domingo, 28 de octubre de 2012

Nadie lo ha oído, de Mari Jungstedt




Nadie lo ha oído
de Mari Jungstedt

Jesús Guerra
 
Edición de bolsillo en sueco
La historia se desarrolla en la isla sueca de Gotland, en invierno. El ex fotógrafo profesional (aunque sigue portando su cámara para todas partes) Henry Dahlström, apodado el Flash, ahora alcohólico y aparentemente desempleado, gana una enorme suma de dinero el último día de la temporada de carreras de caballos. Festeja con sus amigos, pero tiene planes para ese dinero. Una semana después, uno de sus amigos y el portero del edificio en donde vive lo encuentran muerto en el cuarto oscuro que había montado en un espacio prestado del mismo edificio.
 
El inspector Anders Knutas y su equipo se hacen cargo de la investigación, y aunque al principio todos asumen que la muerte de Dahlström se debe a un pleito entre borrachos, y el motivo lógico parece ser el robo de su recién ganado premio, pronto las cosas comienzan a complicarse.
 
Edición francesa
Desde Estocolmo llega el periodista Johan Berg para reportar el caso para la TV nacional y comienza a investigar por su lado. Knutas y Berg tienen una relación profesional amistosa pero incómoda. A los policías siempre les molesta lo que sienten como interferencia por parte de los medios de comunicación. Y a los periodistas les molesta lo que sienten como cerrazón de la policía. De todas maneras se ayudan mutuamente.
 
Mientras se trabaja en el caso del fotógrafo asesinado, desaparece una chica de 14 años, tímida, hija de madre soltera y alcohólica, estudiante de secundaria, que trabaja, sin sueldo, en las caballerizas del hipódromo, a cambio de montar, de vez en cuando, alguno de los finos caballos de carreras. Pronto descubren el cadáver de la joven. Aunque se trabaja en ambos casos como crímenes independientes, el instinto le dice al inspector Knutas que ambos casos podrían estar relacionados. En parte es una cuestión lógica, pues la isla de Gotland ha sido siempre tranquila, aunque los casos del verano anterior (tema de la primera novela de la serie del inspector Knutas, Nadie lo ha visto) ponen esto en entredicho.
 
Edición en inglés
Como es el caso de otros autores de la novela negra nórdica de nuestros días, Mari Jungstedt no se conforma con contarnos un caso policiaco, sino que profundiza en la vida de sus personajes, por lo menos en los principales. Así, nos narra escenas de la vida cotidiana de Knutas, con su mujer y sus hijos, y nos cuenta también una etapa complicada de la relación amorosa entre Johan Berg y Emma, una profesora de Gotland, casada y con hijos pequeños (relación que al parecer comenzó en la novela anterior y muy probablemente continúe en la siguiente: Nadie lo conoce). Aunque quizá esta novela no nos permita a los lectores conocer a sus personajes tan a fondo como los de Camilla Läckberg o Stieg Larsson, aún así llegamos a conocerlos y a interesarnos por ellos y, por ser más corta, la novela gana velocidad y concentración, y no nos deja despegarnos de ella hasta llegar al final. También, como en el resto de los autores nórdicos de novelas policiacas, el clima propio de su país contribuye a ese extraño ambiente de su obra, tan ajeno aparentemente a la novela policiaca clásica, formado por el frío intenso, el hielo y la nieve.
 
Edición francesa de bolsillo
La verdad es que Mari Jungstedt es una autora a la que hay que leer y no perder de vista: nació en 1962 en Estocolmo y ha sido periodista para la radio y la televisión de su país. Del año 2003 al 2012 ha escrito una novela al año: lleva diez. Las primeras seis se han publicado en español: Nadie lo ha visto (publicada en Suecia en 2003 y en España en 2009), Nadie lo ha oído (2004 / 2009), Nadie lo conoce (2005 / 2010), El arte del asesino (2006 / 2011), Un inquietante amanecer (2007 / 2012), y La falsa sonrisa (2008 / 2012).

