lunes, 17 de octubre de 2011

Primeras líneas... Adiós, Hemingway en dos idiomas






Primeras líneas...

Adiós, Hemingway
en dos idiomas

Primero escupió, luego expulsó los restos del humo agazapado en sus pulmones y finalmente lanzó al agua, propulsándola con sus dedos, la colilla mínima del cigarro. El escozor que sintió en la piel lo había devuelto a la realidad y, de regreso al adolorido mundo de los vivos, pensó cuánto le hubiera gustado saber la razón verdadera por la cual estaba allí, frente al mar, dispuesto a emprender un imprevisible viaje al pasado.

[Versión original en español de Leonardo Padura]

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First he spat, then he expeled the remainder of the smoke from deep within his lungs and finally he threw the tiny cigarette butt into the water, flicking it with his fingers. The burning sensation on his skin brought him back to reality, and, once back in the world, he thought how much he would have liked to know the real reason for his being here, looking out to sea, preparing to undertake an unpredictable journey into the past.

[Versión en inglés de John King]



sábado, 15 de octubre de 2011

Adiós, Hemingway, de Leonardo Padura





Adiós, Hemingway
(serie Mario Conde 5)
de Leonardo Padura

Jesús Guerra

Desde 1939 y hasta 1960, Ernest Hemingway (1899-1961) vivió en Cuba, en la Finca Vigía, a unos 24 kilómetros de La Habana, aunque también vivió en ese período temporadas en otras partes del mundo. Después del episodio histórico de Bahía de Cochinos, en 1961, el gobierno cubano expropió la finca, junto con la biblioteca del escritor, que tenía entre 4,000 y 6,000 volúmenes. Por una serie de circunstancias, como la de haber estado en España durante la guerra civil del lado de los republicanos, por tener amigos «comunistas» y, a últimas fechas, también por vivir en Cuba, el FBI vigilaba a Hemingway.

Éste es el contexto histórico de la estupenda novela Adiós, Hemingway, del escritor cubano Leonardo Padura (La Habana, 1955), que escribió a pedido de sus editores brasileños para una serie llamada «Literatura o Muerte». La novela la terminó en el verano del año 2000 y fue publicada en 2001, pero por razones contractuales no fue sino hasta 2006 que fue publicada en español por la editorial Tusquets.

Nueva portada en Andanzas
de Tusquets
Padura es el creador del investigador cubano Mario Conde, a estas alturas de fama internacional. Publicó una tetralogía llamada Las Cuatro Estaciones con el Conde como protagonista, de la que forman parte las novelas Pasado perfecto, Vientos de Cuaresma, Máscaras y Paisaje de otoño. Cuando el autor pensaba darle un descanso al personaje fue cuando recibió la invitación de sus editores brasileños; la novela debía de tratar sobre un escritor y Padura eligió a Hemingway, autor con el que tenía una relación de amor-odio, según nos dice en la nota inicial de la obra, así que recurrió de nuevo a su investigador y le pasó sus obsesiones al Conde, personaje que, al final de la tetralogía, renuncia a su cargo en la policía de La Habana para intentar convertirse en escritor; en Adiós, Hemingway, al que encontramos es al ex inspector, escritor en ciernes y, para vivir, comerciante de libros usados. James Parker escribió en su crítica para The New York Times que «El ex inspector Conde es el detective aficionado a la literatura con el que soñaría cualquier lector de Paul Auster».

Como ya quedó asentado, la relación de Mario Conde con Hemingway, como escritor, es de amor-odio. En 1960, cuando Conde era un niño y paseaba de la mano de su abuelo, vio a Hemingway en la playa. De joven, comenzó a escribir bajo la influencia de Hemingway e hizo excursiones con sus amigos de la escuela al que ya para entonces era el Museo Finca Vigía, la casa del famoso escritor que recibió el Premio Nobel cuando vivía en Cuba. Ya más grande se enteró de que Hemingway no siempre era una buena persona, comprendió que era un gringo que en realidad nunca entendió a los cubanos a pesar de haber vivido en el país por dos décadas, que había demasiado mito y autoconstrucción de una personalidad legendaria en la biografía del escritor y que había demasiada muerte en su vida. Aún así, como autor, seguía siendo fundamental en la vida literaria del Conde.
Edición italiana

Es entonces cuando, a fines de los años 90, Mario Conde recibe la visita de su ex compañero de trabajo, el teniente Manuel Palacios, quien le comunica que acaban de descubrir, en los terrenos de la Finca Vigía, los restos de un hombre que lleva alrededor de 40 años muerto, que murió a causa de dos impactos de bala en el pecho, y que, para agravar las cosas, junto al cadáver apareció una placa del FBI. El Conde decide sumarse a la investigación porque sabe que si el caso, que suena difícil por la distancia de los acontecimientos, no se cierra de manera concluyente, cuando se dé a conocer a la prensa, los rumores le cargarán el muerto a Hemingway, pues la idea es tentadora para cualquiera, y más para sus detractores.

