miércoles, 10 de enero de 2018

Cuando fuimos huérfanos, de Kazuo Ishiguro




Cuando fuimos huérfanos
de Kazuo Ishiguro

Jesús Guerra

En una entrada de hace pocas semanas comenté (aquí) un poco sobre la obra del autor que ganó el Premio Nobel de Literatura correspondiente a 2017: el inglés, nacido en Japón, de padres japoneses, Kazuo Ishiguro. Probablemente muchos de ustedes ya han leído algunas obras de este autor, pues es muy conocido a nivel internacional desde su tercera novela, Los restos del día, publicada en 1989 en inglés, y en español en 1992, la cual fue aún más conocida a partir de que se estrenó su adaptación cinematográfica en 1993 (dirigida por James Ivory, con las actuaciones de Anthony Hopkins y Emma Thompson, cinta que estuvo nominada en los premios de la Academia para varios Óscares, incluido el de mejor película del año).

La primera obra que yo leí de este autor, sin embargo, fue la que se publicó en inglés en el año 2001, y poco después en español, en la editorial Anagrama, su quinta novela llamada Cuando fuimos huérfanos. La leí y me gustó. Ése era mi recuerdo, que me había gustado, y que me había parecido extraña y deslumbrante, pero ahora, tantos años después, sólo recordaba algunas escenas y una parte mínima de la trama. Así que la releí. Y definitivamente se las recomiendo. Me sigue gustando, me sigue pareciendo deslumbrante, y me sigue pareciendo extraña.




La novela está narrada por el personaje central, un inglés llamado Christopher Banks, y está dividida en siete partes, y cada una de ellas tiene como título un lugar y una fecha: «Primera parte: Londres, 24 de julio de 1930», «Segunda parte: Londres, 15 de mayo de 1931», «Tercera parte: Londres, 12 de abril de 1937», «Cuarta parte: Cathay Hotel, Shanghái, 20 de septiembre de 1937», «Quinta parte: Cathay Hotel, Shanghái, 29 de septiembre de 1937», «Sexta parte: Cathay Hotel, Shanghái, 20 de octubre de 1937» y «Séptima parte: Londres, 14 de noviembre de 1958».

Es decir, la novela es contada por el narrador, en parte y a saltos, a lo largo de 28 años, desde 1930 hasta 1958, pero la historia que nos cuenta, la suya propia y la de sus padres, comienza en realidad años atrás, en Shanghái, en donde vivía Christopher Banks cuando era niño, con sus padres, y donde su padre trabajaba para una compañía inglesa.




Al inicio están sus recuerdos infantiles: los juegos que jugaba con su mejor amigo, Akira, un niño japonés que era su vecino en el barrio internacional de Shanghái, y la realidad adulta vista desde su perspectiva de niño. Cuando Christopher tenía 10 años, una mañana, su padre salió a trabajar y no regresó. Se supuso que fue víctima de un secuestro y aunque los mejores detectives de la ciudad trabajaron en el caso, nunca lo resolvieron. Pasaron las semanas, y una mañana desapareció también la madre de Christopher. ¿Qué es lo que sucedió y por qué? Una noche, personas cercanas a los padres de Christopher decidieron enviarlo a Inglaterra, encomendándoselo al capitán de un barco inglés, pues allá vivía una tía del niño, la cual se haría cargo de él. Christopher, confundido y triste, se embarcó con la esperanza de que de un momento a otro encontraran a sus padres y él pudiera regresar a Shanghái y reanudar su vida tal como era hasta unas semanas atrás...

Pasan los años y en Inglaterra el joven Christopher sale de la universidad con la intención de convertirse en detective. Este deseo se manifestaba ya en sus juegos en Shanghái con su amigo Akira, pero está claro que luego de lo sucedido con sus padres, ese deseo se acentuó, con la intención, aunque fuese una fantasía, de algún día resolver él mismo el misterio de la desaparición de sus padres. Christopher se convierte en detective y pronto adquiere notoriedad social. Con el tiempo, sin embargo, su necesidad de saber qué sucedió realmente lo lleva de regreso a Shanghái, en 1937, al inicio de la segunda guerra chino-japonesa.




Si Shanghái era una ciudad muy compleja debido, entre otras cosas, a las muchas nacionalidades de su población, más compleja se volvió en 1937 con el inicio de las hostilidades y de la invasión japonesa, y, simultáneamente, con las luchas entre nacionalistas chinos y comunistas chinos. Y ahí se complican también las cosas para el detective Christopher Banks, que está a la búsqueda de sus padres o por lo menos de la resolución del misterio de su desaparición, y todo se complica también para el lector cuando comprendemos cabalmente que Christopher Banks es lo que se llama en literatura un «narrador no confiable». Pero, nos preguntamos, ¿nunca es confiable, a lo largo de toda la narración, o sólo en algunos momentos críticos?

Como ya apunté, a mí esta novela me parece interesantísima, y me llevé una sorpresa cuando al buscar información sobre la misma, me enteré que la crítica inglesa y estadounidense no considera esta obra como una de las mejores de Kazuo Ishiguro (de hecho, el mismo autor ha declarado que no es de sus mejores novelas, lo que, evidentemente, no implica que sea una mala novela). El crítico inglés Philip Hensher, del periódico The Guardian, por ejemplo, alabó la arquitectura de la novela, pero atacó el lenguaje, la voz con la que está escrita la obra. Sin embargo, las objeciones que le hace al lenguaje de la novela son muy específicas del inglés y esos problemas que el crítico señala no se encuentran, por lo menos no tal como las señala, en la traducción a nuestro idioma, pues esas características problemáticas no existen, por lo menos no así, en español, y además porque las traducciones normalmente neutralizan la voz de los narradores.


Edición francesa de bolsillo


Otros críticos comentaron las inconsistencias con las novelas de detectives, y es cierto, esta obra de Ishiguro sólo es policiaca a ratos y en determinadas perspectivas, aunque también, me parece, es parte de su encanto. Y si, a final de cuentas, llegaran ustedes a la conclusión de que Cuando fuimos huérfanos es, de alguna manera, una novela fallida, vale la pena que comparen, en ese caso, lo que es una novela fallida de un Premio Nobel de Literatura en relación con una novela fallida de un autor menor.

No puedo, claro está, comentar puntos específicos de la novela sin echarles a perder su lectura, porque tendría que contárselas completa, lo que arruinaría el placer del descubrimiento del argumento de esta obra. Repito, eso sí, que a mí, en términos generales, me gusta mucho este libro, así que se los recomiendo. Hagan la prueba, confío en que no se van a arrepentir.

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Cuando fuimos huérfanos. Kazuo Ishiguro. Traducción de Jesús Zulaika. Editorial Anagrama (se encuentra en dos de sus colecciones: Panorama de Narrativas y Compactos). 408 págs.

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* Artículo sobre Ishiguro y el Nobel:

* Las primeras líneas de Cuando fuimos huérfanos en dos idiomas:


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