viernes, 30 de diciembre de 2011

París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas



Anagrama.
Narrativas hispánicas.


París no se acaba nunca,
de Enrique Vila-Matas

Jesús Guerra

Siguiendo con la idea de dejarse llevar por los libros para elegir las lecturas [ver mis dos reseñas anteriores: Adiós, Hemingway y París era una fiesta], la continuación más lógica al libro de Hemingway es la novela autobiográfica (por llamarla de alguna manera) París no se acaba nunca del escritor español Enrique Vila-Matas, sin duda alguna un autor imprescindible.

Anagrama. Compactos.
Digamos que siguiendo a Hemingway en sus memorias juveniles sobre París (el libro del español lleva el título del último capítulo de la edición original del libro del norteamericano), Vila-Matas nos narra los dos años que vivió en París, aunque al contrario del Premio Nobel estadounidense, quien apuntó que en París fue “muy pobre pero muy feliz”, el autor español nos dice que fue “muy pobre y muy infeliz”, aunque la verdad no se lo creemos demasiado. De hecho, hay muchas cosas que no deberíamos creerle del todo, pues su libro de memorias es en realidad una novela en la que toma una parte de su vida y aunque la sigue, también inventa libremente. El asunto es que para Vila-Matas los «hechos reales» no son tan importantes como la «verdad», y la verdad puede encontrarse más en la invención que en la realidad. Una idea (similar) que Vargas Llosa desarrolla en el prólogo de su libro La verdad de las mentiras.

Edición italiana. Feltrinelli.
París no se acaba nunca es una novela que pretende ser una conferencia de tres días que pretende relatar las memorias de (quizá un doble de) Vila-Matas mientras éste vivía en la capital francesa a mediados de los años setenta (medio siglo después que Hemingway), y en efecto las relata, mezclando el ensayo y la reflexión junto con la narración, y nos cuenta los dos años en que, viviendo en un minidepartamento (en realidad una chambre de bonne) que le rentaba ni más ni menos que Marguerite Duras, redactó el primer borrador de su primera novela (la segunda en la realidad, la primera según esta memoria verdadera) llamada La asesina ilustrada, en la que el joven autor pretendía que la lectura de su texto matara a sus lectores.

Edición francesa.
Christian Bourgois.
Nos cuenta de su viaje y su estancia en París (y de sus románticos motivos para irse a vivir ahí); de la redacción de su novela; de sus relaciones amistosas y de casera-inquilino con Marguerite Duras; de sus amigos; de las fiestas a las que asistía; de los cafés en los que pasaba horas y horas; de los cines a los que iba y las películas que veía; de los libros que leía; de las personas que conoció; de sus reflexiones; de sus problemas para escribir… y todo esto mezclado con la visita que hizo a la ciudad acompañado de su mujer, ya en el siglo XXI, para intentar recordar y reencontrar lugares, tanto de su propia experiencia como del famoso «tour Hemingway», y con referencias constantes a otros autores.

Edición estadounidense.
New Directions.
Algo que es muy divertido es el asunto de la hoja que le dio Marguerite Duras con unos cuantos consejos apuntados con rapidez cuando Vila-Matas le pidió que le dijera cómo se escribe una novela; las preguntas a sus amigos para intentar aclarar dichos consejos, la angustia para entenderlos. Y siempre, como elemento central, la ironía. El autor apunta: «…me siento impulsado a decirles que sé perfectamente que la ironía juega con fuego…», y «…cuando me oigan decir, por ejemplo, que París no se acaba nunca, lo más probable es que lo esté diciendo irónicamente». Y aclara: «No me gusta la ironía feroz sino la que se mueve entre la desilusión y la esperanza».

Edición en portugués. Brasil.
Cosac & Naify.
El libro está lleno de frases y pasajes memorables, y si me pusiera aquí a citar algunos ejemplos, lo más probable es que terminara transcribiendo medio libro, así que lo mejor es que lo lean directamente. Ahora bien, Enrique Vila-Matas es uno de mis autores preferidos, pero no sé si este libro sea el más adecuado para comenzar a leer su obra, aún así, teniendo en cuenta que sus libros no se encuentran en todas partes, les doy un consejo práctico: lean cualquier cosa que encuentren de él.

Edición de Portugal.
Teorema.
Vuelvo a París no se acaba nunca: se trata de una obra con tantas líneas de reflexión que el libro pide a gritos una o varias relecturas, aunque no necesariamente inmediatas. Es uno de esos libros a los que uno sabe que volverá con el tiempo (bueno, en realidad eso sucede con todos o casi todos los libros de Vila-Matas.) Quizá, por lo menos de manera superficial, se trata de un libro «para escritores», aunque esto podemos extenderlo a «todos aquellos interesados en la escritura», y luego un poco más a «todos aquellos interesados en la literatura», y más aún «a todos los buenos lectores», aunque esto es un tanto vago y crea una pregunta automática: ¿hay algún lector que se considere tal y que se autocalifique como «mal lector»?

En todo caso, léanlo. Es un libro que trata de cuestiones serias y también de otras que no lo son tanto, y todo, o casi todo, de manera muy divertida y muy inteligente.

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París no se acaba nunca. Enrique Vila-Matas. Anagrama. Narrativas Hispánicas. 2003. Barcelona. 233 págs.

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Para leer sobre el autor, sobre sus libros y las ediciones de los mismos en otras lenguas, además de algunos de sus artículos, de sus ensayos y de sus entrevistas, los remito a su sitio personal de Internet, que es particularmente divertido e informativo:

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