Libro del desasosiego
de Fernando Pessoa
Jesús Guerra
Fernando Pessoa
Fernando Pessoa es uno de los poetas más importantes de la
literatura portuguesa; para muchos, el más importante, por lo menos del siglo
20, y, definitivamente, el más enigmático.
Fernando Pessoa nació en Lisboa, el 13 de junio de 1888.
Su nombre completo era Fernando António Nogueira Pessoa. Murió también en
Lisboa el 30 de noviembre de 1935, a los 47 años de edad. Su padre, Joaquim de
Seabra Pessoa, falleció también muy joven, de tuberculosis, a los 43 años,
cuando Fernando tenía sólo cinco años. Dos años después, su madre se casó con
João Miguel Rosa, cónsul de Portugal en Durban, Sudáfrica —que en esa época era
colonia británica—, motivo por el que Fernando se mudó junto con su madre a ese
país, en donde recibió lo que se llama una educación inglesa y, por lo tanto,
un profundo conocimiento del inglés.
En 1905 se regresó solo a vivir de nuevo a Lisboa, y vivió
con su abuela. Entró a la universidad a estudiar Letras, pero debido a una
huelga universitaria abandonó sus estudios. En esta época conoció a importantes
figuras de la literatura portuguesa. Trabajó, sobre todo, como traductor de
correspondencia comercial, y, por otra parte, hacía traducciones literarias y
colaboraba en diversas revistas literarias de Lisboa. Tenía una vida modesta y
discreta. Su imagen es, incluso, la de un hombre tímido. En vida sólo publicó
un par de libros de poemas en inglés y otro de poemas en portugués, un año
antes de su muerte.
No deja de ser curioso que este poeta tuviera el apellido Pessoa
que en portugués significa ‘persona’. Y etimológicamente, tanto en portugués
como en español, ‘persona’ proviene de la palabra que en latín significaba ‘máscara
de actor’, es decir ‘personaje’. Y si digo que no deja de ser curioso se debe a
que ningún otro escritor del que yo tenga noticia intentó esfumar más su propia
persona, sustituyéndola con personajes, que es lo que son sus famosos heterónimos.
Esto debe quedar claro. Hay personas que tienen un
trastorno de personalidad múltiple. Tienen diversas personalidades, pero se
supone que la persona real, la personalidad central, ni siquiera sabe que tiene
otras personalidades, a pesar de que esas personalidades sí se conocen unas a
otras. Pero los heterónimos son otra cosa. Son personajes creados conscientemente
por la persona real, por el autor, con todo y biografía, y cuando sus obras son
firmadas con el nombre de uno de sus heterónimos es porque estas obras tienen
un estilo literario propio, distinto al del autor, como si hubieran sido
realmente escritas por alguien más.
Los heterónimos también hay que distinguirlos de los
pseudónimos, fenómeno mucho menos interesante, puesto que este «personaje» no
es en realidad más que un nombre que sirve para que el autor real de un texto,
por el motivo que sea, permanezca sin ser conocido por los lectores.
En el escenario de los heterónimos, al autor real se le
denomina ‘ortónimo’. El ortónimo de Pessoa es Pessoa, y Pessoa llegó a crear
alrededor de 70 heterónimos, algunos mucho más importantes que otros, por
supuesto, cada uno con una biografía más o menos detallada y con sus propias
obras. Algunos de estos heterónimos son menos conocidos que otros pues
escribieron poco, o lo que escribieron es de menor calidad.
Es interesante que Pessoa creó su primer heterónimo,
llamado Chevalier de Pas, a los 6 años. Los heterónimos más importantes y
conocidos de Pessoa son: Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis.
Alberto Caeiro, por ejemplo, era considerado por los demás heterónimos como el
maestro. Nació en Lisboa y sólo estudió la primaria. Era campesino. Murió de
tuberculosis.
Según el sitio argentino Poéticas, Ricardo Reis es
«Médico de profesión, monárquico —circunstancia que lo llevó a vivir emigrado algunos
años en Brasil—, educado en un colegio de jesuitas, recibió una formación
clásica y latinista y fue imbuido de principios conservadores. Domina la forma
de los poetas latinos y proclama la disciplina en la construcción poética».
