Dispara, yo ya estoy muerto
de
Julia Navarro
Maru Galindo
Dos familias, una árabe y otra judía, unen su destino en la Huerta de la Esperanza,
un pedazo de tierra en donde encuentran un lugar para vivir y convivir en paz. Es
la historia de un grupo de hombres y mujeres a los que el destinó unió por
circunstancias históricas, contada desde dos puntos de vista, el de los Zucker
y el de los Ziad.
«Hay
momentos en la vida en los que la única manera de salvarse uno mismo es
muriendo o matando» (p. 9) es la frase leitmotiv
que veremos en el transcurso de esta historia porque los personajes no tienen
otra opción ante todos los acontecimientos históricos que viven. Con esta frase
arranca el relato. Jerusalén, época actual, la señora Marian Miller conduce un
automóvil rumbo a la casa de Arón Zucker a quien entrevistará para comprender
la ley de asentamientos humanos en Palestina. Marian representa a una ONG que
entrevista a una serie de personajes con la finalidad de entender a los
refugiados en Israel/Palestina, convertido en Estado desde mayo de 1948 por
David Ben Gurión, primer ministro de Israel, quien es considerado por los
israelitas como el padre del estado sionista.
Ella debe
hacer un reporte de la política de ocupación, de los asentamientos ilegales de
los judíos en Palestina, para ello entrevista a los patriarcas de dos familias
divididas por concepciones ideológicas: ¿de quién es Palestina?, ¿de los
refugiados judíos que vinieron huyendo de Rusia, de los judíos que Hitler
deseaba exterminar, de los sefarditas?, ¿o es la tierra prometida por Dios a
los israelitas comandados por Moisés?
Iniciamos
el relato con la primera entrevista que realiza Marian Miller a Ezequiel Zucker,
padre de Arón Zucker, quien narra la salida de su padre Samuel de Rusia. «En
realidad mis padres eran rusos y mis antepasados polacos… Polonia siempre
estuvo en el punto de la mira de los rusos y, cada vez que éstos se quedaban
con un trozo de tierra polaca los judíos polacos pasaban a ser rusos. La vida
de los judíos no era fácil en Rusia, de hecho no lo era en ningún lugar de
Europa…» (p. 18).
Samuel,
padre de Ezequiel, vive una vida sencilla en San Petersburgo; hijo de Isacc, un
curador de pieles, y de Esther, una mujer de origen francés; tiene un hermano,
Friede, y una hermana, Anna. La vida en Rusia se cimbra con la llegada de las
ideas liberales de los bolcheviques y mencheviques así que el zar Nicolás II la
emprende contra los judíos a los cuales se asesina masivamente. Una de esas
familias es la de Isacc Zucker, a la que sobrevive Samuel quien huye a Suecia
en compañía de Irina, una mujer ultrajada por un aristócrata ruso y del pequeño
Mijaíl, quien es su hijo adoptivo; ellos se convierten en una familia que se
refugia en casa del abuelo materno de Samuel, monsieur Elías, en París. El padre de Samuel antes de dar su último
suspiro le dice: «Hijo, el año que viene en Jerusalén» (p. 129), consigna que lleva
a Samuel a la tierra prometida.
Desembarca
en Jaffa y ahí, junto con otros emigrantes, compra un pedazo de tierra a said Aban, dueño de la huerta que
trabaja y en donde vive Ahamed Ziad, quien está casado con Dina, y es padre de
Mohamed, Aya e Ismail. «Al final llegamos a un acuerdo, uniría mis recursos a
los de estos hombres para comprar las fincas» (p. 182). Así nace la Huerta de
la Esperanza, habitada por un grupo de personas, musulmanas y judías, deseosas
de tener una vida diferente: Jacob, Kassia, Marinna, Ariel, Louis, Samuel,
Ahmed, Dina, Mohamed, Aya, Ismail y Zaida.
A Ahmed
no le gusta la intromisión de esas personas tan diferentes a él, que rezan a
Yahvé, pero pronto se va acostumbrando a ellos, especialmente a Samuel; juntos
forman durante mucho tiempo una gran familia que por lazos de amor y tolerancia
puede convivir. La Huerta de la Esperanza se convierte en la tierra prometida y
quizá el final del camino emprendido por el grupo judío; un oasis para los
musulmanes que ven cómo su sueño de formalizar una confederación árabe se diluye
y fragmenta.
Cuando
Samuel, acompañado de Mijaíl, regresa por segunda ocasión a Palestina, les están
esperando: «Ahmed es un hombre inteligente y harás buenas migas con Mohamed,
quien tiene más o menos tu edad, aunque ahora está en Estambul estudiando
leyes» (p. 270).
Samuel y
Majíl ingresan con naturalidad al ritmo de la casa, aunque durante los cuatro
años que Samuel se alejó hubo distanciamiento entre sus habitantes. Los
distanciamientos fueron marcados por el contexto social y no por desavenencias
naturales del grupo. Pero Samuel es la piedra angular de esa historia, es quien
tiende puentes y hace que la convivencia sea pacífica. Tan es así que se casó
con Miriam, mujer viuda de origen musulmán.
