El huésped
de
Guadalupe Nettel
Maru Galindo
«Lo
interesante de las personas y las ciudades
es aquello que no se percibe con la
vista,
lo poco evidente».
Guadalupe
Nettel
El huésped
—la primera novel de Guadalupe Nattel— es un relato en donde los personajes no
son lo que parecen, son adolescentes que se desdoblan, cuya belleza interior es
necesario descifrar puesto que ven, sienten y viven la realidad con otros
parámetros, como la humillación permanente. Aunado a esto, su vida transita en
mundos paralelos, tanto física como mentalmente y ello les produce un
aislamiento permanente.
«Comprenda
que se trata de salvarse, entero con sus carencias, con sus callos, con todo lo
que un hombre puede tener de inconsistente, de contradictorio, de absurdo. Todo
esto es lo que se necesita poner a la luz: el loco que somos.» Jean Paulhan (epígrafe
del libro).
La
propia Nettel dice: «esta novela, como todo lo que escribo, habla de personajes
outsiders, de seres inadecuados por
razones físicas o psicológicas que no logran encajar en el mundo. Creo que ese
sentimiento es el que nos hace únicos».
El
huésped es una historia sencilla y extraña que se va convirtiendo, a medida que
avanzamos, en una lectura fantástica perfectamente tejida con una mezcla de
hilos, luminosos y oscuros, que nos dan un mapa «underground» de lo que vive un
grupo de personas diferentes en la ciudad de México, los invidentes, cuya
carencia es la falta de luz.
La
novela se divide en tres partes; la primera describe la vida familiar de Ana, y
la inquietud que le aqueja. La familia está compuesta por el padre, la madre y
su hermano Diego quien fallece a edad temprana. Pertenecen a la clase media y
sus padres llevan una relación distante, entre ellos y con los hijos. Iniciamos
la primera parte con las reflexiones y el relato intimista de Ana, la
protagonista, en donde ella misma se reconoce como una persona diferente en
cuyo cuerpo habita La Cosa, la cual no la deja vivir libremente y con quien
tiene peleas cotidianas, de las que algunas gana y otras negocia.
«Estaba
segura de que algún día La Cosa iba a manifestarse, a dar signos de vida y,
aunque la idea me parecía espeluznante, no dejaba de buscar esos signos en todos
los pasillos de mi vida cotidiana…» (p. 13).
Consciente
de que en su cuerpo habitaba un huésped, Ana vive siempre a la expectativa de
esos episodios que le hacen entrar en una amnesia periódica y sin control. Se
sabía diferente y lo asumía con valentía y soledad: «No tenía amigos, ni en la
escuela ni en el barrio. Por miedo a sentirme descubierta, participaba
solamente en los juegos colectivos donde la atención recae sobre uno en
momentos breves, como las escondidas o Doña Blanca» (p. 19).
Edición francesa |
Más
que combatir al huésped, Ana se defiende aceptando la invasión del mismo, lo
asume ya que ella sabe que deberá habitar la oscuridad y para ello debe
prepararse. «A estas alturas ya estaba resignada a cualquier calamidad y no
tenía la fuerza suficiente para oponerme a ella. En caso de invasión absoluta,
la memoria sería mi única prueba de existencia» (p. 51).
«A
veces me pregunto por qué, si siempre recuerdo mi propio nombre, Ana, tan
simple, tan común, no recuerdo ese otro nombre que llevo dentro» (p. 15).
La
segunda parte se encuentra dividida en 24 apartados breves. En ellos Ana relata
diez años de su vida en los cuales La Cosa casi nunca apareció, sin que por
ello Ana la olvidara. «Desde la muerte de Diego, La Cosa había permanecido
discreta, casi imperceptible, como si ella también se hubiera visto sumergida
por el letargo en el que vivíamos mamá y yo» (p. 61).
En
estos bloques de texto la protagonista continúa describiendo con detalle su
preparación para enfrentar la oscuridad. «Durante años recogí el movimiento de
las bicicletas sobre las hojas del parque, los charcos de lodo que tapan las
coladeras en temporada de lluvias, las formas que toma el verde sobre el pan
enmohecido» (p. 55).
Inicia
su vida laboral en una escuela para ciegos en donde se convertirá en su lectora
de cuentos e historias cortas; así inicia su introducción en el mundo de las sombras
que le asusta e incomoda. «El libro que estaba sobre la mesa era Las mil y una noches, en una edición de
lujo con pasta dura y forro negro de piel… Comencé a leer de inmediato para
evitar el horror de tenerlos ante mí, descifrándome sin que yo supiera cómo» (p.
68).
La
vida en el instituto para ciegos es rutinaria: «lunes, miércoles y viernes,
taller de Braille toda la mañana. Martes y jueves de 10.00 a 12.00 discusión
sobre la actualidad, a cargo del Cacho, en la que se hablaba de temas
políticos, el alza de precios, las noticias del periódico» (p. 74). El Cacho es
un personaje que sabe tratar a los ciegos, a diferencia de Ana, quien siente
lástima y miedo por éstos. A Cacho le falta una pierna y se ayuda con una
muleta para caminar; es un mendigo que recorre las calles de la ciudad pidiendo
limosna y habitando las oquedades del Metro. Este mundo paralelo que el Cacho
presenta a Ana la hará conocedora de una de tantas sórdidas realidades que
viven los excluidos como Marisol, Madero y los invidentes.
«—¿No
te molesta la compasión de la gente?
»—¡Compasión!
—exclamó sorprendido—. La gente no sabe qué es eso. Cuando mucho me tendrán
lástima, y eso en los días de suerte» (p. 91).
Ellos,
especialmente Madero, hacen reflexionar a Ana al mostrarle otro punto de vista
social; Madero le dice que hay muchas maneras de ser ciego… «las maneras de ver
el mundo son miles y los ojos sólo una de ellas, un umbral intermitente que
abre el paso hacia el universo de las siluetas y colores». «En realidad no
vemos al mundo tal y como es sino como somos nosotros. Entonces habló de la
ceguera de la mente, la del afecto, la del humor» (p. 130).
Y
finalmente en la tercera parte de la novela La Cosa se aparecerá en todo su
esplendor.
Guadalupe
Nettel (ciudad de México, 1973), doctora en Ciencias del Lenguaje por la École des Hautes Études en
Sciences Sociales de París, es autora de cuatro libros de cuentos (Juegos de artificio, Les jours fossiles, Pétalos y otras historias incómodas y El matrimonio de los peces rojos); de la novela El huésped, finalista del Premio
Herralde, publicada simultáneamente en francés por la editorial Actes Sud.
También publicó Para entender a Julio
Cortázar, un ensayo corto sobre el escritor argentino. Sus narraciones han
merecido premios y la atención de la crítica en varios países. Ha sido
traducida al francés, su segunda lengua, y al inglés, holandés, esloveno,
alemán y sueco, entre otras. Ha recibido varios reconocimientos como el
prestigioso premio alemán Anna Seghers (2009), el Premio internacional de
narrativa breve Ribera del Duero, el premio franco-mexicano Antonin Artaud
(2008), el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen (2007) y el Prix Radio
France Internacional (1993), entre otros. Ha publicado en varias antologías en
España, México, Francia, Eslovenia, India, Alemania y otros países.
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El huésped. Guadalupe Nettel. Editorial Anagrama. Colección Narrativas Hispánicas. 192 págs.
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