Edición en inglés
Adiós, Hemingway nos narra esta investigación, pero también, en capítulos intercalados, nos cuenta lo sucedido en los primeros días de octubre de 1958, desde la perspectiva del propio Hemingway, quien se siente envejecido y cansado, a quien se le dificulta escribir, a quien le han prohibido beber y aún así bebe, aunque con cierta moderación. Un Hemingway que comienza a tener problemas de memoria y aún así recuerda su vida con una nostalgia feroz.

La investigación es interesante y los descubrimientos de la misma todavía más. El Conde y el Hemingway de esta historia son dos personajes deliciosos, y la novela está llena de momentos y de frases que se quedan en la memoria.

Para propósitos de este blog libresco, apunto estas líneas de la novela, en la que se expresa el amor de Mario Conde por los libros:

Además, zambullirse entre libros, dispuesto a buscar lo que quizá nadie había buscado en las obras y la vida de Hemingway, le provocaba una agradable sensación, exclusiva de los bibliófilos incurables. En momentos así el Conde disfrutaba con la idea de que los libros podían hablar, cobraban vida y autonomía. Entonces comprendía que su amor por aquellos objetos, gracias a los cuales ahora vivía y de los que a lo largo de los años había obtenido una felicidad diferente a todas las otras modalidades posibles de la felicidad, era una de las cosas más importantes de su vida, en la cual cada vez quedaban menos cosas importantes, [...]

Adiós, Hemingway, es una novela sumamente recomendable, inteligente, muy bien escrita, espléndidamente ambientada y con detalles maravillosos, entre los que sobresale, obviamente, una prenda íntima de Ava Gardner.

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Adiós, Hemingway. Leonardo Padura. Tusquets Editores. Colección Andanzas. España, febrero de 2006. México, marzo de 2006. 190 págs.

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Información sobre el autor:

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Te puede interesar leer:
(haz clic en los títulos)

Pasado perfecto [Mario Conde 1],

Primeras líneas de Pasado perfecto, en dos idiomas


Primeras líneas de Vientos de Cuaresma, en dos idiomas

Primeras líneas de Adiós, Hemingway, en dos idiomas








lunes, 10 de octubre de 2011

Primeras líneas… En busca del tiempo perdido (con un agregado)




Ya habíamos publicado, desde diciembre de 2009, estas primeras líneas del primer volumen de la famosísima novela de Proust en tres idiomas (francés, inglés y español), pero ahora hemos querido agregar una segunda versión en nuestra lengua; así, se suma a la ya clásica versión de Pedro Salinas la de Estela Canto, que es bastante más contemporánea.


Marcel Proust


Primeras líneas…

En busca del tiempo perdido
en tres idiomas
(con dos diferentes versiones en español)




À la recherche du temps perdu


Du coté de chez Swann

Première partie

Combray

1.

Longtemps, je me suis couché de bonne heure. Parfois, à peine ma bougie éteinte, mes yeux se fermaient si vite que je n’avais pas le temps de me dire: «Je m’endors.» Et, une demi-heure après, la pensée qu’il était temps de chercher le sommeil m’éveillait; je voulais poser le volume que je croyais avoir encore dans les mains et souffler ma lumière; je n’avais pas cessé en dormant de faire des réflexions sur ce que je venais de lire, mais ces réflexions avaient pris un tour un peu particulier; il me semblait que j’étais moi-même ce dont parlait
l’ouvrage: une église, un quatuor, la rivalité de François Ier et de Charles Quint.


[Versión original en francés de Marcel Proust]

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In Search of Lost Time


Vol. 1

Swann's way

Overture

For a long time I used to go to bed early. Sometimes, when I had put out my candle, my eyes would close so quickly that I had not even time to say «I'm going to sleep.» And half an hour later the thought that it was time to go to sleep would awaken me; I would try to put away the book which, I imagined, was still in my hands, and to blow out the light; I had been thinking all the time, while I was asleep, of what I had just been reading, but my thoughts had run into a channel of their own, until I myself seemed actually to have become the subject of my book: a church, a quartet, the rivalry between François I and Charles V.