Edición catalana |
Esta
versión se complementa con lo que Wädi Ziad, nieto de Ahmed Ziad, le platica a
Marina. La incomodidad que sintieron al ver que cada vez llegaban más refugiados
judíos y compraban tierra. Las luchas entre los británicos y los turcos, su
expulsión y el gobierno de los británicos. Cómo poco a poco fueron entrando en disputa.
Ellos, los palestinos, poseían la tierra, fueron los dueños, hasta que la
Declaración Balfour expresa como favorable la creación de un Hogar Nacional
Judío en Palestina.
La
historia de Dispara, yo ya estoy muerto
está contextualizada en una serie de eventos históricos que van de fines del
siglo XIX hasta nuestros días, y que continúan pidiendo una resolución justa en
el conflicto Arabe-Israelí. Actualmente grupos de ambas partes, y desde
organizaciones no gubernamentales, están impulsando la búsqueda de razones como
la tolerancia para que esto pare.
«… la
verdadera patria de los hombres es la infancia…» (p. 890). Esta saga nos ayuda
a entender desde un punto de vista neutral ese conflicto que se ha estigmatizado
como entre «fieles» e «infieles»; es una obra que abre ante nosotros, los
occidentales, una ventana de comprensión a esos dos grupos que viven el
resultado de una resolución internacional, ante la imposibilidad de un acuerdo
voluntario.
Cronología
1917:
Declaración Balfour. Los 700,000 habitantes de Palestina se dividían en 574,000
musulmanes, 74,000 cristianos y 56,000 judíos. 1918: Termina la Gran Guerra y
Palestina queda como protectorado británico.
1928-1939:
El censo oficial de 1931 da estas cifras: 1,015,251 habitantes, con solo 174,006
judíos.
1935:
El canciller Hitler decreta las leyes raciales de Núremberg.
1938:
Se celebra en EE.UU. la Primera Conferencia Internacional sobre el problema de
los refugiados con el objetivo de ampliar las cuotas de integración para los
judíos perseguidos.
1939-1945:
El ascenso del nazismo hizo aumentar en más de 200,000 la emigración de judíos
a Palestina.
1947:
Las Naciones Unidas aprobaron la partición de Palestina bajo la cual los árabes
palestinos, que sumaban el 70% de la población y poseían el 92% de la tierra,
fueron reducidos al 43% del país.
1948:
Declaración del Estado de Israel.
1947-1949:
Retirada británica e inicio de la primera guerra árabe israelí. Los judíos se
apoderaron del 77% de Palestina.
1964:
Guerra de los Seis Días.
1982:
Matanza de palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatilla en
Líbano.
1987:
Inicio de la primera Intifada palestina en Jerusalén, Gaza y Cisjordania.
1988:
Alta inmigración de judíos procedentes de la URSS y progresivo establecimiento
de colonias en los altos del Golán, Cisjordania y Gaza.
1988:
El rey Husein de Jordania renuncia a sus derechos sobre Cisjordania en favor
del pueblo palestino.
1988:
El Consejo Nacional Palestino proclama el Estado palestino y acepta la
resolución 242 de la ONU (adoptada en 1967).
1991:
Se realiza en Madrid la Conferencia de Paz para Medio Oriente.
1993:
Acuerdo de Oslo. Israel y la OLP se reconocen mutuamente y firman la
Declaración de Principios para el autogobierno palestino.
1994:
Israel firma la paz con Jordania.
1995:
Se concretan los términos de una retirada parcial israelí, dejando para el
final Hebrón y aplazando la negociación sobre varias zonas de Cisjordania y el
futuro de Jerusalén.
1997:
Benjamín Netanyahu firma el acuerdo de Hebrón.
2000:
Segunda Intifada.
2001:
El atentado contra las torres gemelas en Estados Unidos.
2002:
Matanza de Palestinos en el campo de refugiados de Yenín.
Julia Navarro
(Madrid,
1953), periodista española, Julia Navarro ha destacado por su trabajo en el
campo del periodismo político, desarrollando su labor profesional para la agencia
de noticias Europa Press y también en radio y televisión. Ha escrito varios
libros de género político, alternando el tema periodístico: Nosotros, la transición, La izquierda que viene, Entre Felipe y Aznar y Señora Presidenta. Su carrera como novelista
sigue el género histórico, destacando títulos como La hermandad de la sábana santa, La biblia de barro, La sangre
de los inocentes y Dime quién soy.
Sus
obras han sido publicadas en 30 países (datos de la autora tomados de www.lecturalia.com/autor/29/julia-navarro en donde se puede ver un breve booktrailer
de esta novela).
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Dispara, yo ya estoy muerto. Julia Navarro. Plaza & Janés Editores. 912 págs.
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