Además: «Es el heterónimo que más se aproxima a su creador, tanto en el aspecto
físico —es moreno, de estatura media, camina algo curvado, es magro y tiene
apariencia de judío portugués [Fernando Pessoa tenía ascendencia judía]— tanto
en la manera de ser como en el pensamiento. Es adepto del sensacionismo que hereda del maestro Caeiro, pero al aproximarlo al
neoclasicismo lo manifiesta en un plano distinto.»
Hay algunos problemas con la biografía de este heterónimo,
pues el propio Pessoa da fechas distintas de su nacimiento, en textos
diferentes. En sus Páginas íntimas y de autointerpretación, por ejemplo,
apunta Pessoa: «El Dr. Ricardo Reis nació dentro de mi alma el día 29 de enero
de 1914 a las once de la noche.» Después, en una carta dirigida a Adolfo Casais
Monteiro en 1935, dice que Ricardo Reis nació en su espíritu en 1912.
Álvaro de Campos, por su parte, «nació en Tavira, en 1890
y es ingeniero de profesión. Estudió en Escocia y se formó en Glasgow en
ingeniería naval. Fue a Oriente y navegando por el Canal de Suez, escribió el
poema ‘Opiário’». Fue discípulo de Alberto Caeiro. «Su primera composición data
de 1914 y aún el 12 de octubre de 1935 firmaba poesías, es decir, poco antes de
la muerte de Fernando Pessoa, el cual dejará de escribir textos antes que
Alvaro de Campos.»
Además de los heterónimos, Pessoa tuvo algunos
semi-heterónimos, que fueron «personajes no totalmente independientes de la
figura del poeta.» Esto, debo confesarlo, es para mí más difícil de comprender
que el concepto mismo del heterónimo. Pero así son las cosas. Entre los
semi-heterónimos están, por ejemplo: Bernardo Soares, Pedro Botelho, Antonio
Mora, Alexander Search, Frederico Reis —que era hermano de Ricardo Reis—, Barón
de Teive y Vicente Guedes.
Y si aún quieren complicar más el asunto, en algunas
ocasiones «Pessoa escribía bajo su propia personalidad pero tras un seudónimo».
Algunos de sus pseudónimos fueron: Raphael Baldaya, A.A.Cross, Thomas Crosse,
Pantaleao, Charles Robert Anon, María José, Adolf Moscow, y Jean Seul de
Méleuret.
Todo esto, en realidad, es un asunto para especialistas.
Si les interesa, pueden que buscar no sólo la obra de Pessoa sino leer algunos
de los estudios sobre su obra y alguna de sus biografías. Sin embargo,
entendiendo lo que les he comentado hoy, es suficiente para disfrutar la obra
poética y la obra en prosa de Fernando Pessoa. Si pueden conseguir sus Poemas
completos será excelente, pero también hay algunas antologías de su poesía
que por lo menos los introducirán a su espléndida obra. Les recomiendo la
antología poética El poeta es un fingidor, con selección, introducción y
traducción de Ángel Crespo, publicada por la editorial Austral, que tiene 384
páginas.
Libro del desasosiego
Pessoa fue fundamentalmente un poeta, sin embargo, yo soy
un apasionado de un libro suyo en prosa, un volumen que tiene, por fortuna,
muchos apasionados en el mundo. El estudioso Luis Morales ha escrito: «[...]
nos atrevemos a decir que es un secreto a voces en el mundillo literario que
tal vez sea el Libro del desasosiego, en realidad, el libro más
importante de la literatura universal del siglo XX».
Y este libro tiene una historia interesantísima, una
historia que aún sigue escribiéndose... A lo largo de más de 20 años —entre
1913 y 1935, el año de su fallecimiento— fue escribiendo Fernando Pessoa los
fragmentos de este libro, aunque los períodos de escritura están centrados en
dos etapas fundamentales, el primero entre 1913 y 1920, y el segundo entre 1929
y 1935.
Pero ¿de qué tratan estos fragmentos que componen el
libro? Para responder esto cito unas líneas de otro de sus estudiosos, Richard
Zenith (citadas a su vez por Luis Morales en la introducción a su propia
antología de fragmentos del libro de Pessoa): «Son sobre todo las impresiones
de su vida interior —registradas en “fragmentos de una autobiografía”, “Diario
al azar” y textos afines [...]—. El Libro del desasosiego —siempre
provisional, indefinido y en transición— es una de aquellas obras infrecuentes
donde el fondo y la forma influyen entre sí perfectamente.