[Versión en inglés de C. K. Scott Moncrieff]

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En busca del tiempo perdido


Vol. 1
Por el camino de Swann

Primera parte: Combray

Mucho tiempo he estado acostándome temprano. A veces, apenas había apagado la bujía, cerrábanse mis ojos tan presto, que ni tiempo tenía para decirme: «Ya me duermo». Y media hora después despertábame la idea de que ya era hora de ir a buscar el sueño; quería dejar el libro, que se me figuraba tener aún entre las manos y apagar de un soplo la luz; durante mi sueño no había cesado de reflexionar sobre lo recién leído, pero era muy particular el tono que tomaban esas reflexiones, porque me parecía que yo pasaba a convertirme en el tema de la obra, en una iglesia, en un cuarteto, en la rivalidad de Francisco I y Carlos V.

(Alianza Editorial. Versión en español de Pedro Salinas)

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En busca del tiempo perdido


I. Del lado de Swann


Primera parte: Combray

Durante mucho tiempo me acosté temprano. A veces, apenas había apagado la bujía, los ojos se me cerraban tan pronto que no tenía tiempo de decirme: «Me estoy durmiendo»; y una media hora después, la idea de que ya era tiempo de dormirse me despertaba; trataba de dejar el libro que creía tener aún entre mis manos y soplar la llama; mientras dormía no había cesado de reflexionar sobre lo que acababa de leer, pero estas reflexiones habían tomado un sesgo un poco peculiar; me parecía que yo mismo era lo que la obra decía: una iglesia, un cuarteto, la rivalidad entre Francisco I y Carlos V.


(Editorial Losada. Versión en español de Estela Canto)


jueves, 6 de octubre de 2011

Leer... (2)






Hace cinco años, en la Novena Feria del Libro Saltillo, se utilizaron, para la promoción y la decoración de la misma, una serie de frases sobre libros. Ahora rescatamos algunas de ellas:


Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía.

—JOSÉ VASCONCELOS


El arte de leer es, en gran parte, el arte de volver a encontrar la vida en los libros y, gracias a ellos, de comprenderla mejor.

—ANDRÉ MAUROIS


De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones del cuerpo... Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria.

—JORGE LUIS BORGES


Los libros son los portadores de la civilización... Son compañeros, maestros, magos, banqueros de los tesoros de la mente. Los libros son la humanidad impresa.

—BARBARA W. TUCHMAN


Quien no lee buenos libros no tiene ninguna ventaja sobre quien no puede leerlos.

—MARK TWAIN


Quien sabe leer tiene el poder de magnificarse, de multiplicar sus maneras de existir, de enriquecer su vida, de hacerla significativa e interesante.

—ALDOUS HUXLEY


Lee y conducirás, no leas y serás conducido.

—SANTA TERESA DE JESÚS


Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.

—JORGE LUIS BORGES



lunes, 3 de octubre de 2011

Novedades de la librería Julio Torri (6)






George Steiner en The New Yorker

George Steiner

Entre 1967 y 1997 George Steiner escribió más de ciento cincuenta artículos para el semanario The New Yorker; la agudeza y la diversidad de estos textos dibujan una silueta de extraordinaria erudición. La ciudad de Viena, el ajedrez y el Risorgimento italiano interesan a Steiner tanto como las elucubraciones de Borges, Céline o Benjamin. Excelente narrador y sabio de inusual precisión, George Steiner esboza una trayectoria ideal que conduce del pensador a la esencia del pensamiento, del escritor al espíritu de la escritura y del acontecimiento fortuito a la historia cultural. Los ensayos de esta compilación no dejarán de sorprender al lector: Canetti, Russell, Cioran, Chomsky, Orwell y el historiador y espía Antonio Blunt conforman, entre otros, un irresistible elenco de protagonistas.

Fondo de Cultura Económica
Precio: $257.00




After Dark

Haruki Murakami

Cerca de media noche, Mari se toma un café en un restaurante. En una habitación, Eri se ha sumido en una dulce inconsciencia; el televisor cobra vida y empieza a distinguirse en la pantalla una imagen turbadora. Lo más inquietante: el televisor no está enchufado…

Desde una distancia variable, como una cámara versátil, Murakami recorre escenarios habitados por personajes solitarios, reproduce encuentros accidentales que más parecen desencuentros y capta una amenazadora pero difusa sensación de peligro que todo lo impregna.

Tusquets Editores
Precio: $99.00





Teoría literaria

Alfonso Reyes

Alfonso reyes debe de haber sido el último modernista: entre Rubén Darío y Jorge Luis Borges, Reyes nos liberó de las interpretaciones traumáticas de la cultura hispanoamericana y nos demostró que somos capaces de venir de todas partes, con inteligencia y con ironía, gracias a la saga literaria de vivir aquí todos los tiempos. Esa fe en la cultura americana como territorio legítimo tiene en su teoría literaria una guía de diálogo fundador y renovador.