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Nadie lo ha oído. Mari Jungstedt. Traducción de Gemma Pecharromán Miguel. céano Exprés / Maeva. (La 1ª edición española en Maeva es de 2009; la 1ª edición mexicana, de Océano Exprés, es de 2012.) 287 págs.

 
Edición en inglés

 
Edición en sueco
 

domingo, 21 de octubre de 2012

La princesa de hielo, de Camilla Läckberg






La princesa de hielo
de Camilla Läckberg

Jesús Guerra

Edición en sueco
Erica Falk es una escritora soltera, treintañera, con cinco obras publicadas, que vuelve por unas semanas de Estocolmo a su natal pueblo costero (de nombre impronunciable en español), Fjällbacka, a arreglar las cosas de sus padres ya que éstos murieron recientemente en un accidente de automóvil. Se instala en la casa de sus padres, en donde ella creció, para revisar las cosas que dejaron y, a pesar del duelo, simultáneamente trabaja en una biografía de Selma Lagerlöf, bajo contrato, con la que ya está atrasada.

Una noche que sale a pasear para despejarse un poco en el frío del invierno sueco, un hombre, muy asustado, la encuentra en la calle y le pide que lo acompañe, muy cerca, a la casa de Alexandra Wijkner —una mujer de la misma edad de Erica, guapísima y rica, que fue la mejor amiga de Erica en su infancia y luego se dejaron de ver por 25 años—, pues pasó algo terrible. El hombre había ido a arreglar la calefacción de la casa de Alex y encontró algo espantoso. Lo mismo que encuentra Erica al ir con él: el cadáver de Alex, con las muñecas cortadas, en la tina del baño con el agua roja congelada.

Edición en francés
Todo mundo da por sentado que Alex se suicidó, pero sus padres no lo creen, y así se lo dicen tanto a Erica como a la policía. Los padres de Alex, que ahora viven en otra ciudad, le piden a Erica de favor, ya que es escritora, que escriba una suerte de panegírico necrológico sobre Alex para un diario. Esto le da pie a Erica a hacer una serie de investigaciones que poco a poco le van revelando un cuadro diferente al que todos creen ver.

La policía, por su parte, realiza sus investigaciones, que pronto se convierten en investigación de asesinato, a partir de los resultados de la autopsia. El detective a cargo del caso es Patrik Hedström, recientemente divorciado y eterno aspirante al amor de Erica desde la infancia. Cada uno investiga por su lado hasta que se topan uno con la otra y nace una relación amorosa entre ambos, motivo por el cual terminan realizando la investigación juntos.

Edición en catalán
El caso es complejo y bastante interesante, pero además Camilla Läckberg, su autora (quien escribió ésta su primera novela a los 29 años), fiel a los dictados de la novela negra nórdica (que se encuentra en su edad de oro, con obras de escritores suecos, noruegos, finlandeses y daneses), no sólo pretende contarnos una historia policiaca, sino sobre todo, contarnos una historia, con personajes tridimensionales que no sean sólo peones para que avance el argumento, lo cual logra más que bien, y tocar una serie de temas diversos en diferentes niveles de profundidad. Cierto que a veces se le pasa la mano, un tanto al estilo de Stephen King (quien nos cuenta hasta la historia de los abuelos de un personaje de poca importancia), pero con más mesura. Así que es posible que le sobren algunas páginas a esta novela, pero nunca llega a aburrirnos, porque la autora tiene muy buen sentido del suspenso y de la dosificación de la información. Cierto, también, que en algunos momentos se le notan aún ciertos trucos, que deberían de ser invisibles, para incentivar la curiosidad del lector y obligarlo a seguir leyendo, pero hay que tener en cuenta, como ya lo mencioné antes, que ésta es la primera novela de Camilla Läckberg, la cual fue publicada en Suecia en 2004 y en España en 2008.

