El descenso del monte Morgan
de Arthur Miller
Jesús Guerra
No siempre podemos ver las obras de teatro que quisiéramos,
pero podemos leerlas; por eso, hoy les recomiendo una obra estupenda, El
descenso del monte Morgan, su autor es Arthur Miller, uno de los grandes
dramaturgos estadounidenses del siglo XX (y de cualquier época). Un autor cuya
obra hay que leer, sin lugar a duda, la cual, en su momento, tuvo una
influencia enorme en el mundo.
Arthur Miller nació en Nueva York, en octubre de 1915, y
murió en el estado de Connecticut, en febrero de 2005, a los 89 años. Estuvo
casado tres veces, su segunda esposa fue nada menos que Marilyn Monroe (de 1956
a 1961). Algunas de sus obras de teatro están consideradas clásicos
contemporáneos. Fue también ensayista, novelista y guionista de cine.
A continuación transcribo los títulos de algunas de sus
obras más importantes: Un hombre de suerte (1940, The Man Who Had All
the Luck), Todos eran mis hijos (1947, All My Sons), Muerte
de un viajante (1949, Death of a Salesman), Las brujas de Salem (1953,
The Crucible), Panorama desde el puente (1955, A View from the
Bridge), Recuerdo de dos lunes (1955, A Memory of Two Mondays),
Después de la caída (1964, After the Fall), Incidente en Vichy
(1964, Incident at Vichy), El precio (1968, The Price)
y La creación del mundo (1972, The Creation of the World and Other
Business), entre otras. En 2002 publicó Resurrection Blues, y en
2004, es decir, un año antes de su muerte, publicó Finishing the Picture.
Estas dos últimas no sé si tengan ya traducción al español.
Fue presidente del PEN Club Internacional de 1965 a 1969.
Fue ganador, entre otros, de Premios Tony (que son como los Óscares del teatro
norteamericano), el Pulitzer, el Premio del Círculo de Críticos de Teatro de
Nueva York, y en 2002, tres años antes de morir, ganó el Premio Príncipe de
Asturias de las Letras.
Como guionista de cine, por ejemplo, estuvo nominado al
Oscar por mejor guion adaptado, por The Crucible, basado en su propia
obra, que, en español, tanto la obra como la película, se llaman Las brujas
de Salem (estoy hablando de la versión de 1996, dirigida por Nicholas
Hytner, con Daniel Day-Lewis y Winona Ryder, pues esta obra ha tenido varias
adaptaciones al cine y a la televisión, en diversas partes del mundo).
Y casi como una curiosidad, una muy importante, escribió
el guion de la película The Misfits, de 1961 —que en México se llama Los
inadaptados—, dirigida por John Huston, en la que los papeles principales
los interpretaron Clark Gable, Montgomery Clift y Marilyn Monroe, la cual, por
azares del destino, fue la última película tanto de Clark Gable como de Marilyn
Monroe.
Pero pasemos a El descenso del monte Morgan: Lyman
Felt comienza a despertar de su sueño de anestesia. Está confundido. La
enfermera le informa que tuvo un accidente en la carretera que baja del monte
Morgan, que estaba congelada, y que tuvieron que operarlo. Que se encuentran en
el hospital de Clearhaven. Está enyesado de varias partes. Lyman no se puede
mover. La enfermera le avisa que en la sala de espera están su esposa y su
hija. Él se molesta. ¿Por qué no lo consultaron antes de hablarles? Le pide a
la enfermera que les diga que se regresen a Nueva York, que no puede verlas.
La enfermera sale y les dice que aún no pueden ver al
herido. Les ofrece llamar a un hotel para conseguirles una habitación. La
esposa, llamada Theo, y la hija, Bessie, están muy preocupadas. En eso llega
otra mujer a la sala de espera. Se llama Leah. Leah dice que está ahí porque su
marido tuvo un accidente. Las tres se compadecen unas de otras. Tratan de
animarse, platican. Al poco rato las tres mujeres van atando cabos. En realidad,
hablan del mismo hombre. Tanto Theo como Leah son esposas del herido. Las dos
se indignan. Theo se desmaya.
A través de recuerdos, como flashbacks de una
película, manejados de manera muy ingeniosa en las indicaciones para el
escenario, los lectores-espectadores de esta obra nos vamos enterando de
fragmentos anteriores de esta historia. A Theo, por supuesto, Lyman nunca le
dijo nada. Simplemente pasaba mucho tiempo fuera de casa, en las oficinas de
seguros que manejaba en otra ciudad. A Leah, en cambio, Lyman le hizo creer que
se había divorciado de Theo. Ya llevan nueve años en esta situación.
En una mezcla de sueños, pensamientos, recuerdos, y, por
supuesto, conversaciones, esta obra realiza un análisis del engaño matrimonial,
análisis que también incluye al amor, a la hipocresía moral de la sociedad, a
los deseos personales enfrentados con la imagen pública, con la responsabilidad
personal hacia los demás, a los prejuicios, a las obligaciones sociales, a la
lealtad con uno mismo y con los demás, y, por supuesto, este análisis tiene
otro elemento fundamental: la culpa.
La obra comienza casi como una comedia y termina siendo un
drama intimista. Pero hay que tener en cuenta una nota inicial en la que se nos
dice que la obra sigue los pensamientos del Lyman Felt a lo largo de las
escenas, tanto en tiempo real como en los recuerdos y el sueño. De tal manera
que al terminar la obra, no podemos estar seguros si Lyman ha imaginado todo
esto (es decir, lo sucedido después del accidente), o si la obra mezcla los
pensamientos de Lyman con los acontecimientos reales. Esto podemos descifrarlo
haciendo un análisis de la obra, pero esto tiene que hacerlo cada espectador,
o, en este caso, cada lector.
La obra es sumamente interesante, está muy bien planteada
y estructurada, es muy ágil y, al mismo tiempo, muy compleja. Como siempre en
la obra de Miller, se trata, por supuesto, de una crítica social, una obra que
no sólo nos invita, sino que nos incita a reflexionar acerca de la sociedad en
la que vivimos y nuestro papel en ella.
. . . . . . . . . . . . . . .
El descenso del monte Morgan. Arthur Miller. Traducción de Carlos
Milla Soler. Tusquets Editores, colección Fábula, Biblioteca Arthur Miller.
(España, 1a ed.: enero 2006; México, 1a ed.: marzo 2013.) 130 págs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario