domingo, 16 de septiembre de 2018

La desaparición de Stephanie Mailer, de Joël Dicker





La desaparición de Stephanie Mailer
de Joël Dicker

Jesús Guerra

En una de las más recientes entradas de este blog comenté la novela El libro de los Baltimore, del escritor suizo Joël Dicker, el autor que sorprendió a todo el mundo en 2012 y en 2013 con su novela La verdad sobre el caso Harry Quebert.

El primer libro de éxito de Joël Dicker (Harry Quebert) es, sobre todo, un thriller, una novela policiaca, y está narrada por el escritor estadounidense Marcus Goldman (esa especie de alter-ego norteamericano del autor). El libro de los Baltimore no es propiamente un thriller, aunque tiene mucho de suspenso también, sino un drama familiar, y está narrado también por Marcus Goldman.

El libro que les comento hoy, el tercer gran éxito de Joël Dicker, es —otra vez, como la primera de estas tres obras— una novela policiaca, pero no está narrada por Marcus Goldman, personaje que ni siquiera aparece aquí, sino que está narrado por varios personajes, cada uno dando su punto de vista, y también algunos de los pasajes están contados por un narrador omnisciente.

La estructura de la obra es muy parecida a la de sus dos novelas anteriores: dos historias interrelacionadas, que suceden en dos momentos diferentes, con 20 años de distancia, y la narración va saltando de una a otra, del presente al pasado y de regreso. Los dos momentos importantes son: el verano y el otoño de 1994, y el verano y el otoño de 2014.


Edición francesa


En 1994, en una pequeña ciudad del estado de Nueva York, llamada Orphea, la última noche de julio cuatro personas fueron asesinadas, mientras los habitantes de la ciudad estaban en la calle principal o en el teatro, porque ese día se había inaugurado el primer festival de teatro de esa población. Un par de jóvenes investigadores de la policía estatal —Jesse Rosenberg y Derek Scott— lograron, finalmente, determinar quién era el culpable.

Veinte años después, en una pequeña reunión que la policía estatal realiza para despedir a Jesse Rosenberg, quien se retira de manera anticipada por motivos personales, una joven periodista llamada Stephanie Mailer se acerca a Rosenberg y le comenta que por una investigación que ella está llevando a cabo, puede decirle con seguridad que él y su antiguo compañero se equivocaron en su investigación del crimen de dos décadas atrás, aunque aún no puede decirle quién fue el verdadero culpable.

Rosenberg se queda muy intrigado con el comentario de la periodista, aunque está seguro de que su investigación fue acertada. Sin embargo, unos días después, se entera de que Stephanie Mailer, la periodista, ha sido reportada por sus padres como desaparecida. Esto obliga a Rosenberg a ponerse en contacto con su antiguo compañero, Derek Scott, para investigar, por una parte, la desaparición de la periodista, y por otra, para reinvestigar el caso de 20 años atrás. Y, al mismo tiempo, somos testigos, en los flashbacks, de la investigación que ese mismo par de policías realizó en 1994. Así que en realidad leemos tres investigaciones de dos casos diferentes pero relacionados.


Edición italiana


Al profundizar en las investigaciones van encontrando, necesariamente, una gran cantidad de personajes, tantos que para comodidad del lector al final de la obra se encuentra una lista con los principales personajes. Y es que algunos de los personajes secundarios no están ahí sólo para hacer bulto, sino que cada uno tiene su propia historia, sus secretos y sus motivos para mantener esos secretos. Hay también algunos elementos románticos y algunos otros, la verdad, sorprendentes y que, a algunos de los lectores, cuyas opiniones he leído en Internet, no terminan de gustarles.

Por ejemplo, algunos de los personajes secundarios y sus historias están tratados como comedia esperpéntica, es decir, como caricaturas. Eso hace que la novela nos parezca extraña en algunos de sus pasajes. Es extraña, sí, la mezcla de tonos, la mezcla de thriller policiaco, dramas familiares, humor, caricaturización de algunos personajes y situaciones absurdas (pero ojo, en ningún momento pierde sentido el argumento general y tampoco, por lo menos para mí, en ningún momento decae el interés que produce su lectura).

Y como siempre en las obras de este autor, hay alguno o algunos personajes relacionados de alguna manera con la literatura y el mundo editorial. Aquí encontramos a una joven de enorme talento que escribe teatro, a un director de una revista literaria de Nueva York, a un expolicía que escribe y dirige teatro, y a un famoso crítico teatral y literario neoyorkino. Y este último personaje funciona, también, para que la novela haga una crítica a los críticos literarios de nariz alzada.


Edición en catalán


Esta mezcla de elementos puede quitarle «seriedad», o puede dar la impresión de que le quita seriedad a la novela. Y algunos lectores han dicho que quizás el autor no se toma en serio su propio libro, o a los lectores... Yo pienso que el autor simplemente decidió experimentar un poco, para salirse de los patrones establecidos. Y creo que vale la pena. Algunos de los momentos esperpénticos de la novela yo los disfruté muchísimo. Y si ponen atención, se darán cuenta que este tipo de mezclas de géneros y de tonos se dan mucho, por ejemplo, en algunas de las grandes series de televisión. Pienso, por ejemplo, en Los Soprano, en Tres metros bajo tierra y en Dexter, entre otras muchas.

La parte final del libro se siente un tanto apresurada, y aunque está muy bien tramada, el hecho de que luego de tanta investigación sepamos la explicación final en una confesión resulta algo desconcertante. Esta crítica, por cierto, es la misma que se le hizo a Hitchcock por el final de su famosa película Psicosis. Pero esto es lo de menos, porque el argumento general está muy bien armado, y su lectura sí es adictiva, por lo menos para algunos de los lectores, yo incluido.

No creo, como dice la publicidad del libro, que Joël Dicker se haya superado a sí mismo con esta obra. Me parece que La verdad sobre el caso Harry Quebert es mejor, y a su manera El libro de los Baltimore es quizá más sólido, pero aun así no me parece que La desaparición de Stephanie Mailer sea una novela decepcionante, ni mucho menos. Quizá no esté, a final de cuentas, al mismo nivel de sus dos novelas anteriores, pero sigue siendo una obra que nos obliga a leerla a marchas forzadas, que es muy disfrutable, y que mantiene nuestro interés de la primera a la última página, y ojo, que estamos hablando de una obra de 650.


Edición en portugués


A final de cuentas ustedes tendrán la última palabra, pero mi recomendación es que corran a comprarla y la lean de inmediato. Existen dos ediciones, la impresa y la digital.

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La desaparición de Stephanie Mailer. Joël Dicker. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego. Alfaguara. 650 págs.

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