Edición en inglés
El estilo narrativo de esta novela es conocido pero efectivo: aunque está contada en tercera persona, cambia el punto de vista en cada escena; presenta un buen número de personajes, cada uno con una historia personal (lo que no quiere decir que cada personaje tenga una subtrama), y cada personaje principal enfrente varios problemas personales, lo que deriva en varias subtramas de diversa importancia que se van entrecruzando a medida que avanza la narración.

La princesa de hielo se convirtió muy pronto en un best-seller en Suecia y luego en el resto de Europa, y Camilla Läckberg ha seguido escribiendo a muy buen ritmo, más o menos un título por año. En Suecia se han publicado ya ocho novelas de la serie de Erica Falck y Patrik Hedström (e incluso se han hecho ya varias adaptaciones de algunas de las obras para la televisión sueca), de las cuales han aparecido ya seis en español (La princesa de hielo; Los gritos del pasado; Las hijas del frío; Crimen en directo; Las huellas imborrables y La sombra de la sirena), aunque en algunos casos con los títulos muy cambiados. Estos libros han sido editados ya en más de 30 países y han vendido más de cinco millones de ejemplares, y apenas ha comenzado a publicarse su obra en los Estados Unidos.
Edición en inglés

Si ya ha leído o tiene en su lista de próximas lecturas obras de Stieg Larsson, Henning Mankell, Jo Nesbø, Mari Jungstedt o Åsa Larsson, por mencionar a algunos de los autores de éxito de la literatura policiaca nórdica contemporánea, le sugiero agregar a su lista las novelas de Camilla Läckberg.

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La princesa de hielo. Camilla Läckberg. Traducción de Carmen Montes Cano. Océano exprés / Maeva. México 2a ed. febrero de 2012. 416 págs.


Edición de bolsillo en sueco

lunes, 15 de octubre de 2012

Entrevista a Fraga



Fraga pintado por Don Ramirito



Ecos de la FILS 2012

Entrevista a Fraga

Jesús Guerra

Francisco García Aldape, Fraga, nació en Saltillo, Coahuila, en 1964. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UA de C. Ha trabajado desde 1984 como humorista gráfico, publicando cartones editoriales y tiras cómicas en diversos medios impresos y digitales, estatales, nacionales e internacionales; sus tiras Don Ramirito y Los Cocolazos son sumamente conocidas y apreciadas. También ha trabajado como diseñador gráfico y ha ilustrado diversos libros para otros autores. En el año 2009 recibió el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila por su trayectoria de 25 años de trabajo ininterrumpido. En la FILS 2012 Fraga presentó sus libros y, en un evento aparte, mantuvo una charla con el monero Jis.




Jesús Guerra: ¿Por qué dibujar monos?
Fraga: Mi padre reparaba televisores, así que pronto tuvimos uno en blanco y negro, mi casa era de las pocos del barrio que tenía tele. Recuerdo que mis vecinitos se aglomeraban en la ventana de la sala para asomarse a ver las caricaturas. Mi madre los invitaba a todos a pasar y nos ofrecía galletas y leche. Me encantaban los dibujos animados hasta en los comerciales, así que comencé a dibujar lo que veía en la TV. Coloreé también muchos libros para iluminar y eso me fue soltando el pulso. Cada que dibujaba mis padres, mi padrino y mis tíos me alentaban mucho. Éramos una familia pobre pero nunca me faltaron lápices ni cuadernos para dibujar.

JG: ¿Por qué leer-ver libros de monos?
F: Tendría yo unos tres años (1967) cuando descubrí la genialidad que son los cómics porque los periódicos de entonces, cualquier periódico, publicaban páginas dominicales repletas de tiras a todo color: conocí ahí al pato Donald, a Lorenzo y Pepita, a Serapio (Bugs Bunny). Me quedaba horas observando ese mundo de dibujitos. Luego, mis tíos comenzaron a regalarme revistas de historietas que mi madre me leía: La pequeña Lulú, Tom y Jerry, Chiricuto, La zorra y el cuervo... Muy pronto comencé a dibujar mis propias historietas para perderme con ellas en un mundo de aventuras y diversión. Las revistas de cómics eran muy baratas y, además, en la primaria tuve un amigo que tenía tienda de cómics usados, así que todos los días traía revistas diferentes que leíamos al salir de clases: Superman, Batman, Tarzán... con ellas aprendí a leer muy bien y a tener desde chico una buena ortografía.

