viernes, 28 de junio de 2024

Drácula, el no muerto, de Dacre Stoker e Ian Holt

 


Drácula, el no muerto
de Dacre Stoker e Ian Holt
 
Jesús Guerra
 
Luego de la lectura del muy detallado Drácula anotado, de Leslie S. Klinger (cuya reseña puedes leer aquí), y teniendo en cuenta la enorme influencia que la novela Drácula de Bram Stoker ha tenido en la literatura y el cine de terror del siglo XX y lo que va del XXI, queda uno medio obsesionado con el universo Drácula, con los ambientes de la era victoriana y con los personajes de la novela, es decir, quiere uno más. Evidentemente no soy el único pues de Drácula hay una buena cantidad (aunque no tengo idea de cuántas) de precuelas, secuelas e historias paralelas, tanto en novelas, películas, cómics y series de televisión. Aquí iré reseñando algunas novelas, según las vaya consiguiendo y leyendo.
 
Comienzo, entonces, con Drácula, el no muerto (se llama así porque el título que Bram Stoker le iba a dar a su novela en un principio era “El no muerto”), escrita a cuatro manos entre Dacre Stoker e Ian Holt, la cual es una continuación de la novela de Bram Stoker. Se ubica en Londres en el año 1912, 24 años después de los acontecimientos de la novela original, es decir, 1888 (los autores de esta secuela determinaron que los hechos narrados en Drácula ocurrieron en 1888 por conveniencia propia, aunque en realidad la novela no precisa el año en que se desarrollan los hechos narrados, y los especialistas, aunque cada uno tiene su teoría, nunca se han puesto de acuerdo).
 
En esta obra reencontramos a los personajes centrales de la original: Jonathan y Mina Harker (Murray de soltera), Jack Seward, Arthur Holmwood (lord Godalming) y Abraham van Helsing, aunque la verdad no los encontramos como nos hubiera gustado. A todos, unos más, otros menos, la vida los ha tratado mal. Y conocemos a otros, como el hijo de Mina y Jonathan, Quincey Harker (mencionado, como un niño, en los últimos párrafos de la novela original), al actor teatral rumano de moda en Europa, Basareb, al inspector Cotford de Scotland Yard (personaje creado por el propio Bram Stoker en sus notas para la escritura de su obra, pero eliminado en la redacción final) y a varios policías más, y entre varios personajes reales incluidos en la trama se encuentran, por supuesto, el propio Bram Stoker, aunque aparece en pocas escenas, a Erzsébet Báthory y a Jack el Destripador (por eso esta secuela indica que la historia original sucedió en 1888, para hacerla coincidir con los asesinatos del famoso y nunca descubierto Destripador).

 
Edición en inglés


El argumento de esta novela es una locura total, con resultados mixtos, en el mejor de los casos. Los autores toman personajes reales y ficticios, así como hechos históricos y de la novela original y los mezclan y modifican a su antojo, para crear esta historia que tiene su interés (sobre todo para los fans de la obra original) y es más o menos entretenida, pero con la que no siempre (o casi nunca) estaremos de acuerdo. Los autores modifican incluso la ubicación de algunos lugares clave, por ejemplo, el edificio que albergó el hospital psiquiátrico de Jack Seward y Carfax, que todos sabemos se encuentran (en la novela original) a las afueras de Londres pero que aquí están en el pequeño puerto de Whitby (el puerto al que llegó Drácula a Inglaterra en la obra original). Y cuando los personajes recuerdan algunos episodios del pasado (que aparecen en la novela de Stoker) éstos son diferentes. Es como si los autores hubieran leído un Drácula diferente al que hemos leído todos los demás. O, como alguien señaló en alguna parte de internet, como si esta continuación hubiera sido escrita en un universo paralelo.
 
Claro que los autores tienen una explicación para esto: a Bram Stoker un borracho le contó en un bar la historia que luego Stoker escribió con algunos cambios. Esta idea es interesante pero utilizada de una manera bastante torpe. ¿Por qué Bram Stoker cambiaría la ubicación de Carfax pero utilizaría los nombres reales de los personajes? Y esto de los nombres es importante porque Quincey Harker lee la recientemente publicada novela de Bram Stoker y se entera así (y por los ensayos de la obra teatral) que sus padres tienen una historia de la que nunca le han hablado...
 
Pero lo más grave es que los autores cambian al personaje de Drácula, tanto física, psicológica y moralmente, y en este punto es notoria la influencia de la película Drácula de Bram Stoker (Bram Stoker's Dracula, 1992), de Francis Ford Coppola, y cambian, por lo tanto, a Mina también; y el hecho de que Drácula sea capaz de hacer varias cosas que no se supone que hagan los vampiros. Me parece increíble que los autores de esta novela que lleva por título “el no muerto” no comprendan lo que ese concepto significa, o se supone que significa. Aunque en realidad no hay algo que sea lo más grave, en esta novela todo es grave, todo está mal: el hecho de que el estilo narrativo sea completamente diferente entre esta novela y la original, los cambios de tono al interior de la obra (por momentos es un melodrama, luego horror gore, más adelante parodia involuntaria y después un cómic de superhéroes), y el hecho terrible de que esta novela (como el Drácula de Coppola) torne el subtexto en texto, pues así la trama pierde profundidad.

 
Edición en francés


Tampoco es justo que debido a que uno de los autores, Dacre Stoker, lleve el mismo apellido del autor de la novela original, ya que es su sobrino-bisnieto, se publicite como “la secuela oficial” de Drácula. La única continuación oficial posible la tendría que haber escrito el mismo Bram Stoker.
 
Drácula, el no muerto es una mala novela, sin duda, pero para los amantes de la novela de Bram Stoker de todas maneras tiene interés, aunque sea sólo para que nos lleve de nuevo a los lugares de esta historia y nos permita seguir otra vez a estos personajes, a pesar de que nos moleste lo que sucede en la nueva trama y terminemos echando pestes de ella. Para los fans del Drácula original, esta obra es uno de esos libros que hay que leer, aunque finalmente nos decepcione.
 
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Drácula, el no muerto. Dacre Stoker e Ian Holt. Roca Editorial (1a. ed. en inglés, 2009; 1a. ed. en español, 2010). 448 páginas.
 
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