viernes, 14 de noviembre de 2025

El crimen de lord Arthur Savile y otros cuentos, de Oscar Wilde

 



El crimen de lord Arthur Savile
y otros cuentos
de Oscar Wilde
 
Jesús Guerra
 
Oscar Wilde (Dublín, 1854-París, 1900) es quizá uno de los autores más célebres de la historia de la literatura. Escribió una novela, famosa y muy polémica en su momento: El retrato de Dorian Gray (1891), varias obras de teatro de éxito (entre ellas El abanico de Lady Windermere [1892] y La importancia de llamarse Ernesto [1895]), poemas, ensayos, conferencias y cuentos.
 
Publicó tres libros de relatos:
 
* El príncipe feliz y otros cuentos (1888, que contiene: “El príncipe feliz”, “El ruiseñor y la rosa”, “El gigante egoísta”, “El amigo fiel”, y “El famoso cohete”)
 
* El crimen de lord Arthur Savile y otras historias (1891, que incluye “El crimen de lord Arthur Savile”, “El fantasma de Canterville”, “La esfinge sin secreto”, “El modelo millonario”, y luego un cuento que se agregó en una edición posterior del libro, “El retrato del Sr. W. H.”)
 
* Una casa de granadas (1891, que incluye: “El joven rey”, “El cumpleaños de la infanta”, “El pescador y su alma”, y “El niño estrella”)
 
Como pueden ver en el título de esta reseña, hoy comento los cuentos del segundo de los libros de narraciones cortas de Wilde (con excepción de “El fantasma de Canterville”, pues lo comenté ya en una reseña reciente del blog infantil y juvenil Tan-Tan, llamada “El fantasma de Canterville y otros cuentos”, debido a que es un relato muy querido por lectores jóvenes, aunque en realidad es mejor comprendido por los adultos, y comenté también tres cuentos para niños: “El ruiseñor y la rosa”, “El príncipe feliz” y “El gigante egoísta”. La liga está al final del presente comentario).




 
El crimen de lord Arthur Savile
En una fiesta de lady Windermere, en su mansión llamada Bentinck House, la anfitriona, como un entretenimiento novedoso, llama al señor Podgers, su quiromántico, a quien ve dos veces a la semana, para que lea la mano de algunos de los invitados. Cuando le toca el turno al joven lord Arthur Savile, el quiromántico se sorprende y se queda sin saber qué decir durante unos segundos. La chismosa lady Windermere quiere que le diga algunas “cosas malas” de Arthur, para poder contárselas al día siguiente a la prometida de éste, Sybil Merton, pero el señor Podgers, pálido y sudoroso, responde que lord Savile va a perder un familiar lejano. Lady Windermere se queda muy decepcionada por esa lectura tan poco emocionante y conduce a sus invitados a otra cosa. Pero lord Savile está preocupado, pues notó la expresión y la actitud del quiromántico, y un rato después lo localiza y le ofrece bastante dinero para que le diga la verdad de lo que había visto en las líneas de su mano. Esta revelación desencadena la parte central del relato.
 
Esta historia fue polémica en su momento, pues este argumento que parece arrancar como los típicos y muy ingleses relatos de misterio es tratado de una manera completamente diferente, mezclando suspenso, comedia, comentario social y críticas a la ignorancia de la gente, y principalmente de la de la aristocracia. El cuento está lleno de las frases que hicieron famoso a Wilde, sobre todo en sus obras de teatro, ingeniosas y chispeantes. Es un cuento delicioso. En su tiempo, a los críticos favorables les encantó el humor, la originalidad y la sátira de la nobleza; a los que estaban en contra, les molestaba muchísimo que tanto éste como otros cuentos de Wilde no reforzaran la moralidad victoriana y carecieran de un mensaje edificante.

 



La esfinge sin secreto
El narrador, cuyo nombre nunca conocemos, encuentra por casualidad, en el café de la Paix de París, a su antiguo compañero de Oxford, Gerald, ahora lord Murchison. El narrador recuerda que su amigo era muy simpático en aquellos tiempos, pero ahora lo encuentra cambiado, serio y preocupado. Le pregunta si se ha casado. La respuesta es sorprendente: “No; no comprendo todavía lo suficiente a las mujeres”. Como fueron muy amigos y se tienen confianza, Gerald decide sincerarse y le cuenta la extraña historia de amor que tuvo con una mujer sumamente misteriosa, lady Alroy, que fue la que terminó de confundirlo con respecto al comportamiento femenino.
 