JG: ¿Cuáles son tus moneros más admirados, de México y del extranjero?
F: Son un montonal, pero mencionaré algunos. De México: Bernardo Fernández (BEF), Erik Proaño (Frik), Patricio Betteo, Rius, Abel Quezada, Naranjo, Helioflores, Paco Calderón, Jis, Trino, Cucamonga. Locales: Gama, Monsi, ByJames, Javier Mendoza, Guillén. Extranjeros: Óscar Grillo, El Tomi Müller, Fontanarrosa, Palomo, Mordillo, Bill Wattersson, Robert Crumb. Son un montón, me paso horas diariamente admirando trabajos de grandes exponentes del cómic y la novela gráfica gracias a la Internet.

JG: ¿Cuáles son tus caricaturas (animadas) preferidas?
F: Todas las de los Looney Tunes, las de Disney, Tom y Jerry (las clásicas), La pantera rosa, El inspector, El oso hormiguero. Las de Jacobo Dos Dos son maravillosas.

JG: Supongo que también ves películas de animación. ¿Cuáles son las que más te gustan, y por qué?
F: Todas las clásicas de Disney, la trilogía de Toy Story encabezando todo lo de Pixar y todas la recientes que son una maravilla: En particular, Up, Megamente, Los increíbles, Monstruos vs. Aliens, El planeta del tesoro, El gigante de hierro, La familia del futuro, Entrenando a tu dragón, Rango. Me encantan porque me hacen reír bastante y tienen sus dosis de reflexión. Siempre me motivan a seguir dibujando y creando historias.

JG: ¿Qué libros (sin monos) lees? ¿Qué géneros? ¿Cuáles libros o cuáles autores son tus preferidos?
F: Juan Rulfo, Juan José Arreola, García Márquez, es decir, el realismo mágico. Me encanta la ciencia-ficción también.

JG: ¿Cómo, cuándo y dónde nació Don Ramirito? ¿A partir de qué y con qué intención?
F: Un día, a mis 19 añitos de edad, olvidé bajo el pupitre un cuaderno repleto de historietas mías con parodias de superhéroes. Yo estudiaba la preparatoria en el Instituto Tecnológico de Saltillo. Ese cuaderno fue a dar a manos del director de la institución quien en lugar de recriminarme por «perder el tiempo» con mis monigotes, como típico maestro, me recomendó con Adolfo Olmedo, director de El Sol del Norte (OEM) y al otro día ya estaba publicando cartones en la página editorial, es decir, el 10 de marzo de 1984. Semanas después el mismo Olmedo me propuso que además del cartón diario dibujara una tira cómica sobre las desventuras de un filósofo vagabundo. Así nació La Historietilla, que un mes después se convertiría en Don Ramirito.

La primera tira de Fraga


JG: ¿Cuál ha sido la evolución, formal de Don Ramirito?
F: Al principio llamé a mi personaje Don Antónimo de Zafio, que significaba algo así como «sinónimo de culto», pero no me gustó. Luego le puse Don Chancletón, por lo chancludo, pero tampoco me agradó. Hasta que, para no hacerte el cuento largo, mi padrino Pablo Valdés Hernández (autor de «Conozco a los dos», y de «Sentencia», entre otros boleros) me dio el nombre definitivo: Don Ramirito. El «don», para connotar respeto, y el Ramiro en diminutivo, para dar a entender que era un personaje al que se le tenía cariño.

JG: Dijiste en la presentación de tu libro en la FILS que le vas a hacer cambios físicos a Don Ramirito. ¿Por qué?
Quiero volverlo un personaje más harapiento, vagabundo, solitario, que viva en cajas de cartón y que siempre esté hambriento, como la versión humana del perro callejero de Alberto Cortez (si no lo conocen, vean y escuchen esto).

