Julio Verne (2)
Jesús Guerra
Viajes extraordinarios
Las obras de Julio Verne fueron publicadas por el editor
Pierre-Jules Hetzel —editor que también publicó obras de Victor Hugo, Honoré de
Balzac y Emile Zola, entre otros—, primero como folletines en su «Revista de
Educación y Recreo», y luego en formato de libros. La obra de Verne fue
publicada como un gran ciclo narrativo, o como una gran colección, llamada
«Viajes Extraordinarios».
Lean a continuación los títulos de las novelas de Verne,
de seguro habrán leído alguna de ellas, o les sonarán conocidos algunos de los
nombres pues se han hecho muchas películas basadas en ellas. Lamentablemente
mientras que algunas de estas obras son muy famosas, algunas otras son casi
desconocidas ahora:
1 (1863) Cinco semanas en globo
2 (1864) Viaje al centro de la Tierra
3 (1865) De la Tierra a la Luna
4 (1866) Las aventuras del capitán Hatteras
5 (1867) Los hijos del capitán Grant
6 (1869) Veinte mil leguas de viaje submarino
7 (1870) Alrededor de la Luna
8 (1871) Una ciudad flotante
9 (1872) Aventuras de tres rusos y tres ingleses en el
África austral
10 (1872) El país de las pieles
11 (1872) La vuelta al mundo en 80 días
12 (1874) La isla misteriosa
13 (1875) El «Chancellor» (este título debería de
ser «El Canciller»)
14 (1876) Miguel Strogoff, el correo del zar
15 (1877) Héctor Servadac
16 (1877) Las Indias negras
17 (1878) Un capitán de quince años
18 (1879) Los quinientos millones de la Begún
19 (1879) Las tribulaciones de un chino en China
20 (1880) La casa de vapor
21 (1880) La jangada
22 (1882) Escuela de Robinsones
23 (1882) El rayo verde
24 (1883) Kerabán el testarudo
25 (1884) La estrella del Sur
26 (1884) El archipiélago en llamas
27 (1885) Matías Sandorf
29 (1886) Robur, el conquistador
30 (1887) Norte contra Sur
31 (1887) El camino de Francia
32 (1888) Dos años de vacaciones
33 (1888) Familia sin nombre
34 (1889) El secreto de Maston
35 (1890) César Cascabel
36 (1891) Mistress Branican
37 (1892) El castillo de los Cárpatos
38 (1893) Claudio Bombarnac
39 (1893) Aventuras de un niño irlandés
40 (1894) Maravillosas aventuras de Antifer
41 (1895) La isla de hélice
42 (1896) Ante la bandera
43 (1896) Los viajes de Clovis Dardentor
44 (1897) La esfinge de los hielos
45 (1898) El soberbio Orinoco
46 (1899) El testamento de un excéntrico
47 (1900) Segunda patria
48 (1901) El pueblo aéreo
49 (1901) Las historias de Jean-Marie Cabidulin
50 (1902) Los hermanos Kip
51 (1903) Los piratas del Halifax
52 (1904) Un drama en Livonia
53 (1904) Dueño del mundo
54 (1905) La invasión del mar
Más las novelas modificadas por su hijo Michel Verne, las
cuales fueron publicadas después de la muerte de Julio Verne (ver la entrada
anterior de este blog):
55 (1905) El faro del fin del mundo
56 (1906) El volcán de oro
57 (1907) La agencia Thompson y Cía.
58 (1908) La caza del meteoro
59 (1908) El piloto del Danubio
60 (1909) Los náufragos del Jonathan
61 (1910) El secreto de Wilhelm Storitz
62 (1919) La impresionante aventura de la misión Barsac
Más las novelas no publicadas sino hasta fines del siglo XX,
es decir más de 80 años después de la muerte del autor:
63 (1988) El bello Danubio amarillo
64 (1989) Viaje maldito por Inglaterra y Escocia
65 (1991) El tío Robinson
66 (1991) Un cura en 1839
67 (1994) París en el siglo XX
Fíjense bien, estamos hablando de 67 novelas, escritas a
lo largo, más o menos, de 42 años. Lo anterior quiere decir que escribía, en
promedio, un poco más de novela y media por año. Pero escribió también 21
relatos y novelas cortas, más algunas obras de teatro originales, y obras
teatrales que él mismo adaptaba de sus novelas. Julio Verne es, además, el
segundo escritor más traducido del planeta. Sólo Agatha Christie tiene más
traducciones. Y su influencia en la literatura es enorme, pero también en la
vida: el astronauta ruso Yuri Gagarin declaró que se hizo astronauta gracias a
las obras de Verne. No sólo eso, Julio Verne, junto con el inglés H.G. Wells,
están reconocidos como los precursores de la ciencia-ficción.
Las novelas de Verne en el cine
La obra de Julio Verne ha tenido también un gran impacto
en el cine. Aunque Verne murió en 1905, es decir en los inicios del
cinematógrafo, durante sus últimos años de vida se produjeron cuatro películas
basadas en sus novelas. La primera en 1902, la segunda y la tercera en 1904, y
la cuarta en 1905. No sé si las vio. El asunto es que de 1902, en que se filmó
la primera cinta basada en su obra, hasta 2017 (pues hay una versión de Veinte
mil leguas de viaje submarino que se está filmando y está programada para
ser estrenada el año próximo), se han producido 168 películas y series de televisión
basadas en sus novelas. Sus obras más adaptadas han sido Miguel Strogoff,
Veinte mil leguas de viaje submarino, Viaje al centro de la Tierra
y La vuelta al mundo en 80 días.
