La amante inglesa
de Marguerite Duras
Jesús Guerra
La policía francesa encuentra partes de
cuerpos humanos en diversos trenes en varios puntos del país. Todas las partes
resultan pertenecer al mismo cuerpo, una mujer, gruesa. Encuentran todas las
partes con excepción de la cabeza. La policía se da cuenta de que el único
lugar por el cual pasaron los trenes de todos esos puntos es el crucero de un
pueblo llamado Viorne. Así que suponen que ahí debió de cometerse el crimen.
Una noche, una pareja de policías, un hombre y una mujer, se encuentran en el
café Le Balto, como si estuvieran de paso. Se encuentran también tres de los
clientes habituales, dos hombres y una mujer, que conversan con el gerente y
camarero del café. Cuando los clientes habituales y el gerente del café se
ponen a platicar acerca del crimen que ha conmovido al país, el policía se
acerca a la barra e interviene en la conversación, la cual poco a poco conduce
a la mujer, esposa de uno de los hombres presentes, a confesar que la asesina
es ella. La víctima: Marie-Thérèse Bousquet, su prima.
Días después, un personaje sin nombre,
que tiene la intención de escribir un libro sobre el crimen, realiza tres
entrevistas grabadas: una con el gerente del café Le Balto, Robert Lamy; otra
con el marido de la asesina, Pierre Lannes, y la tercera con la propia asesina
confesa, Claire Lannes.
Lo que nosotros leemos son estas tres
entrevistas, más una grabación de la conversación, hecha en secreto por el
policía, en la que Claire confesó su crimen. Técnicamente el libro es muy
interesante, se trata de diálogos y aclaraciones de lo que los personajes que
hablan llevan a cabo mientras hablan o escuchan. La grabación realizada por el
policía de la conversación en el café la leemos dentro de la grabación de la
primera entrevista, con el gerente del café. El hombre que hace las entrevistas
le hace escuchar a Robert la conversación en la cual él mismo participó, y le
pide que intervenga para aclarar cualquier cosa que crea necesario, o bien el
hombre hace preguntas específicas. Si la escucháramos oiríamos una grabación
dentro de otra. Esto es la transcripción de una grabación dentro de la
transcripción de otra grabación.
Así, de una conversación entre cinco
personas y de tres entrevistas, los lectores de esta novela de Marguerite Duras
vamos enterándonos de una situación en un contexto, y de los acontecimientos
que se convirtieron en un crimen de resonancia nacional. Sin embargo, al
parecer nadie, ni la asesina misma, tienen la explicación precisa de los
motivos para el asesinato. Los lectores vamos descubriendo un retrato minucioso
de la situación, del contexto, de los hechos, y también de los personajes.
Vamos construyendo lo externo a partir de la interioridad exteriorizada de los
entrevistados, y a esa interioridad convertida en palabras accedemos a partir
de preguntas relacionadas con lo externo. La distancia entre la imposible
objetividad y la subjetividad incomunicable es el espacio en el que se mueve
esta obra. Al inicio de la primera entrevista, el entrevistado le pregunta al
entrevistador: «¿Pero tiene usted en cuenta la diferencia entre lo que sé y lo
que diré?» Y el entrevistador responde: «Ésa es la parte del libro que corre a
cargo del lector. Existe siempre».
La amante inglesa es una novela que con cierta facilidad
puede ser transformada en una obra para radio, para teatro, para cine; está
basada en un hecho criminal de los años 40 en Francia, un hecho que fascinó a
Marguerite Duras y le dio material para la experimentación literaria. A partir
de estos hechos, la autora escribió primero una obra de teatro, Los
viaductos de Seine et Oise (1959), luego esta novela (publicada en Francia
en 1967), y por último la adaptación de esta novela al teatro.
La amante inglesa, cuyo
título proviene de una confusión lingüística en francés (lengua rica en juegos
de palabras), de temática policiaca, o más específicamente criminal, pero de un
estilo muy alejado del thriller común ya que no está interesada en
atrapar al criminal (al criminal lo conocemos los lectores desde las primeras
páginas) sino en «atrapar» los motivos para un acto criminal como el descrito,
a pesar de la complejidad del tema, de lo confuso de las acciones humanas, está
escrita con una prosa de una gran claridad. Para mi gusto se trata de una obra
muy balanceada, que equilibra muy bien tema, técnica, estructura y escritura.
Sumamente recomendable. Además es sencillo encontrarla en librerías pues forma
parte de la Biblioteca Marguerite Duras de Tusquets Editores, casa editorial
que tiene también en esta colección: El amante (1984; las fechas son de
su aparición en francés), Emily L. (1987), Los ojos azules pelo negro
(1986); El amante de la China del Norte (1991); El amor (1971;
ya reseñada en este blog); Escribir; Un dique contra el Pacífico (1950);
El hombre sentado en el pasillo (1980) / El mal de la muerte (1982);
y ésta que comentamos ahora, La amante inglesa (1967). Hay ediciones de
otros libros suyos, de los muchos que publicó, en otras editoriales (aquí pueden consultar su bibliografía, en francés, así como su filmografía), como la
ya comentada La tarde de M. Andesmas (cuya nueva edición tiene el título
cambiado a La siesta de M. Andesmas) en Demipage y El marinero de
Gibraltar en la Editorial Cabaret Voltaire, pero son más difíciles de
conseguir en México. Sin embargo una gran parte de su obra no ha sido traducida
a nuestra lengua, lo cual es lamentable ya que se trata de una autora de enorme
importancia para la literatura y el cine del siglo XX.
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La amante inglesa. Marguerite Duras. Traducción de Javier Albiñana.
Tusquets Editores. Biblioteca Marguerite Duras, colección Fábula. Edición
española, febrero de 2011; edición mexicana, abril de 2011. 166 págs.
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Liga para datos biográficos, bibliografía y filmografía:
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