JG: ¿Por qué? ¿Cuál es el objetivo o la propuesta?
F: Sucede que con más frecuencia veo por las calles a vagabundos solitarios, con su atado de cosas inservibles, con las ropas en harapos. Y cuando pienso en un Don Ramirito harapiento, más viejo y un poco gruñón, con la tripa amarrada al hueso y que va solo por las calles, que duerme dentro de una caja de cartón, me vienen a la mente ideas reflexivas, ideas de protesta, ideas filosóficas que, creo, representan más la esencia del personaje de hace 28 años y que sin quererlo desvirtué cuando lo convertí en superhéroe, por ejemplo, o cuando lo puse a jugar futbol o lo mandé al espacio en una nave construida por él mismo. Incluso, llegué a dibujarlo como candidato a la Presidencia del país, y aunque salieron buenas tiras, con buenas críticas, creo que no estaba respetando al personaje. Asi que el Don Ramirito que viene vuelve a sus orígenes: el filósofo vagabundo.

Evolución de Don Ramirito


JG: ¿Cómo dibujas? ¿A lápiz, directo a tinta? ¿Cómo usas la computadora en este proceso?
F: Sigo dibujando a mano, con lápiz, después calco el dibujo en una mesa de luz y entinto con marcadores permanentes o con plumilla y pincel. Escaneo el dibujo y agrego textos, hago ajustes y correcciones con Photoshop. Coloreo en forma digital, aunque de repente utilizo acuarelas. Soy autodidacta. Nunca he hecho algún tipo de curso, más bien he tenido la suerte de observar a grandes caricaturistas e ilustradores como a Roy Santibáñez, al gran Rossitas, al maestro Javier Mendoza, al entrañable Arnaldo de León y al excepcional caricaturista y pintor Cuauhtémoc León, Leonce. Del mismo modo aprendí a diseñar y colorear digitalmente en la Mac, viendo y preguntando, y gracias a la paciencia de compañeros como Lalo Flores, que me compartieron sus trucos para dominar el Photoshop.

JG: ¿En qué medios publicas en la actualidad?
F: Publico cartón político diario, Don Ramirito, Cocolazos y Chivatazos desde el 2008 en los periódicos de Grupo Zócalo (Saltillo, Monclova, Piedras Negras y Acuña); cartón y Cocolazos diario en El Mundo de Poza Rica, Veracruz; Ondas Fraguianas semanales en la revista Axxón de Argentina; una selección mensual de humor en la revista ¡Qué Pasó Paisano! de Austin y San Antonio, Texas; tiras de Don Ramirito en la revista mensual Más Negocio de Querétaro, y tiras de Don Ramirito traducidas al portugués en la revista Jornal Graphicq de Río de Janeiro.


Don Ramirito en portugués


JG: ¿En cuáles otros has publicado?
F: En Satillo: El Sol del Norte de 1984 a 1988, en Vanguardia de 1988 a 1997, en Palabra de 2000 a 2008, en la revista Panorama de 1986 a 1987. También llegué a publicar en La Voz de Coahuila y La Prensa de Monclova.

JG: ¿Cuántos y cuáles son los títulos de tus libros publicados?
F: Don Ramirito, ese filósofo, en 2010, en edición de autor, y Don Ramirito en su tinta en 2011, editado por el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo.


Los libros de Fraga


JG: ¿Cuáles son los libros que has ilustrado, con textos de otros autores?
F: De corte infantil: El pájaro de siete colores y Chucuchú, el murcielaguito maquinista, de Diego López Narro; Lenticia la tortuga, de mi esposa, Ruth Marisol Rangel; y La guarida del osito negro, de Mayté Loera. Y otros tipos de libros, como el Diccionario de términos periodísticos, de Arturo Recio, y Ordenando el caos, de Dalia Reyes. Otro libro muy querido y «viejito» es Reseñas históricas de la siderurgia en México, de Óscar Peart y Graciela Ramos (1983).

