lunes, 17 de marzo de 2014

Equilibrio, de Viktoria Tókareva






Equilibrio
de Viktoria Tókareva

Jesús Guerra

El libro Equilibrio, de la autora rusa Viktoria Tókareva está compuesto por tres cuentos. El primero es el que le da el título al libro, «Equilibrio», en el cual una mujer —la narradora—, cuyo nombre no sabemos, se quiere suicidar. No parce encontrarse en una profunda depresión ni tener problemas agudos muy específicos, o al menos no los menciona, al parecer simplemente está cansada de vivir. Su edad no la sabemos pero quizá deba andar —al igual que ella misma calcula de manera poco precisa las edades de los personajes que nos va presentando a lo largo del texto— entre los 30 y los 50 años. Recurre a ejemplos de la literatura universal pero ningún método de suicidio la convence. Y entonces dice, o piensa, lo siguiente:

«¿Qué queda? Ahorcarse no es estético. Arrojarme por una ventana me da miedo. Lo que me gustaría es que la muerte llegara sin que yo me diera cuenta, me tomara cariñosa de la mano y me llevara en pos de sí como a la felicidad. Como a los brazos de la persona amada después de una larga separación. Porque es lo mismo. La vida es una separación de la eternidad. Llegué de la eternidad y volveré a ella. La vida sólo es una pausa entre ambas eternidades, y es algo completamente personal —mío— el tiempo que esta pausa se prolongue».

Debido a que este personaje (y la autora también) es rusa, evidentemente vive en un ambiente muy frío, así que matarse por congelamiento es lo que de alguna manera le resultaría lo más sencillo, por tanto, sin pensarlo mucho más, se da un baño, se cubre sólo con una sábana y sale a su balcón. La temperatura exterior es de 30 grados bajo cero. Su primera sorpresa, en esos momentos, es que el frío quema. Sentía como si estuviera parada en una hoguera. Pero está dispuesta a morir y se queda ahí.

Sin embargo, en esos momentos pasa del balcón vecino al suyo un hombre que le pide permiso para salir por su departamento. Ella le dice que sí, y como ella es muy amable acompaña al hombre hasta la puerta. Aunque no se conocían, ese hombre es su vecino, y es médico. El vecino se da cuenta de las intenciones de la mujer, y como él tiene que ir al hospital, le pide que vaya con él. No para curarla, pues la mujer está bien, sino para vigilarla. Y ella, que fuera de matarse no parece tener otra cosa que hacer, decide acompañarlo... Y esto es sólo el inicio del cuento, aquí comienzan las aventuras del día de esta mujer que quiere matarse. El cuento es interesante, está muy bien escrito (y está muy bien traducido) y es, sobre todo, muy divertido, aunque toca temas terribles, como el de la soledad y el de la enfermedad.

El segundo cuento, el más breve, es «Un rato de trabajo»; en él, Sievka, que es un niño como los demás, quizá un poco más guapo que algunos de sus compañeros, estaba jugando con algunos amigos en el patio de la escuela cuando se le acercó una mujer a pedirle su nombre y su teléfono, y le preguntó si le gustaría trabajar en el cine. Algo tan sencillo como eso marcó de inmediato una diferencia entre la vida de Sievka y la de sus compañeros, por lo menos por un tiempo. La madre de Sievka, sin perder tiempo alguno, le habló a todos sus familiares y amistades para darles la notica, que a Sievka le habían pedido que trabajara en el cine, y luego agregó de su cosecha «en el papel principal». Los amigos y las amigas de Sievka ya lo veían diferente, y comenzaron a imitar lo que hacía. Para todos ellos Sievka ya era una celebridad.

En pequeño, en ese microcosmos de alguna manera provinciano —el Moscú soviético—, en un entorno familiar, y en un tono más bien tierno, la autora explora esta idea de la fama que tiene la gente común y corriente, y por supuesto su deseo de la misma.

El tercer cuento, el más extenso, se llama «Cien gramos para armarse de valor». Se trata de un cuento clásico en sus temas, en su estructura y en sus personajes, y creo que pudo haber sido concebido por Charles Chaplin para una de sus películas. En un edificio vive Nikitin, un joven «colaborador científico», sea lo que sea que esto significara en la Rusia soviética de los años 80. En el edificio de enfrente vive una chica guapa que todos los días practica el arpa sentada junto a la ventana. Por supuesto, a Nikitin le encanta esta chica, y cuando ella toca su instrumento, él la observa de ventana a ventana. Está enamorado.

Una noche Nikitin se decide y la llama por teléfono. Ella contesta. Él le dice quién es y le propone salir a dar un paseo una de esas noches. Ella, que dice llamarse Natasha, menos tímida de lo que él se imaginaba, o más práctica, le dice que vaya a su departamento de una vez, que ahí deciden a dónde salir. Nikitin se sorprende pero acepta. Quedan de verse un rato después. Nikitin comienza a arreglarse. Pero al salir no está convencido, así que va a la casa de su mentor y jefe en el trabajo, y le pregunta cómo se ve. El jefe es un hombre de mundo, así que le presta una corbata y una chamarra para que luzca mejor. Ya cambiado, más elegante, se encamina al edificio de Natasha, pero cuando está a punto de llegar pierde valor. Decide tomarse un trago —aunque él no toma— y va a un almacén, una de esas tiendas soviéticas en las que había que hacer cola para ser atendido. Nikitin quiere una botella pequeña, y por algún motivo que no entiendo, lo que quiere Nikitin es una botella de 100 gramos, así que podemos suponer que es una de 100 mililitros, pero en la tienda no hay, sólo botellas más grandes. Otras personas están en la misma situación de Nikitin, así que dos individuos le proponen comprar una botella grande entre los tres y dividírsela. Nikitin acepta, y así es como conoce a Fedia, un borrachín que quiere un trago a como dé lugar... Y así es como Nikitin, sin proponérselo, se embarca en una aventura nocturna que no tiene nada que ver con Natasha.

En estos tres cuentos, tragicómicos y tiernos, la escritora rusa Viktoria Tókareva nos presenta personajes surgidos de la gente común y corriente de la Rusia de los últimos años de la URSS. Se trata de un libro publicado en su idioma original en el año 1990, aunque alguno de sus textos es varios años anterior, y publicado en español por la Editorial Circe, con traducción de Selma Ancira, en el año de 1993. No se trata de un libro reciente, aunque creo que la editorial ha hecho reimpresiones posteriores, pero si se quiere encontrar se puede. Vale la pena para comenzar a conocer la obra de esta narradora, muy popular en su país.

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Equilibrio. Viktoria Tókareva. Traducción de Selma Ancira. Editorial Circe. Barcelona, 1993. 98 páginas.


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