lunes, 7 de mayo de 2018

Maigret, de Georges Simenon





Maigret
de Georges Simenon

Jesús Guerra


Simenon y Maigret
En la entrada anterior comentamos que Simenon, quien escribía a una velocidad endiablada, publicó alrededor de 527 novelas. De ellas, 176 las publicó bajo 27 seudónimos diferentes. Eran novelas de diversos géneros populares, escritas para comer. Y yo supongo que ahora esas 176 novelas están olvidadas. Pero las 351 novelas y novelas cortas que quedan son las que publicó con su nombre, y ésas están divididas entre las que para él eran sus «novelas duras» y las que, aunque inicialmente comenzó a escribir también para comer, lo hicieron famoso: las 75 novelas y 28 relatos largos del Comisario de la Policía Judicial de Francia, Jules Maigret (esto según la página en francés de Wikipedia dedicada a Simenon, y según el sitio de la editorial Acantilado, la editora oficial de sus libros ahora, las obras de Maigret son 72 novelas y 31 relatos). Estas obras son las que más se han vendido y se siguen vendiendo de su producción, más algunas de sus novelas serias, o novelas duras, más su novela autobiográfica, llamada Pedigrí.


En una entrevista aparecida en el periódico El País, el año pasado, hecha a su hijo John Simenon —nacido en 1949 en Estados Unidos, en donde el autor radicó alrededor de 10 años—, quien actualmente es el director y único empleado de tiempo completo de las empresas Georges Simenon Limited y Maigret Productions Limited, encargadas de manejar todo lo relacionado con la venta de derechos para publicaciones, traducciones y adaptaciones cinematográficas de las obras de su padre, habló acerca la creación del investigador Maigret. Dijo: «No fue casual, lo buscó: había acabado su etapa anónima en la literatura pulp y al saltar a la novela seria le pareció que para estructurarla le sería más sencillo con un detective: construir una novela es estar en la cuerda floja; con un detective es como estar en un balcón con barandilla». Y más adelante, explicó: «Decidió moldear un comisario contrario a todos los cánones de la época dorada del género, era todo lo que los demás no eran: Maigret no es inteligente, es grandote, habla poco, no es deductivo como Holmes sino intuitivo y, sobre todo, no investiga el delito a lo Poirot sino a las personas».


Así es, el método de este investigador es el de buscar comprender a las personas involucradas en un hecho criminal, comprender la situación, para poder comprender los motivos, y es que en el mundo de Maigret no existen las grandes conspiraciones ni las súpermentes criminales, como en las novelas policiacas anglosajonas, sino que el hecho criminal se produce siempre entre personas comunes y corrientes; o entre delincuentes de tamaño medio... por lo menos, en términos generales así es.

El comisario Jules Maigret es un hombre grande, corpulento, que lleva sombrero y abrigo, y siempre trae pipa, la cual fuma incesantemente. Le gusta la comida y la bebida, sobre todo la cerveza, así que en muchas de las novelas pasa mucho tiempo en bares y cafés. Está casado, su mujer se llama Louise. Aunque a lo largo de las novelas el autor va dando información de la biografía de su investigador, la verdadera biografía de Maigret se encuentra en una novela llamada Las memorias de Maigret, que es, lógica pero curiosamente, la única novela con este personaje que no es policiaca.


Por lo general, las novelas de Maigret transcurren en París, pero el autor se las ingenió para sacarlo a investigar casos en otros lugares, estando de vacaciones, por ejemplo. El tiempo de Maigret como investigador son los años que van de la década de los 30 a la de los 60. Las novelas son cortas, de entre 160 y 200 páginas, aproximadamente, y son de argumento mucho más sencillo que las novelas negras contemporáneas. Se dejan leer con rapidez, pero son innegablemente interesantes, y, para muchas personas, adictivas.

Dejando a un lado a Inglaterra, que tiene una riquísima tradición de novela de misterio y policiaca, en el resto de Europa Simenon es considerado el iniciador de la novela policiaca gracias a su serie con el comisario Maigret. Y es tan famoso que, por ejemplo, en Lieja, la ciudad en la que nació Simenon, existe una plaza llamada Del Comisario Maigret, y en un parque, en Holanda, existe una escultura de Maigret.

Con respecto a los libros en español de este personaje, hay una colección que fue muy popular, que publicó todas las novelas de la serie, llamada simplemente Las Novelas de Maigret, de Luis de Caralt Editor, de Barcelona. No sé cuándo comenzó a publicar la serie, pero todavía se imprimía o reimprimía en los años 70. Y en nuestro país aún se consiguen libros de estas ediciones en librerías de viejo. En la contraportada de los libros venía la lista de los libros publicados. En uno de los últimos aparecían 78 títulos. Supongo que era la serie completa. Y venía un texto que acompañaba el listado, que decía así: «Un buen día, un escritor prestigioso, Simenon, creó una figura inconfundible: el sagaz, reservado e inteligente inspector Maigret. Con él, la novela policiaca, conservando todos sus incentivos de acción y misterio ganó en dignidad, en lógica, en humanidad. Pintor fiel y brillante de tipos y ambientes, observador condescendiente de los hombres y las cosas, Simenon ha hecho del género policiaco un género literario».