Libros ilustrados por Fraga


JG: ¿Cuál ha sido el proyecto más locochón-estrambótico-lunático que se te ha ocurrido y que por el motivo que sea no has podido realizar o que hiciste en parte pero no has podido publicar?
F: Las aventuras de dos luchadores técnicos: Leyenda Urbana y Talento Local, que se enfrentan a los rudos: Envidia Pelona y Susto Peludo. Tengo por ahí un proyecto de humor medio porno que se llama La señora Frígida y el señor Usaviagra.

JG: ¿Qué planes tienes para el futuro?
F: Replantear a Don Ramirito y los Cocolazos sobre la marcha, es decir, mientras se van publicando. Estoy ilustrando un nuevo libro de corte infantil para Mayté Loera, La casa de la abuela, del que ya presentamos un avance en la FIL Saltillo. Voy a ilustrar para Pepe Tachas una historia sobre un niño que es fan de la lucha libre: Azul enmascarado. Iré compartiendo avances de estos dos libros en mi blog (http://fragacomics.blogspot.com).

También voy a adaptar a cómic un guión de un corto cinematográfico sobre el fin del mundo en Saltillo, de Sergio Avilés. Espero participar en algunos concursos de ilustración y tengo un montón de relatos de buenos amigos escritores que quiero adaptar a cómic. Como se dice por ahí: ¡Tanto por dibujar y tan poco tiempo!





jueves, 11 de octubre de 2012

Entrevista a Rafael Torres Sánchez




Ecos de la FILS 2012

 
Entrevista a Rafael Torres Sánchez

 
Marlén Curiel-Ferman

 
Rafael Torres Sánchez es licenciado y maestro en economía, doctor en historia, escritor y poeta. Entre sus obras se encuentran: Fragmentario (poesía), Teclear (poesía), Cuatro fechas y un son para niños (poesía), Juego de espejos (poesía), El arquero y la liebre (poesía), Arribita del río (poesía), Ejercicios en el cementerio (poesía), Bastón de ciego (poesía), Del Antiguo Régimen a la Revolución: la estructura económica de Jalisco (ensayo histórico), De Mérida hasta Ensenada (crónica), Óscar Liera / El niño perdido (biografía), Revolución y vida cotidiana: Guadalajara, 1914-1934 (ensayo histórico), La bottega de la Revolución (ensayo histórico y literario), Historia regional de la infamia: el asesinato de Ramón Corona (ensayo histórico), El negativo de la Revolución: vida cotidiana (ensayo y fotografía), y Cero grados (la cotidianidad ensayada) (ensayo histórico). Rafael Torres Sánchez estuvo en la FILS 2012, donde presentó su obra Balzac para historiadores (Conaculta, colección El Centauro, 2011). Ahí, Marlén Curiel-Ferman le hizo esta breve pero muy interesante entrevista.


