El alcalde de Furnes
de Georges Simenon
Jesús Guerra
En las entradas anteriores comenté brevemente la vida y la
enorme obra del escritor belga Georges Simenon (nacido en 1903 y fallecido en
1989). De manera muy simplificada podemos decir que sus novelas se dividen en
cuatro líneas: sus novelas pulp, sus narraciones sobre el Comisario
Maigret, sus novelas duras (como las llamaba él, que serían sus novelas
más literarias) y sus escritos autobiográficos.
Hoy comentaré una sus novelas duras. Se trata de El
alcalde de Furnes, obra publicada por la editorial Gallimard en el año
1939. El personaje central es Joris Terlinck, un hombre grande, pelirrojo, mal
encarado, de origen humilde que ha logrado ser rico y además convertirse en el
alcalde de un pueblo belga llamado Furnes, en la parte belga en la que se habla
predominantemente el flamenco. Joris Terlinck es desdeñoso con sus subordinados
de la alcaldía, es un hombre dictatorial, muy serio, que todo el día fuma puros
fabricados en su fábrica. A lo largo de la historia nos vamos enterando cómo
fue que consiguió hacerse de la fábrica y, tiempo después, de la alcaldía, y no
precisamente con los métodos más honestos.
Joris está casado con Thérésa, una mujer de la burguesía,
la cual le tiene miedo a su marido y no se atreve a hablar con él de manera
franca. La hija de ambos, llamada Émilia, tiene problemas mentales serios, y
como Joris la adora, en lugar de tenerla en una institución adecuada, la
mantiene como prisionera en el piso alto de la casa, y como la joven únicamente
soporta la presencia de su padre es él quien le lleva de comer, la baña y
limpia el cuarto, el cual de todas maneras se encuentra en una condición
lamentable. La cocinera de la casa fue amante de Joris años atrás, y tienen un
hijo, y Thérésa lo sabe.
El más grande enemigo de Joris Terlink en el pueblo es
Léonard Van Hamme, del grupo conservador, también millonario, quien ya ha sido
alcalde y quiere volver a serlo.
Una noche llega a la casa del alcalde uno de sus
trabajadores de la fábrica de puros para pedirle prestado un dinero, ya que
está en apuros pues es el novio no formal de Lina, la hija (ni más ni menos
que) de Van Hamme, y la muchacha está embarazada. Pero esta historia no
conmueve a Joris que se niega a prestarle el dinero y le habla de enfrentar las
consecuencias de sus actos, etcétera. El joven amenaza con que se suicidará si
no le presta el dinero, y Joris no le cree, así que lo despacha de la casa con
las manos vacías.
Más tarde, esa misma noche, un policía le avisa al alcalde
que el joven disparó a la ventana de la recámara de la hija de Van Hamme, sin
llegar a herirla, y que luego se suicidó ahí mismo, en la calle. El alcalde,
aunque no lo quiere demostrar, queda realmente impresionado por este hecho, y
aunque no lo reconoce —ni siquiera a sí mismo—, se siente culpable de esa
tragedia.
Este hecho, aunque en un principio no lo parece, tiene
efectos muy fuertes en la personalidad y por lo tanto en la vida del alcalde, y
como consecuencia, en su vida familiar y hasta en la situación política del
pueblo. Joris comienza a manifestar una parte de sí mismo que le era desconocida
y, quizás para equilibrar esto, en su familia y en su trabajo se vuelve más
despótico de lo que ya era, y realiza ciertas acciones —que por supuesto no las
comentaré para dejarlos que las descubran por ustedes mismos al leer esta
novela interesantísima— que son interpretadas muy a la ligera por la gente del
pueblo de Furnes, mismas que se convierten en rumores que impactan la vida
personal y política del alcalde.
Como siempre, Simenon nos brinda un estupendo retrato
sociopsicológico de sus personajes y nos muestra la vida de un pueblo belga a
fines de los años 30. Retrata a los parroquianos del bar del pueblo, al grupo
de los conservadores del club católico, a los empleados de la alcaldía, a los
miembros de la élite del pueblo, a los jóvenes, a los políticos, a los
burgueses. Y nos brinda, de manera específica, el retrato de un hombre que se
ha endurecido por los sacrificios que ha tenido que hacer para lograr ascender
en lo social, en lo económico y en lo político, y que, al hacerlo,
evidentemente por motivos egoístas, paradójicamente se ha olvidado de sí mismo
y ha convertido su vida en una rutina aburrida y triste, disfrazada de seriedad
y solemnidad, y ha convertido en tristes, también, las vidas de cuantos le
rodean. Al lograr lo que quería, ha perdido su vida y ha destruido otras.
Por lo menos esta es una de las interpretaciones posibles
de esta novela. Ustedes, al leerla, formarán su opinión propia.
Como ya he mencionado en otras entradas, existen diversas
ediciones de los libros de Simenon, y es muy probable que en algún momento la
publique la editorial Acantilado, la cual ha señalado que publicará la obra
completa de Simenon, pero hasta donde yo sé, aún no publica esta novela. Sin
embargo, la edición que aún se consigue es la que publicó la editorial Tusquets
en los años 90.
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El alcalde de Furnes. Georges Simenon. Traducción de
Carlos Manzano. Tusquets Editores, colección Andanzas. 224 págs.
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