jueves, 8 de junio de 2017

Para que no te pierdas en el barrio, de Patrick Modiano




Para que no te pierdas en el barrio
de Patrick Modiano

Jesús Guerra

Edición francesa
A pesar de la extensión en títulos de la obra narrativa de Patrick Modiano, Premio Nobel de Literatura 2014, en este espacio sólo he tenido la oportunidad de comentar y recomendar dos de sus novelas, Dora Bruder y El café de la juventud perdida, libros que, dicho sea de paso, si no los han leído, se los vuelvo a recomendar, porque de verdad son espléndidos.

Hoy comento su novela más reciente, precisamente la que publicó en Francia alrededor de dos semanas antes de que se anunciara que era el ganador del Premio Nobel. Se llama Para que no te pierdas en el barrio. Esta historia trata de Jean Daragane, un viejo escritor que no siente especial predilección por la gente y vive casi recluido en su departamento, del cual sale únicamente algunas noches en que siente una sensación de vacío, ocasiones en que se contenta con entrar a algún bar cercano a tomar algo y a escuchar las conversaciones ajenas.

Edición francesa
de bolsillo
Una tarde ocurre un suceso que ya es raro en su vida: suena el teléfono de su departamento. Lo llama un desconocido —cuya voz le parece amenazante al escritor— quien le dice que encontró en el restaurante de una estación de tren la agenda del escritor, y que lo llama para ponerse de acuerdo para entregársela. Daragane ya ni se acordaba que había perdido su agenda y, a su pesar, acepta ver al desconocido, pero no en su departamento sino en un café. Cuando se encuentran, el hombre se presenta como Gilles Ottolini, y lo acompaña una joven llamada Chantal Grippay.

Ottolini le entrega su agenda a Daragane, y le confiesa que la hojeó y encontró ahí el nombre de un sujeto llamado Guy Torstel, y dice que le gustaría que Daragane le hablara de este hombre ya que él, Ottolini, es una especie de periodista aficionado, y ha estado investigando un hecho criminal del pasado, en el cual está relacionado de alguna manera ese tal Guy Torstel. Pero Daragane afirma que ese nombre no le dice nada, que no lo recuerda. Mira el nombre en su agenda y ningún recuerdo acude a su memoria. Ottolini le dice que debe recordarlo pues Daragane utilizó ese nombre para un personaje en su primera novela. Daragane está asombrado. Tampoco recuerda ese hecho, pero además se siente incómodo ahí, con ese tipo que le resulta amenazante y extraño, y se va pronto.
 
Edición italiana
Unos días después el hombre vuelve a llamar a Daragane e insiste en que intente recordar algo sobre ese individuo, Torstel. Y Daragane le dice que lo va a intentar, aunque no sabe cómo. Una noche, Daragane recibe otra llamada, pero esta vez es Chantal, la chica que acompañó a Ottolini a la cita, quien le habla. Ella le dice que en ese momento Ottolini no está en París, pero que a ella le parece importante que se vean para explicarle algunas cosas.

Cuando se ven, Chantal le da algunas informaciones inquietantes acerca de Ottolini, pero le dice que para él es importante que Daragane lo ayude, y para que pueda intentar recordar algo, le da, en secreto, una copia de las notas de la investigación de Ottolini. Daragane se va a su casa prometiendo leer las notas. Entre los papeles hay fotocopias de algunas páginas de la primera novela del propio Daragane en las que, en efecto, aparece el nombre de Guy Torstel, hay también unas viejas fotos de un niño «no identificado», y notas a mano sacadas de un reporte policiaco en el que hay otros nombres, y uno que sí recuerda: Annie Astrand.
 
Edición alemana
En los días subsecuentes, poco a poco, comienzan a aflorar algunos recuerdos desconectados en la memoria del viejo escritor. Y entonces, como una suerte de investigador privado, comienza Daragane a escarbar en su propio pasado. Recuerda escenas de su infancia, del tiempo indeterminado y confuso que pasó al cuidado de Annie Astrand, pues la madre de Daragane, por algún motivo no mencionado, lo dejó encargado una larga temporada con esa mujer. (¿Cuánto tiempo? ¿Por qué?) Y esos recuerdos lo llevan a recuperar otros de otra etapa, 15 años después, en la época en que comenzó a escribir su primera novela. Daragane recorre el barrio en el que vivió cuando escribía su primer libro, un barrio en el que pasó también unos días, en su infancia, con esa misteriosa Annie Astrand. Y va luego a la periferia de París, al pueblo en el que vivió con Astrand, y entrevista gente tratando de encontrar respuestas a un misterio enterrado en su pasado. Un misterio que deja cabos sueltos, como al propio Daragane, y, entre líneas, suposiciones e interpretaciones, es decir, más misterios y algunas posibles respuestas, difusas pero suficientes para recrear secciones de un rompecabezas, una época y una ciudad transformada, como la propia vida de Daragane, como la propia vida de los lectores de esta novela hipnótica.
 
Edición en inglés
Muchas de las novelas de Patrick Modiano tienen elementos comunes, entre ellos: esta reconstrucción del pasado a través de la reconstrucción de la memoria, ya sea personal o generacional o histórica. En muchas de ellas hay también, como en ésta, una búsqueda de la identidad, o de los elementos que la formaron. El pasado visto como un misterio policiaco. Algunos críticos han escrito que las diferentes novelas de Modiano parecen el mismo libro, escrito una y otra vez, con variaciones. El propio novelista lo dijo mejor, que en realidad todos sus libros son como diferentes capítulos de un mismo libro.

Quienes ya han leído a Modiano por lo general se vuelven adictos a sus novelas. A quienes no lo han leído, les recomiendo muchísimo que lean a este autor y quizá Para que no te pierdas en el barrio pueda ser una puerta de entrada a su obra.

. . . . .

Para que no te pierdas en el barrio. Patrick Modiano. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Anagrama, colección Panorama de Narrativas. 152 págs.





No hay comentarios:

Publicar un comentario