MC-F: ¿Usted considera que Balzac sea el fundador de la microhistoria?
Rafael Torres Sánchez: Me sorprende mucho tu pregunta. Hace uno años estuve en un homenaje a don Luis González. Él es el padre de la microhistoria mexicana. La miscrohistoria es una línea de reflexión polisémica, y tiene muchas variantes; hay la microhistoria italiana, por ejemplo, la francesa, la mexicana de Luis González y hay otras combinaciones. No hay una teoría definida de la miscrohistoria. Cuando yo participé en el homenaje a don Luis González, cité a Balzac, y cité una obra muy específica que toca asuntos de la miscrohistoria que se llama El médico rural. Cuando terminé y fui a saludar al maestro, él me felicitó por el trabajo y me dijo que le interesaba mucho, que se había fijado que yo era de las pocas personas que habían hecho un parentesco entre Balzac y su trabajo. Me invitó a su casa, fui a visitarlo y platicamos ampliamente, sobre Balzac, sobre la microhistoria... era un hombre sabio... Total, es esto, yo no creo que Balzac sea el fundador de la microhistoria, de hecho la microhistoria no tiene un fundador específico; así como en México don Luis González amarró muchas versiones anteriores que había, en Italia está Carlo Ginzburg que tiene otra idea de las cosas, ¿no? En Francia está Emmanuel Le Roy Ladurie, que también trabaja en microhistoria. Se entienden muchas cosas y diversas. Por ejemplo, don Luis entiende, a mi juicio, un sentido de la microhistoria un poco limitado, porque él la entiende como en chiquito, como espacios reducidos, y la microhistoria italiana no entiende espacios reducidos... puede ser un espacio muy grande; lo que entienden es estudiar no la historia de un pueblo sino en un pueblo, ¿para que?, para comprobar o no, en ciencia se dice «falsar», las inferencias de una historia global o macrohistoria. Por ejemplo, hablando de México, el reparto de la tierra. Cárdenas repartió la tierra en los años 30, 36-40, la reforma agraria cardenista, ésa es la hipótesis de la historia nacional, pero hay estudios que se van a localidades más pequeñas y estudian el reparto agrario y encuentran que no lo hubo, sino que al contrario, hubo concentración de la tierra. Es paradójico, y ésa es una historia diferente a la de Luis González, es como más italiana, ¿no?

Indudablemente Balzac tiene una gran aportación al estudio de las pequeñas localidades y es notable de lo que hablamos, porque Balzac es reconocido como novelista. Y sin embargo Balzac es un adelantado de las Ciencias Sociales. Digamos que antes de que las universidades abran las puertas, él, que está en la noche trabajando, ya adelanta temas y problemas que la historia va a estudiar a las 10 u 11 de la mañana, por decirlo así. Como la historia de la vida cotidiana, la historia de las mentalidades, la historia de las costumbres, los sentimientos, las pasiones, y sus personajes son prácticamente personajes sacados de miscrohistorias contemporáneas, por decir un anacronismo. En realidad es la historia contemporánea la que ha abrevado en él. Casi no hay autor de historia, bueno, que se precie, que no cite a Balzac, y no es gratuito, es que Balzac es un escritor que es historiador al mismo tiempo; él nunca se dice novelista, es un dato curioso. Él dice «el estudio que vamos a llevar a cabo». Cuando está trabajando, por ejemplo, Papá Goriot, o Las ilusiones perdidas, o Los campesinos, siempre empieza «el estudio que vamos a llevar a cabo», y la palabra es clave; cuando uno lo está estudiando y avanzas, te preguntas «¿por qué dice estudio? ¿Qué no es novela» Y empiezas a ver que la hermenéutica y el procedimiento es de un académico, pero además es un escritor muy bueno.




 
MC-F: Cómo se puede leer a Balzac en el siglo XXI? ¿Qué aporta Balzac a la lectura de la cotidianidad?
RTS: Las costumbres, los sentimientos, las pasiones, la prensa. El dinero. Una obra básica para quien sea escritor y que tenga inquietudes por el periodismo es Las ilusiones perdidas. Es una trilogía de novelas que le dedica él a Víctor Hugo, y el tema central es la iniciación del escritor, del poeta joven, y la prensa. Y la prensa aparece como es, como uno sabe que es, ésa es una constante, hasta la fecha, sea televisión o Internet, lo que se hace complejo es la herramienta, pero la esencia de las relaciones de prensa son balsaquianas completamente.