Siempre con la intención de revisar y organizar los fragmentos, pero sin coraje
y paciencia para enfrentarse a la tarea, Pessoa fue incrementado el material, y
los parámetros de la obra amorfa se iban dilatando. Además de textos
simbolistas y de dietario, Pessoa añadió especulaciones filosóficas, credos
estéticos, observaciones sociológicas, apreciaciones literarias, máximas y
aforismos [...]».
En efecto, el Libro del desasosiego se puede leer
como una suerte de diario de Pessoa, o más exactamente de su semi-heterónimo
Bernardo Soares. Ahora bien, también se puede leer como una novela, como lo señaló
el escritor español Antonio Trapiello: «Para muchos no hay ninguna duda de que
se trata de un diario íntimo, [...]. Pero también podemos considerarlo una
novela. No se trata, claro, de una atribución interesada. Lo dice él mismo: “Mi
ideal sería vivir todo en forma de novela”. El argumento es sencillo: un hombre
oscuro que trabaja en una sombría oficina de la Rúa dos Douradores a las
órdenes de un patrón idiota mira el mundo desde su insignificancia social y
personal, pero también desde su extrema lucidez y agudeza. “Toda la literatura
consiste en un esfuerzo para hacer real la vida”, dirá como una criatura
cervantina. Y a partir de ese punto, ese hombre busca la manera de estar en un
mundo que no es el suyo, sabiendo que no tiene otro.»
Ahora voy a hablarles un poco de la historia editorial de
este libro para mostrarles por qué digo que es sumamente interesante y que esta
historia sigue escribiéndose.
Ya señalé que Pessoa escribió entre 1913 y 1935 los
fragmentos de este libro, y que los períodos fundamentales de escritura están
centrados en dos etapas: la que va de 1913 a 1920, y la de 1929 a 1935. En ese
año murió Pessoa, y dejó un baúl lleno de escritos suyos. Recordemos que, en
vida, Pessoa sólo publicó dos libros de poemas en inglés y uno de poemas en
portugués, más los poemas y prosas que publicó en revistas.
Una editorial portuguesa comenzó a publicar entre los años
50 y 60 algunos de los libros de poemas de Pessoa que eran relativamente
sencillos de compilar entre sus papeles. Y en los años 60 se hicieron los
primeros intentos de publicar una primera versión del Libro del desasosiego, pero la tarea era titánica. Finalmente, un
equipo de estudiosos portugueses logró publicar, en 1982 —cuando Pessoa cumplía
47 años de muerto, curiosamente los mismos años que vivió—, la primera edición
portuguesa del libro, en la editorial Ática, de Lisboa. Pero años después, otro
estudioso portugués, Eduardo Lourenço, dijo que esa versión era un laberinto de
fragmentos.
Dos años después, en 1984, apareció en español la primera
traducción en el mundo del Libro del
desasosiego, publicada en Barcelona por la editorial Seix Barral, con
traducción, edición e introducción de Ángel Crespo, la cual tenía una
disposición diferente de los fragmentos. El ya mencionado estudioso portugués
Eduardo Lourenço dijo de esta edición en español: «Crespo lo convirtió en un
libro-libro y abrió una nueva recepción internacional, la segunda vida de
Fernando Pessoa, su conversión en un autor mítico y mágico que es leído en todo
el mundo».
Y es que, lo que sucedió, fue que una buena parte de las
traducciones a otras lenguas, utilizaron el ordenamiento de los fragmentos de
la edición de Ángel Crespo. Pero la historia no acaba aquí, pues han seguido
apareciendo nuevas ediciones con nuevos ordenamientos e incluso con nuevos
fragmentos, pues algunos de ellos que eran difíciles de entender, han ido
siendo, digámoslo así, «traducidos» al portugués y se han agregado, pero hay
ediciones que también suprimen algunos fragmentos teniendo en cuenta diversas
consideraciones.
