Metrolandia
de Julian Barnes
Jesús Guerra
Metrolandia (Metroland),
de Julian Barnes (nacido en 1946), cumple en 2020 cuarenta años de haber sido
publicada en Inglaterra, por Jonathan Cape LTD. En español, sin embargo,
Anagrama (la editorial española con sede en Barcelona que ha publicado casi
toda la producción de Barnes) la publicó hasta 1989, después de publicar la
tercera novela del autor, El loro de Flaubert (Flaubert's Parrot,
1984 en inglés, 1986 en español), que fue la que lo lanzó a la fama
internacional, y después de la cuarta novela, Mirando al sol (Staring
at the Sun, 1986 en inglés, 1987 en español). En nuestro idioma, por tanto,
Metrolandia cumple 31 años, y aunque
oficialmente sigue en el catálogo de Anagrama, la verdad es que es difícil de
conseguir. Pueden intentarlo, por supuesto, y vale la pena. Por supuesto, lo más
sencillo es adquirirla en inglés como e-book.
Metrolandia (publicada
cuando Barnes tenía 34 años) no es la mejor novela del autor pero esto no
quiere decir que no sea una espléndida novela, y ahí se encuentran ya una buena
parte de los temas que recorren el resto de su producción: la distancia (mind
the gap) entre la memoria y la «realidad» o la «verdad», el significado de
la felicidad, la búsqueda y el cuestionamiento del amor, el cuestionamiento de
la narrativa que creamos para contarnos nuestra vida, a nosotros mismos y a los
demás, entre otros, y también una buena parte de las características de su
literatura: humor y desencanto, claridad, una enorme inteligencia, una visión
crítica de Inglaterra y de todo lo inglés, admiración y profundo conocimiento
de Francia, su cultura, su literatura y su lengua, y un manejo admirable de los
diálogos, entre otros.
La novela, narrada en primera persona por Chris, en orden cronológico,
está dividida en tres partes: «Metrolandia (1963)», «París (1968)» y «Metrolandia
II (1977)». En la primera, Chris, de unos 16 años (es decir que es de la misma
generación que el autor), nos cuenta sus aventuras adolescentes junto a su
amigo Toni. Ambos eran bastante cultos para su edad y manejaban bastante bien
el francés; seguidores de Baudelaire y Rimbaud, con todo y su grito de guerra
«Épater les bourgeois», se burlaban de todo y de todos. Eran bastante felices,
pero no se daban cuenta porque, como todos los adolescentes, pensaban que su
vida estaba apenas por comenzar, tan pronto terminaran de crecer, tan pronto
llegaran a la juventud, tan pronto fueran autónomos y libres. Por supuesto, el
sexo, las mujeres y sus misterios eran sus temas más importantes.
En la segunda parte los dos amigos se separan. Chris nos cuenta los
seis importantísimos meses que pasó en París con una beca, en donde conoció,
por fin, el sexo y, al parecer, el amor; y nos refiere algunos datos de su
amigo, pues están en contacto por correspondencia, pero incluso en ese momento
es evidente que la separación entre ambos, a los 21 años, es más mayor que sólo
geográfica.
Y en la tercera, cuando Chris y Toni tienen ya 30 años, aunque en
apariencia siguen siendo amigos, la distancia entre ambos es ya insalvable. Y
quizá las preguntas fundamentales, ahora que su vida ya «comenzó» desde hace
por lo menos 10 años, son «¿qué es la felicidad?» y, sobre todo, quizá, «¿qué
significa exactamente madurar?»
Como toda la obra de Julian Barnes, Metrolandia es inteligente,
divertida y extrañamente melancólica.
Hay que apuntar que existe una versión cinematográfica, basada en esta
novela, llamada también Metroland, que lamentablemente nunca he podido
ver. ¡Es más difícil de conseguir que la novela! Se estrenó en 1997 y tuvo
críticas buenas y malas; entiendo que no debe ser una obra maestra, pero tiene
actuaciones de Christian Bale como Chris, Lee Ross como Toni y Emily Watson
como Marion. Aparentemente la adaptación le da más peso a la tercera parte, y
muestra escenas de los otros dos momentos importantes como flashbacks. Fue escrita por Adrian Hodges y dirigida por Philip
Saville. Anagrama sacó una reimpresión de la novela en esa época y utilizó el
póster de la película como portada.
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Metrolandia. Julian Barnes. Traducción de Enrique Juncosa. Editorial Anagrama
(1a. ed., 1989). 238 págs.
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