El corazón de las tinieblas
de Joseph Conrad
Jesús Guerra
A bordo de un barco que navega lentamente en el Támesis,
el río que cruza la ciudad de Londres, se encuentran varios hombres de mar, son
amigos. Uno de ellos, Charles Marlow, para combatir el aburrimiento, les cuenta
una experiencia que tuvo años atrás. En una época en que no tenía trabajo, le
pidió a una tía suya que vivía en Bruselas, Bélgica, que lo ayudara a conseguir
un empleo. Y la tía le consiguió una entrevista con una importante compañía
marítima. Hay que recordar que, en esa época, Bélgica y varias otras naciones
europeas tenían colonias en África. Así que Marlow fue contratado para que
fuese a una de las colonias belgas para hacerse cargo de dirigir un barco
fluvial.
Luego de una larga travesía, Marlow llegó al puerto en el
que le correspondía reportarse. No era para nada lo que esperaba. El estado de
las pocas construcciones que había eran lamentables, y el barco que él iba a
dirigir estaba descompuesto y con daños serios. La compañía que lo contrató se
dedicaba al tráfico de marfil. Se enteró de que había varios puestos a lo largo
del río, encargados de conseguir el marfil. Se enteró, también, de que el
puesto que más marfil conseguía era manejado por el señor Kurtz, pero parecía
haber algún problema con Kurtz pues éste había dejado de reportarse desde hacía
semanas. Así que la tarea de Marlow sería ir en su barco, tan pronto lo
arreglara, hasta el puesto de Kurtz a ver qué sucedía. Luego de un tiempo le
quedó claro a Marlow que Kurtz era un tipo admirado por todos, y quizás también
temido.
Pero todo era lento y complicado en la selva. Pasaron
meses antes de que Marlow lograra conseguir las partes que requería para
arreglar el barco. Mientras tanto comenzó a sufrir de una especie de
desesperación que parecía dominar a todos los europeos que vivían o estaban de
paso en el puesto en el que se encontraba Marlow. La jungla misma y el calor
parecían ejercer una influencia malsana en los blancos, y además estaban las
necesidades materiales, las complicaciones, las enfermedades, los problemas de
todo tipo. A Marlow le molestaba de manera particular la estupidez que reinaba
entre los europeos: todos eran altivos y agresivos, todos estaban dominados por
la ambición, y todos trataban a los nativos con una enorme crueldad. La
realidad del salvaje colonialismo en radical oposición a la versión manejada en
Europa, tanto por las compañías comerciales como por el rey Leopoldo II de
Bélgica, que hacían aparecer el neocolonialismo en África como un acto de
caridad, salvador, que llevaba la civilización, la luz, la modernidad a los
nativos, cuando en realidad se trataba de empresas de pillaje masivo.
No les platico en qué termina la narración, porque este
comentario es en realidad una invitación a que lean esta novela corta, pero por
supuesto en algún momento logra Marlow arreglar su barco, remonta el río en
busca de Kurtz, y lo que encuentran es algo verdaderamente aterrador.
Este viaje de Marlow, basado en un viaje real del autor al
Congo belga a fines del siglo XIX, es, metafóricamente, un descenso a los
infiernos, o, si se prefiere, puesto que las interpretaciones son personales,
un viaje al inconsciente del ser humano, a su esencia más primitiva.
Aunque El corazón de las tinieblas fue escrita al
final del siglo XIX, constituye ya un avance de lo que sería la novela moderna.
Conrad era un escritor al que le gustaba estructurar de manera compleja sus
obras, y su narración, aunque no es difícil de leer, no tiene una estructura
lineal y directa. Esta novela tiene un alto grado simbólico, y se han escrito
muchos prólogos y muchos estudios críticos acerca de ella. Por ejemplo, a
Charles Marlow, que es el narrador de esta historia (aunque hay un primer
narrador que abre y cierra la novela, y presenta a Marlow y a los personajes
que escuchan su historia) se le considera el alter ego de Joseph Conrad.
Es un personaje ambiguo que no juzga directamente lo que vio y vivió, pero con
el acento que añade a ciertos detalles y a ciertas escenas es suficiente para
que el lector tome una posición moral, aunque esta posición es efectivamente
del lector.
El director del puesto de mando de la selva es un tipo
frío, mezquino, supuestamente eficiente que tiene una característica muy
específica: nunca se enferma, a diferencia de los demás europeos, que sufren
todo tipo de males. Esto representaría, simbólicamente, su vacío interior. Hay
un personaje extraño conocido como el Arlequín, un tipo que está en el puesto,
casi fuerte, de Kurtz. El tipo anda vestido con ropas remendadas con parches de
muchos colores diferentes. Estos colores representarían las banderas de los
diferentes países de Europa, ya fueran países con colonias en África o no, los
cuales permanecieron mudos y pasivos ante las atrocidades cometidas en las
colonias africanas. Kurtz, por su parte, representa a la Europa colonial, con
todas sus contradictorias características. Una Europa enloquecida y envilecida
por su ambición económica. Incluso un personaje tardío, la prometida de Kurtz,
a quien Marlow conoce a su regreso, representa, digamos, la inocencia del
europeo de la calle, ajeno a lo que realmente sucedía en las colonias
africanas. Incluso la selva es un personaje, un ambiente, un contexto
simbólico: las fuerzas de la naturaleza, lo primitivo que, por supuesto, se
encuentra en el interior de todos nosotros, en la base de la civilización
misma.
El corazón de las tinieblas (el título original es Heart of
Darkness) se publicó en 1899 en tres entregas de la Blackwood's Magazine, y
en formato de libro en 1902, en el volumen Youth: a Narrative, and Two Other
Stories. El corazón de las tinieblas, que ahora es una de las
novelas cortas más conocidas de Joseph Conrad, era uno de esos «otros dos
cuentos».
Incluso si no a han leído esta narración, los aficionados
al cine sin duda la recuerdan, ya que existen varias versiones cinematográficas
de esta obra. Sólo mencionaré dos, la película hecha para televisión en 1993,
dirigida por el inglés Nicolas Roeg, e interpretada por dos grandes actores: Tim
Roth como Marlow, y John Malkovich como Kurtz. La otra película que menciono es
la más conocida, la mejor (aunque está adaptada a otro tiempo y a otro lugar:
la guerra de Vietnam), y es anterior, de 1979: me refiero, por supuesto, a Apocalypse
Now, dirigida por Francis Ford Coppola, e interpretada por Martin Sheen
(quien encarna al Capitán Benjamin L. Willard, adaptación de Marlow), Robert
Duvall, Dennis Hopper (un fotógrafo de prensa, adaptación del arlequín) y
Marlon Brando (el Coronel Walter E. Kurtz).
Hay muchas ediciones diferentes en español de este relato
largo o novela corta. Hay una traducción muy conocida del mexicano Sergio
Pitol, y con su traducción hay ediciones comentadas por el propio Pitol, y hay
otras que no tienen los comentarios. Recientemente apareció un libro
espectacular en la editorial Sexto Piso: Joseph Contad, Narrativa breve
completa, en el que está incluido El corazón de las tinieblas, en la
traducción de Juan Sebastián Cárdenas. Pero hay otras traducciones en
circulación. Consigan la que puedan y léanla; de verdad, es un libro muy
interesante e importante.
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El corazón de las tinieblas. Joseph Conrad. Diversas
traducciones y diferentes ediciones. En la edición de Narrativa breve
completa, de la editorial Sexto Piso, esta novela tiene 113 págs.
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