No puedo contarles nada más del argumento de este relato para no echarles a perder la lectura, pero puedo decirles que es interesantísimo y nos obliga a reflexionar. No lo lean a la ligera. En un primer momento uno puede suponer que el contenido de este cuento es una broma del autor, sobre todo el final, pero eso no puede ser todo. En su momento, la crítica consideró que los cuentos de Wilde eran ingeniosos y más preocupados por el estilo que por el contenido, y celebraron la sátira y la subversión de las expectativas del lector. A los que escribieron críticas en contra, lo repito, les molestaba que sus obras no tuvieran una moraleja clara (en su época, los críticos más conservadores todavía pensaban que las obras literarias debían ser pedagógicas), y les molestaban también las críticas sociales, así que lo consideraban un autor frívolo.
 
Investigué un poco en Internet y me encontré con un estupendo análisis de este cuento desde una perspectiva feminista, que resulta muy esclarecedor (les dejo la liga al final de la reseña; el ensayo está en inglés). Lo interesante de este ensayo es que contextualiza el cuento de Wilde. En esa época empezaba a aparecer the New Woman (la Nueva Mujer) y este relato de Wilde es un comentario de la incomprensión masculina (y también de muchas mujeres conservadoras, moralistas, religiosas y aristócratas) de esta Nueva Mujer. Si conocen la novela Drácula, del contemporáneo de Wilde, Bram Stoker, podrán reconocer a Mina Harker como perteneciente a este movimiento, aunque apenas era el inicio de la emancipación femenina. Todo esto para decirles que el cuento es interesantísimo, y mucho más subversivo de lo que parece a primera vista.




 
El modelo millonario
Hughie Erskine es un joven muy bien parecido, pero no particularmente brillante, de buen corazón, pero incapaz de hacer dinero. Ha intentado entrar en una serie de negocios, sin éxito, y vive con una renta anual no muy cuantiosa que le otorga una tía. Tiene una relación con una chica llamada Laura Merton, que lo adora, y al padre de ésta Hughie le cae de maravilla, pero no quiere ni oír hablar del matrimonio de su hija. Le dice a Hughie que cuando tenga diez mil libras en la mano, podrán hablar del tema. Un día, de camino a casa de su novia, Hughie decide llegar a visitar a su amigo Alan Trevor, un pintor de cierto éxito. Y ahí suceden algunas cosas que cambian el destino de Hughie. Por supuesto, ya no puedo contar nada más sin arruinarles la lectura y las sorpresas de esta obra.
 
A primera vista éste parece ser un cuento mucho más tradicional, con un mensaje moral y un final feliz. Y a su manera lo es, pero también a su manera es un relato subversivo y veladamente crítico. Por supuesto, el estilo de Wilde hace de esta lectura un deleite. Pero también nos obliga a reflexionar.




 
El retrato de Mr. W. H.
Este es un caso especial entre las narraciones cortas de Wilde, pues en realidad se trata de una suerte de cuento-ensayo. Hay un misterio en la obra de Shakespeare que ha hecho que muchos académicos hayan desarrollado diversas teorías, hasta nuestros días. ¿Qué significan exactamente los sonetos que Shakespeare dedicó “al señor W. H.” y quién era el tal W. H.? Desde la muerte del dramaturgo más famoso de la literatura han corrido ríos de tinta intentando dilucidar estas cuestiones.
 
Wilde tomó una teoría creada por Thomas Tyrwhitt, un escritor y académico del siglo XVIII, y se la adjudicó a un personaje, amigo de uno de los personajes principales de este relato, y la explica minuciosamente, utilizando versos de los sonetos de Shakespeare. La explicación señala que las iniciales W. H. corresponden a un actor, Willie Hughes, que trabajó con el dramaturgo en algunas de sus obras, el problema es que no encuentran pruebas documentales que demuestren la existencia de ese personaje. Esto es en cuanto a la teoría, y ya ni les menciono el argumento del relato, que enmarca la demostración de la teoría, pues es complejo. Se trata de un cuento fascinante que por supuesto entró en la polémica acerca de los sonetos de Shakespeare. Escritores posteriores han dicho estar de acuerdo con dicha teoría, entre ellos el francés André Gide.




 
La obra de Oscar Wilde pertenece ya al dominio público, por eso es muy sencillo encontrar muchísimas ediciones diferentes tanto impresas como digitales, en algunos casos incluso gratis. Y también se pueden encontrar para su lectura gratuita en línea o en archivos PDF descargables. Claro que no todas las ediciones tienen la misma calidad, hay que tener cuidado.
 
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