MC-F: ¿Nos podría hablar de los personajes de Balzac?
RTS: Sobre todo hay personajes omnipresentes. Balzac es un maestro y los personajes brincan de una obra a otra, ¿no? Ése es un principio que viene desde muy atrás. Desde Las mil y una noches. Sobre todo el montaje de las historias dentro de las historias, pero en Balzac se llega al máximo. Hay un dato interesante, habitualmente se dice que es novelista, yo ya decía hace un momento que él se asume como estudioso pero además hay otra cosa, La comedia humana, como su nombre lo indica, es una enorme representación. La técnica narrativa de Balzac está más cercana del arte dramático, en las tablas, que de la escritura lineal. Eso es algo muy interesante, y yo cuando comencé a escribir la obra, vi que la crítica no reparaba en eso; lo tienen enfrente y siempre es «el novelista», cuando Balzac agrupa su obra enorme en escenas, eso ya es notable, hay que creerle al autor. Ésa es la lectura que yo hice y que me sirvió para crear la estructura del libro. A Balzac lo veo como un apuntador que está debajo o detrás del escenario y sugiere y dice cosas, porque la dinámica es de representación. Es una representación social multitudinaria. Hay personajes que están en el tomo cuatro y terminan de hacer cosas que ya apenas empiezan en el quince, o al revés. Esa estructura complejísima es como la de un circo que trabaja al mismo tiempo en varias pistas. Él tenía un método de escritura simultánea, es decir, escribía varias obras a la vez, y eso le permitía, a mi juicio, controlar a los personajes, la entrada, la salida, etcétera.

 

lunes, 1 de octubre de 2012

Primeras líneas de El sabueso de los Baskerville en dos idiomas




Primeras líneas de...

El sabueso de los Baskerville
en dos idiomas 

(y tres versiones: la original y dos en español)


Portada de la primera edición de la novela


Mr. Sherlock Holmes
Mr. Sherlock Holmes, who was usually very late in the mornings, save upon those not infrequent occasions when he was up all night, was seated at the breakfast table. I stood upon the hearth-rug and picked up the stick which our visitor had left behind him the night before. It was a fine, thick piece of wood, bulbous-headed, of the sort which is known as a «Penang lawyer.» Just under the head was a broad silver band nearly an inch across. «To James Mortimer, M.R.C.S., from his friends of the C.C.H.,» was engraved upon it, with the date «1884.» It was just such a stick as the old-fashioned family practitioner used to carry—dignified, solid, and reassuring.

[Versión original en inglés de Arthur Conan Doyle. 1902.]
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Míster Sherlock Holmes
Míster Sherlock Holmes, que generalmente se levantaba muy tarde, a no ser en las frecuentes ocasiones en que permanecía en vela toda la noche, estaba sentado frente a su desayuno. Yo, en pie sobre la alfombra situada frente a la chimenea, tomé en mis manos el bastón que nuestro visitante se había dejado olvidado la noche anterior. Era un grueso bastón de madera, de buena calidad, redondeado en su empuñadura y que pertenecía al tipo denominado Penang lawer. Inmediatamente por debajo de la empuñadura había un ancho aro de plata, de unos dos centímetros de altura, en el cual aparecía grabada la siguiente inscripción: «A James Mortimer, M. R. C. S., sus amigos del C. C. H.» y la fecha «1884». Era el tipo de bastón que solía llevar —dignificado, firme y tranquilizante— el antiguo médico de cabecera chapado a la antigua.

[Versión española de Ramiro Sánchez Sanz. Grupo Anaya, S. A., Madrid.]

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El señor Sherlock Holmes
El señor Sherlock Holmes, que de ordinario se levantaba muy tarde, por las mañanas, salvo ocasiones, bastante frecuentes, en que no se acostaba en toda la noche, se hallaba sentado a su mesa de desayunar. Yo estaba, en pie, en la esterilla de la chimenea, y eché mano al bastón que nuestro visitante de la noche anterior había dejado al marcharse. De madera fina y resistente, con el puño abultado, pertenecía al tipo de bastones que son conocidos con el nombre de abogado de Penang. Debajo mismo del puño tenía una ancha tira de plata, de casi una pulgada de extremo a extremo. En ella, y con la fecha 1884, estaba grabada la inscripción siguiente: «A James Mortimer, M. R. C. S., de sus amigos del C. C. H.» Era, precisamente, un bastón como el que acostumbran llevar los médicos de familia chapados a la antigua... solemne, sólido y tranquilizador.

[Versión española de Amando Lázaro Ros. Aguilar S. A. de Ediciones. Madrid.]