Recordemos que de esta última hay una versión
cinematográfica —dirigida por Michael Anderson y estrenada en 1956—, que es muy
especial para México, pues el papel de Passepartout —o Picaporte, según algunas
traducciones— lo interpretó Cantinflas. El papel central, el de Phileas Fogg,
lo interpretó el espléndido David Niven. Y en papeles pequeños aparecieron una
cantidad de estrellas verdaderamente impresionante, como: Frank Sinatra, Noel
Coward, John Gielgud, Trevor Howard, Fernandel, Charles Boyer, Gilbert Roland,
Cesar Romero, Shirley MacLaine, Peter Lorre, George Raft, Marlene Dietrich,
John Carradine, Buster Keaton y el torero Luis Miguel Dominguín, entre muchos
otros.
Después de recordar esto, dan ganas no sólo de leer la
novela sino también de buscar esta película en especial, pues es verdaderamente
espectacular, por su argumento, por su producción, y también por ver reunidas
en una sola película a tantas figuras importantes de mediados del siglo XX.
Hay una edición de las «Obras completas» de Julio Verne,
que en realidad no son tan completas pues hay aún muchas —algunas novelas,
algunos relatos largos, además de poemas y obras de teatro— que no están
traducidas al español. Pero bueno, esta edición se llama así, Obras
completas de Julio Verne, y fue publicada en tomos gruesos, cada uno con
alrededor de cinco novelas, por la Editorial Valle de México, que supongo ya no
existe. En el tomo 6 viene un prólogo firmado por Rafael Heliodoro Valle, un
escritor y periodista hondureño que vivió y murió en México. Su prólogo, muy
romántico para nuestro gusto —está firmado en 1955—, dice: «Entre los
escritores que han pasado por el mundo, embrujando a los hombres con sus
imágenes y alucinaciones, nadie ha igualado hasta hoy a Julio Verne. Por el
aire de encantamiento que flota en sus libros, continúa siendo uno de los
escritores favoritos de millones de gentes que tienen hambre de bondad y de
belleza». Y más adelante: «Julio Verne sigue siendo el grande y querido abuelo
que nos acaricia con su conversación extraordinaria. Es nuestro amable
compañero para visitar países recónditos que sólo son igualados por los de las Mil
y Una Noches». Y luego: «No perderá su tiempo quien se haga amigo de Julio
Verne acompañándole de nuevo en sus excursiones. No lo pierde quien tiene viva
curiosidad por conocer el origen de muchos de los hechos que cristalizaron en
inventos que son ahora nuestra sorpresa continua y nos convierten en deudores
que nunca podrán pagar los bienes recibidos».
Es así, siempre se ha hecho énfasis en los inventos que
aparecen en las novelas de Verne, inventos que aún no existían en su tiempo y
que al correr del siglo XX se fueron convirtiendo en realidad: los cohetes
espaciales, los dirigibles, los submarinos y muchos otros. Y es que Julio
Verne, aunque es un reconocido precursor de la ciencia-ficción, más bien
escribía ficción científica, que ahora no son exactamente lo mismo.
Por su parte, Fernando Savater, en un ensayo aparecido en
su libro Misterio, emoción y riesgo. Sobre los libros y películas de
aventuras, llamado «La ciencia como aventura y como poesía», apunta lo
siguiente:
«A Verne se le ha admirado tradicionalmente por magias más
bien accidentales: se le tiene por un precursor de descubrimientos científicos,
oficio que envejece pronto y mal. Pero hoy nos interesa mucho más que sus obras
nos recuerden la poesía que encerraron una vez los sueños de la ciencia [...]».
Y más adelante un consejo de lectura: «Si yo me atreviese a dar consejos al
lector neófito, le recomendaría que buscase los libros de Verne menos
celebrados porque quizá en ellos se esconden sus prodigios más deliciosos: el
invisible y despechado amante de El secreto de Wilhelm Storitz, los
fantasmas precinematográficos de El castillo de los Cárpatos, el
desenlace de un relato de Poe en La esfinge de los hielos, el mundo como
tablero del juego de la Oca en El testamento de un excéntrico [...]. Por
supuesto, tras estas exploraciones, deberá acudir a sus novelas más conocidas.
Julio Verne no tiene libros malos, sino buenos de diferentes modos...»
El faro del fin del mundo
Y ya que Savater recomienda leer, para empezar, las obras
menos conocidas de Verne, les recomiendo una que es de las medianamente
conocidas: El faro del fin del mundo. Está ubicada en el año de 1860. En
ella, unos piratas toman el faro que se encuentra en la isla de los Estados, en
Argentina, matan a dos de los fareros, pero queda uno vivo, que se esconde y
defiende el faro y ataca, poco a poco, a los piratas, quienes tienen planeado desviar
barcos para que encallen y robarlos. Es una novela escrita por Verne en 1901,
aunque se publicó hasta 1905, el año de la muerte de Verne. Fue la primera de
las novelas que alteró su hijo, Michel, pero fue la que, al parecer, menos
modificó, pues en 1998 se publicó, por primera vez, la edición original de
Julio Verne, y se analizaron los cambios: sobre todo hay algunas supresiones de
texto en la versión de 1905, y Michel agregó un capítulo.
Hay varias versiones cinematográficas de esta novela, pero
hay una de 1971 que es particularmente interesante. Se trata de una
coproducción de Estados Unidos y España, dirigida por Kevin Billington, y con
actuaciones de Kirk Douglas y de Yul Brynner. Este último interpreta a Kongre,
considerado el villano más maldito creado por Julio Verne. Y en efecto, esta
cinta, por lo menos para los estándares de esa época, tenía una atmósfera de
violencia muy fuerte.
Termino con esta frase de Savater: «Julio Verne no tiene
libros malos, sino buenos de diferentes modos...»
No hay comentarios:
Publicar un comentario