La casa infernal
de Richard Matheson
Jesús Guerra
A fines del año 1970, Rolf Rudolph Deutsch, un millonario a punto
de morir, contrata a tres expertos en fenómenos parapsicológicos, les ofrece
cien mil dólares a cada uno y les pide que le den pruebas contundentes, ya sean
positivas o negativas, acerca de la existencia de la vida después de la muerte.
Para ello ofrece darles todo lo que necesiten y enviarlos a la famosa Casa
Belasco, conocida también como la Casa Infernal, de la que se dice es «el
Everest de los fenómenos paranormales», la cual —para evitarse cualquier
problema— adquirió recientemente. Sólo les pone un límite y es temporal: los
resultados deben de estar listos en una semana.
La Casa Belasco, construida en 1919 por un millonario excéntrico y
de pésima reputación, Emeric Belasco, tiene una fama aterradora. Según se dice,
Belasco invitaba grandes grupos de personas a su casa a pasar largas temporadas
y ahí los invitaba a dar rienda suelta a sus más bajos instintos, aunque él
mismo nunca participaba en las actividades que se desarrollaban en su alejada
mansión. Según se supone, Belasco «estudiaba», por decirlo así aunque no se
conocen sus propósitos, la capacidad del ser humano para el mal.
A fines de la década de 1920 la policía entró a la casa, a petición
de parientes de algunos de los invitados, y encontraron sólo cadáveres. Todo
parecía indicar que en dicha mansión, los habitantes temporales de la misma
luego de permitirse todo tipo de excesos por mucho tiempo, terminaron asesinándose
unos a otros, practicando el canibalismo y dementes. Pero nunca se encontró el
cadáver del elegante hombre altísimo, de barba, guapo pero de rasgos crueles,
de Emeric Belasco.
Cuando se percataron que la casa parecía «encantada», es decir,
habitada por fantasmas, se desarrollaron dos estudios de la misma: uno en 1931
y el otro en 1940. Ambos terminaron de manera trágica: con la muerte de la
mayor parte de los investigadores o la locura de los sobrevivientes. Sólo un
sobreviviente del estudio de 1940 sobrevivió y no enloqueció, un joven médium
de 15 años, el mejor de los Estados Unidos en ese memento, un joven de
interesante nombre: Benjamin Franklin Fischer.
Y es Fischer, precisamente, uno de los contratados para la
investigación exprés de 1970. Fisher, quien después de su experiencia de 30 años
atrás quedó tan aterrado que dejó de ejercer como médium y pasó a vivir en una
suerte de anonimato. Los otros contratados son la conocida médium Florence
Tanner y el doctor Lionel Barret.
Mientras que Fischer era un médium «físico» (de los que admiten una especie de posesión por parte de los espíritus), Tanner es una médium mental, sólo admite la presencia de los espíritus
contactados de manera mental, como una idea o visión. Por su parte, el doctor
Barret es un estudioso de los fenómenos parapsicológicos desde la perspectiva
de la ciencia, y aunque cree en una parte de los fenómenos paranormales, los
describe como provocados por energías residuales de los muertos, energías carentes
de objetivo y de inteligencia, o sea, para decirlo de manera clara, Barret no
cree en los fantasmas, aunque admite que la energía de las personas que
murieron pueda quedarse impregnada en un inmueble por variadas razones. Como el
doctor Barret es el especialista de mayor edad (está cercano a los 60 años) y
sufre las secuelas de la polio, asiste a la investigación acompañado de su
esposa, veintitantos años más joven, Edith.
Éste es el equipo que llega a la Casa Infernal para habitarla y
estudiarla durante una semana, y mientras que Barret y Tanner llegan con la
esperanza de demostrar cada uno su propia teoría, Fischer llega con la única
esperanza de sobrevivir para poder cobrar su dinero.
El tema de las casas embrujadas es uno de los más conocidos y
usados tanto en la literatura de horror como en el cine, y si bien hay una
enorme cantidad de libros y filmes de pésima categoría, hay algunas obras de
calidad. La casa infernal (Hell House) de
Richard Matheson es una de las novelas más interesantes del tema, y por eso se
ha convertido en un verdadero clásico. No es una obra perfecta, claro está, y
es posible que el final esté demasiado explicado... o quizá está demasiado
explicado para los lectores de 2012, pero no para los de 1971, que fue cuando
se publicó en inglés por primera vez, pero tiene (es decir, sigue teniendo en
2012) una característica que ya quisieran muchos escritores que tuvieran sus
obras: es una novela que no nos deja soltarla hasta llegar al final. Y eso es
ya un mérito.
Richard Matheson (nacido en 1926 en Estados Unidos) ha escrito
muchos cuentos, algunas novelas y muchos guiones para cine y televisión:
colaboró con series clásicas como The Twilight Zone, y él mismo adaptó algunos de sus relatos y
de sus novelas al cine, y estas películas se han vuelto a filmar varias veces,
como por ejemplo Soy leyenda (I Am Legend) cuya versión más reciente es de 2007, con
Will Smith en el papel protagónico. La casa infernal se filmó en 1973, con el título The Legend of Hell House bajo la dirección del inglés John Hough, con
Roddy McDowall, Pamela Franklin, Clive Revill y Gayle Hunnicutt en los papeles
principales. Pueden consultar la filmografía completa de Matheson aquí.
Stephen King ha escrito que Richard Matheson es uno de los
escritores que más han influido en su obra. Luego de leer La casa infernal puede uno notar su influencia, por ejemplo,
en la novela El resplandor (The Shinning), e incluso en la adaptación fílmica de
Kubrick.
Quizá La casa infernal no
sea una novela que consiga en la primera librería en donde la busque, sin
embargo hay dos ediciones en español, una de La Factoría de Ideas y otra de
Minotauro (además de una edición más antigua de Ediciones Vidorama). Mi
recomendación es que la busque y la lea, porque La casa infernal es una narración
que se lee con placer. Leerla es como entrar a un parque de diversiones: ya
sabemos lo que vamos a encontrar y lo encontramos y lo disfrutamos enormemente,
y además es mejor de lo que esperábamos, y más aún, tiene algunas sorpresas
para nosotros. Es divertida y tiene, por supuesto, algunos pasajes aterradores.
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La casa infernal. Richard Matheson. La Factoría de Ideas.
España. 352 págs.
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La casa infernal. Richard Matheson. Minotauro. Barcelona. 320
págs.
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