En 1986, António Quadros publicó en Portugal una nueva
edición, y en 1991, también en Portugal, Teresa Sobral Cunha publicó una
edición en dos volúmenes, el primero de ellos atribuido al heterónimo Vicente
Guedes, y el segundo a Bernardo Soares. Y todavía en 1998, el ya mencionado
estudioso norteamericano Richard Zenith, publicó una nueva edición portuguesa
(que luego tradujo él mismo al inglés), y esta nueva disposición la publicó en
España la editorial Acantilado en 2002, en traducción de Perfecto Cuadrado.
Esta última edición vuelve a atribuir toda la obra al semi-heterónimo Bernardo
Soares. (No podemos negar que estos dos estudiosos, António Quadros y Perfecto
Cuadrado, tienen nombres dignos de heterónimos de Pessoa.)
Y, por si fuera poco, el estudioso colombiano Jerónimo
Pizarro publicó en 2010 una edición con los textos fechados. Una parte con las
fechas calculadas y otra parte en que los textos sí están fechados por el
autor. Hasta donde sé, esta es la edición más nueva, por lo menos de momento.
Y todavía hay otras antologías de fragmentos de este
libro, que colocan dichos fragmentos en otros órdenes, siguiendo ideas
diferentes, que no dejan de ser interesantes. Por ejemplo, la antología llamada
Vasques & Cía. Fragmentos de la oficina del desasosiego [extraídos de Libro
del desasosiego de Bernardo Soares], con presentación y traducción de
Manuel Moya, publicado por la editorial Berenice en su colección
Contemporáneos, la cual tiene 176 páginas. Vale la pena aclarar que Manuel Moya
tiene también su propia edición de la versión completa del libro.
Otra de estas antologías (cuya introducción he seguido muy
de cerca para redactar este texto) es Libro del desasosiego. Un día en la
(no) vida de Bernardo Soares, antología, introducción y traducción de Luis
Morales que toma un poco de los diversos temas tratados en este libro (textos
reflexivos, textos relacionados con las calles de Lisboa, textos sobre la
oficina, textos sobre restaurantes, etc.), y compone lo que sería el diario de
un día del semi-heterónimo de Pessoa, Bernardo Soares. La edición original es
de la Editorial Funambulista, pero hay una impresión mexicana realizada por la
librería Gandhi, en sus Gandhi Ediciones, de 164 páginas, que es breve y
económica, y tiene el propósito de que los lectores prueben el libro. Si no les
gusta por lo menos ya saben más o menos de que va esta obra, pero si les gusta
(muy probablemente les encante), entonces ya pueden proceder a conseguir una de
las ediciones completas del libro. De hecho, ésta es la edición que yo
recomiendo para acercarse por primera vez a este libro fascinante de Pessoa.
Consigan, finalmente, la edición que puedan. Lo importante
es que lo lean. El Libro del desasosiego es, verdaderamente, un libro
excepcional y bellísimo.
. . . . . . . . . . . . . . .
Antología poética. El poeta es un
fingidor.
Fernando Pessoa. Selección y traducción de Ángel Crespo. Austral, colección
Clásica, serie Poesía. 384 págs.
Libro del desasosiego. Un día en la
(no) vida de Bernardo Soares. Fernando Pessoa. Antología, introducción y traducción de Luis
Morales. Editorial Funambulista / Gandhi Ediciones. 164 págs.
Vasques & Cía. Fragmentos de la
oficina del desasosiego [extraídos de Libro
del desasosiego de Bernardo Soares]. Fernando Pessoa. Presentación y
traducción de Manuel Moya. Editorial Berenice, colección Contemporáneos. 176
págs.
Libro del desasosiego. Fernando Pessoa. Edición y
traducción de Ángel Crespo. Seix Barral, colección Biblioteca Formentor. 432
págs.
Libro del desasosiego. Fernando Pessoa. Edición y
traducción de Manuel Moya. Alianza Editorial, colección El Libro de Bolsillo.
664 págs.
Libro del desasosiego. Fernando Pessoa como Bernardo
Soares. Emecé. Edición de Richard Zenith. Traducción de Santiago Kovadloff. 514
págs.
Libro del desasosiego. Fernando Pessoa. Edición de Richard
Zenith. Traducción de Perfecto E. Cuadrado. Acantilado, colección Acantilado
Bolsillo. 582 págs.
. . . . . . . . . . . . . . .
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