Fondo de Cultura Económica
Precio: 95.00



Historia de la belleza
Historia de la fealdad

A cargo de Umberto Eco

«En realidad no hay belleza más auténtica que la sabiduría que encontramos y apreciamos en ciertas personas. Prescindiendo de su rostro, que puede ser poco agraciado, y haciendo caso omiso de la apariencia, buscamos su belleza interior». Plotino


«La muerte y la belleza son dos cosas profundas
Que tienen tanto de azul como de negro
Y parecen dos hermanas, terribles y fecundas,
Con un mismo enigma y similar misterio». Víctor Hugo


Historia de la belleza
De Bolsillo
Precio: $289.00

Historia de la fealdad
Lumen
Precio. $299.00

sábado, 1 de octubre de 2011

El diablo me obligó, de F.G. Haghenbeck



Ecos de la FIL-Saltillo 2011



El diablo me obligó,
de F.G. Haghenbeck

Jesús Guerra

El espléndido nombre del personaje central de El diablo me obligó es una suerte de homenaje a la cultura popular mexicana y a la estadounidense, o a su extraña mezcla, la cultura chicana: Elvis Infante (supongo que también pudo haberse llamado «Pedro Presley», pero evidentemente no suena tan bien y es menos reconocible). Así, pues, el mexicoamericano Elvis Infante, ex presidiario y ex soldado (estuvo en Afganistán en los tiempos del presidente Bush Jr.), tiene una tienda de objetos de santería y religiones mágicas similares, que le sirve de pantalla y oficina, pero su verdadero oficio es el de «diablero», una especie de exorcista pero de una tendencia mucho más pragmática. Tanto Elvis como otros diableros no se conforman con expulsar al demonio en turno del cuerpo de su víctima, sino que los atrapan, para, entre otras cosas, venderlos en el mercado negro de demonios, ángeles caídos, querubines o karibúes y algunos otros seres celestedemoniacos, pues una mafia internacional se encarga de organizar peleas entre ángeles y demonios, arte que tiene nombre propio: karibumaquia. Pero el caso más reciente de Elvis es mucho más complejo de lo «normal»...

El diablo me obligó estructuralmente es compleja pero se deja leer con mucha rapidez. Salta del presente al pasado y del punto de vista de un personaje a otro, sin embargo la prosa es directa y, aunque la historia está llena de escenas violentas y terroríficas, rebosa de humor (negro y ácido pero humor al fin).

La mayor parte de los personajes son realmente espléndidos y las escenas en las que participan, narradas con toda naturalidad, son alucinación en su estado más puro. Delirante sería el adjetivo para calificar esta novela en una sola palabra. Mr. Nice Suit, la Curlys (prostituta y «host para diableros»), Trou Macaq (el nombre es ya en sí delicioso), la sicaria Lil Gotik, la aventurera Kitty Satana son algunos de los elementos de esta galería de personajes que se encuentran a medio camino entre la novela negra dura, la literatura de terror y el universo del cómic fantástico, ubicados en diversas zonas de la ciudad de Los Ángeles.

F.G. Haghenbeck

Entre las influencias de esta obra, citadas por el autor en varias entrevistas y en la nota final de la novela, se encuentran Stephen King, escritores ingleses de fantasía oscura de los años setenta, S.M. Servín, Clive Barker, el autor de cómics Alan Moore, y directores fílmicos como Quentin Tarantino y Robert Rodríguez. Ya con estos datos pueden visualizar por dónde va la cosa, por lo menos en términos estilísticos.

Precisamente en esa nota final del libro que menciono, Haghenbeck nos cuenta el origen de esta novela: una noche, hace muchos años, en Monterrey, platicaron estas ideas él, el dibujante Edgar Clement y el creativo Francisco Ruiz Velasco, y se prometieron desarrollar, cada uno a su manera, historias con estos elementos (y él mismo nos recuerda que así surgieron tanto la novela Frankenstein como el cuento de Polidori «El vampiro», cuando Lord Byron, Percy Shelley, su joven esposa Mary Shelley y el mencionado Polidori se prometieron escribir una historia de terror). Después, Clement publicó su novela gráfica Kerumin, Ruiz Velasco «está levantando su película sobre el mismo tema en Hollywood» y Haghenbeck nos presenta su versión en esta obra que él califica como «novela negra-fantástica». Léanla, les aseguro que la van a disfrutar muchísimo. Y fíjense bien, la portada es una maravilla.

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El diablo me obligó. F.G. Haghenbeck. Suma de Letras. México. Febrero de 2011. 218 páginas.

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