas por haber sido bañada con agua del Índico; el de la niña que pintaba sus labios de carmín para reafirmarse mujer antes de tiempo, respondiendo sabiamente a la premonición de la llegada del Amante.

Edición francesa original de
Les Éditions de Minuit
El amante es la obra definitiva, quizá no por su técnica (sabemos de Marguerite Duras que escribió La impudicia, Los ojos azules pelo negro, Los caballitos de Tarquinia, El amante de la China del Norte, entre otras novelas y guiones cinematográficos), sino por su legado, aparecido en 1985 gracias a Les éditions de Minuit: en ella, la autora olvida las tesis de narrador y narratario, deja a un lado la coherencia de los hechos y se encoge de hombros, respira y libera, en un acto total, la escritura de sí misma; o mejor dicho, se libera a ella misma, la niña que debió dejar el amor para escribirlo. Es un homenaje para su amado ante su imposibilidad de ejercer las palabras cuando se desarrolló el acto (algunos dicen que no se puede formular palabras ante la evidencia de la inmensidad, y Duras, quizá sin pretenderlo, defiende esta idea).

Edición en inglés
Es una canción formulada a base de sensuales y dulcísimos juegos de fonemas únicamente advertidos en su lengua original, el francés: la mer y la mère —la mar y la madre— estarán presentes en la novela entregada como un diario, una confesión, un testamento otorgado en pedazos al benefactor con la consigna de rehacer al amor. Isis debió reunir los trozos de su amado hasta conseguir de nuevo su amor perpetuo y el de la Tierra entera. La mer y la mère como escenarios del amor entre una niña y un chino acaudalado, doce años mayor que ella y mil veces amedrentado por las diferencias raciales, que sin embargo nunca superaron la profundidad del mar y del semen, del sexo y su espíritu real en su ser. Madre y mar como un vaso donde lo mismo se desplazan las tormentas, el abandono, la densidad, la locura engendrada por los brazos del agua, del origen, que no se mueven para bien o para mal y por lo tanto dejan a sus hijos en el espasmo del dolor y del encanto, de la revelación y el castigo, con la única opción del distanciamiento para escindir una dualidad aún gestada como una entidad única.

Edición italiana
Un transbordador, una limusina negra, una blanca venida a menos en una colonia francesa, un chino que regresa de comprar la experiencia en Francia para entender a Occidente en los labios de su niña, una madre desquiciada, amada y odiada por sus hijos, un hermano violento y otro amedrentado por aquél, un padre chino incapaz de aceptar al amor por creer fielmente en las raíces, una línea racial finamente derruida por gemidos, un ojo de agua que salió del mapa divino para vivir la experiencia del amor en libertad. Es 1930.

Ésta es la historia de un tatuaje grabado tanto en la piel francesa de aroma a selva como en la piel dulcísima de un chino que llamó, muchos años después, a su amada, para alentarla a escribir lo que emerge tras el silencio: la perpetuidad del azul y el mar, el paraíso obsequiado por un instante a dos afortunados seres que se reencuentran entre las palabras legadas y el recuerdo.


Otra edición francesa


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El amante. Marguerite Duras. Tusquets Editores (el libro ha sido publicado en las colecciones Andanzas, Fábula y Maxi). 146 págs.

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Para leer las primeras líneas de esta novela, en francés, inglés y español:

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El libro puede conseguirse en:


5 comentarios:

  1. Una de las novelas que más evoco. La que alguna vez me motivó a buscar la precisión del mensaje y la metaliteratura en mínimos términos.

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  2. Al leer este articulo, me he reenamorado de este libro. Lo leí hace cuatro meses y la impresión que dejó en mí fue tal, que aún no dimensiono del todo la evolución que provocó en mí.
    Es un libro único, magistral, excelso, más allá de todo y de todos, que te toma, te sacude y te deja como una nueva persona, antes de que siquiera te des cuenta.
    Curiosamente, yo estaba viviendo algo similar a la protagonista, quizas eso influyó en su impacto.
    Quién no lo ha leído, no sabe lo que es el amor. He dicho.

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  3. Yo también me enamore siendo niña y sentí el terrible y desgarrador duelo de tener que alejarme de quien ha sido el único hombre que una vez amé... Así que cuando presencié la cinta, sentí una tristeza enorme, lloré muchísimo...y quiero leer ambos libros, me tocó muy profundo esta historia...¿se habrán encontrado, Margarite y el chino, después de la muerte?

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  4. ...También me enamoré siendo niña...y tuve que experimentar, el desgarrador y asfixiante dolor de separarme del único hombre que amé, pues no he vuelto a sentir algo parecido otra vez a este presente. Vivíamos lejos el uno del otro y cada segundo sin él me dificultaba respirar...el vivia de forma mucho mas acomodada que yo...quiero leer ambos libros de Duras, ya que presencié la cinta y sentí un dolor tan grande empatizando con la historia, que lloré mucho mucho mucho..es terrible...y bello...y cuando lea ambos libros volveré a comentar
    ¿Se habrán encontrado, Margarite y el chino, después de la muerte??

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  5. Sólo quisiera saber si Margarite en algún momento le confesó su amor, aunque sea en aquella llamada años después. O si el chino vivió su vida amándola y no sabiendose amado. Leí el primer libro y ví la película, ahora leeré el segundo.

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