Primeras líneas de...
El sabueso de los Baskerville
en dos idiomas
(y tres versiones: la original y dos en español)
Portada de la primera edición de la novela |
Mr. Sherlock Holmes
Mr. Sherlock Holmes, who was usually very late in the mornings, save upon those not infrequent occasions when
he was up all night, was seated at the breakfast table. I stood upon the hearth-rug and picked up the stick which our visitor had left behind
him the night before. It was a fine, thick piece of wood, bulbous-headed, of the sort which is known as a «Penang lawyer.» Just under the head was a broad silver band nearly an inch across. «To James Mortimer, M.R.C.S.,
from his friends of the C.C.H.,» was engraved upon it, with the date «1884.» It was just such a stick as the old-fashioned family practitioner used to carry—dignified, solid, and reassuring.
[Versión original en inglés de Arthur Conan Doyle. 1902.]
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Míster Sherlock Holmes
Míster Sherlock Holmes, que generalmente se levantaba muy tarde, a no ser en las frecuentes ocasiones en que permanecía en vela toda la noche,
estaba sentado frente a su desayuno. Yo, en pie sobre la alfombra situada frente a la chimenea, tomé en mis manos el bastón que nuestro visitante se había dejado olvidado la noche anterior. Era un grueso
bastón de madera, de buena calidad, redondeado en su empuñadura y que pertenecía al tipo denominado Penang lawer. Inmediatamente por debajo de la empuñadura había un ancho aro de plata, de unos dos centímetros de altura, en el cual aparecía grabada la siguiente inscripción:
«A James Mortimer, M. R. C. S., sus amigos del C. C. H.» y la fecha «1884». Era el tipo de bastón que solía llevar —dignificado, firme y tranquilizante— el antiguo médico de cabecera chapado a
la antigua.
[Versión española de Ramiro Sánchez Sanz. Grupo Anaya, S. A., Madrid.]
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El señor Sherlock Holmes
El señor Sherlock Holmes, que de ordinario se levantaba muy tarde, por las mañanas, salvo ocasiones, bastante frecuentes, en que no se acostaba en
toda la noche, se hallaba sentado a su mesa de desayunar. Yo estaba, en pie, en la esterilla de la chimenea, y eché mano al bastón que nuestro visitante de la noche anterior había dejado al marcharse.
De madera fina y resistente, con el puño abultado, pertenecía al tipo de bastones que son conocidos con el nombre de abogado de Penang. Debajo mismo del puño tenía una ancha tira de plata, de casi una pulgada de extremo a extremo. En ella, y con la fecha 1884, estaba grabada la inscripción siguiente: «A James Mortimer, M. R. C. S., de sus amigos del C. C. H.» Era, precisamente, un bastón como el que acostumbran llevar los
médicos de familia chapados a la antigua... solemne, sólido y tranquilizador.
[Versión española de Amando Lázaro Ros. Aguilar S. A. de Ediciones. Madrid.]
-Bien, Watson, ¿qué deduce usted de él?
ResponderEliminarHolmes estaba sentado de espaldas a mí y yo no le había dado ningún indicio sobre el objeto de mi interés.
-¿Cómo supo lo que estaba haciendo? Creo que usted tiene ojos detrás de la cabeza.
-Tengo, al menos, una cafetera plateada y brillante frente a mí -contestó-. Pero dígame, Watson, ¿a qué conclusiones le lleva el bastón de nuestro visitante? Este objeto dejado aquí accidentalmente tiene gran importancia, ya que, por lo haber tenido la suerte de encontrarnos con él, ignoramos qué le trajo a nuestra casa. ¿Cómo reconstruye usted al hombre a base del examen de su bastón?
[1970 Salvat editores, S.A. - Alianza Editorial, S.A., by agreement with The Sir Arthur Conan Doyle States. Traducción de Ramiro Sánchez Sanz.]