Hay muchas ediciones que ya sólo se consiguen en librerías de libros usados: las obras selectas de Maigret, en Aguilar; las obras completas de Maigret en Orbis, que venían en tomos con tres o cuatro novelas y se vendían en puestos de periódicos en los años 80; las ediciones de obras de Simenon en Planeta, en Tusquets, y están las nuevas ediciones de la editorial Acantilado.

Maigret, la novela
La novela llamada sólo Maigret tiene la particularidad de que debía ser la última pero no lo dejaron. Cuando su editor era Fayard, de París, Simenon le entregó una especie de plan de publicación de una serie de 19 novelas policiacas para un personaje nuevo, el comisario Maigret. Y esta novela lleva por título el apellido del personaje. Fue la número 19 de la serie propuesta a Fayard, y por lo tanto el comisario aparece en esta obra ya retirado de la policía francesa. Está pensionado y vive en un pueblo cercano a París, con su esposa.



Una noche, un sobrino de su mujer, un joven que trabajaba como policía en París, llamado Philippe Lauer, tocó a la puerta de la casa de los Maigret. Necesitaba ayuda. Estaba metido en un lío porque había cometido un par de errores garrafales. El joven policía estaba encargado de vigilar a un sujeto que aparecía como el dueño de un cabaret del barrio de Montmartre, pero que la policía sospechaba que era en realidad sólo el prestanombres de un mafioso. El hombre al que vigilaba era Pepito Palestrino, un italiano de 29 años. El policía se quedó escondido en el cabaret cuando la clientela se fue porque iban a cerrar, cuando escuchó unos disparos. Mataron al hombre al que vigilaba y no vio quién lo mató. El policía, asustado, salió del cabaret, pistola en mano, para ver si lograba ver al asesino, pero en realidad fue un peatón quien vio al joven policía salir del cabaret con la pistola, lo cual quiere decir que éste se encontraba en problemas, pues ahora era él —el policía, el sobrino político de Maigret—, quien aparecía como el principal sospechoso.


Por eso el joven Philippe llegó a la casa de su tío, para pedirle que lo ayudara a demostrar su inocencia. Y Maigret sabía que la única manera de demostrarla era encontrando al verdadero culpable. Así que esa misma noche, el comisario y su sobrino viajaron a París. Pero como en esta obra Maigret ya está retirado, tuvo que investigar por su cuenta, y únicamente contaba con la ayuda de algunos de los policías que trabajaron bajo su mando, los más cercanos, los de mayor confianza.

Maigret no es un investigador deductivo, no es un hombre que resuelve acertijos abstractos, es un policía de intuiciones, un policía que entiende a la gente, o como diríamos en estos tiempos, sabe leer a las personas. Y que sabe, también, utilizar su experiencia de años.


El cabaret en donde se cometió el asesinato se encontraba en la calle Fontaine, y Maigret estaba más o menos familiarizado con la fauna criminal de esa zona, así que lo que hizo fue ir a observar el área, ver a la gente, hasta que encontró el bar en donde él sabía que algo encontraría. Y, en efecto, encontró. Observó a los clientes, escuchó conversaciones, mientras bebía cerveza y fumaba su pipa, fue recabando nombres, atando cabos, siguió a algunos personajes. Ése es su método. Y cuando entendió más o menos cómo estaba el asunto, tendió una trampa.

Como ya mencioné, las novelas policiacas de Simenon son, en comparación con las actuales, bastante breves y sencillas. Si las comparamos, por ejemplo, con las series policiacas de televisión, son equivalentes a las series estadounidenses de los años 70 y 80. Muy directas, pero de todas maneras interesantes. En el caso de las novelas con el Comisario Maigret, lo mejor es «verlo» actuar, leer sus pensamientos, entender cómo, a través de su conocimiento de la gente y de la empatía, logra comprender las situaciones.


Otra de las cosas que son sumamente interesantes de sus novelas y relatos policiacos, es el retrato que el autor realiza del bajo mundo criminal de París desde los años 30 a los años 60. El retrato de los personajes es hecho a grandes pinceladas, pero de todas maneras preciso y claro.

Como ya apunté, esta novela fue la número 19 de Maigret que publicó en Fayard, e iba a ser la última, la despedida del comisario. Fue publicada primero por partes, en el periódico Le Jour, de París, del 20 de febrero al 15 de marzo de 1934. Y luego apareció en formato de libro ese mismo año. Simenon, después, cambió de editor, y este último le pidió más novelas de Maigret, y Simenon siguió escribiéndolas, hasta llegar a 75, más 28 novelas cortas o cuentos largos, también con Maigret. Y ahora lo sabemos, esta serie policiaca fue la que verdaderamente consagró a Simenon en el gusto de lectores de todo el mundo.


De esta novela se hicieron dos adaptaciones diferentes, ambas para la televisión. La primera es francesa y se llama como el libro, Maigret, de 1970, dirigida por Claude Barma, y como Maigret el actor Jean Richard.
La otra película es italiana, de 1972, con el título Maigret se pensiona, en la cual Maigret fue interpretado por Gino Cervi.

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La edición que yo tengo es la de Luis de Caralt Editor, con traducción de A. Morató. Impresa en 1973. 160 págs.




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