La muerte de Ulises
de Petros Márkaris
Jesús Guerra
Han pasado un buen tiempo desde la última vez que comenté
aquí un libro del escritor griego Petros Márkaris (comenté, seguidas, las dos
primeras novelas de la serie de su detective Kostas Jaritos). Me he preguntado
por qué y me respondo que se debe a que, por fortuna, hay muchos otros buenos libros
qué leer. Pero he regresado ahora a este autor, cuyas obras me gustan
muchísimo.
Si quieren leer algo sobre Petros Márkaris y los títulos
de su obra, les recomiendo que lean la reseña de su novela Noticias de la noche (aquí). Sólo hay que agregar que, desde el momento en que
se publicó ese comentario, se han sumado algunos títulos a la bibliografía de
Márkaris: Hasta aquí hemos llegado (con este libro su trilogía
pasó a ser la Tetralogía de la crisis; Tusquets, 2015); La muerte
de Ulises (Tusquets, 2016), que es el que comentamos hoy, Offshore
(Tusquets, 2017); La espada de Damocles (ensayos sobre la crisis
financiera de Grecia) y Próxima estación, Atenas.
La muerte de Ulises es un volumen compuesto por ocho relatos de diversa
extensión; el más corto tiene seis páginas, el más largo 60. Los títulos son
los siguientes: «El asesinato de un inmortal», «En terrenos conocidos», «Tres
días», «El cadáver y el pozo», «La muerte de Ulises», «La destrucción de
Pompeya», «Un atentado que llegó tarde» y «Poemas y crímenes».
De los ocho cuentos, tres son policiacos, y de éstos uno
tiene como investigador al Comisario Murat de la Policía de Estambul, Turquía,
quien es amigo del Comisario Jaritos, y ha aparecido en algunas de las novelas.
Y los otros dos relatos policiacos tienen como protagonista al propio Comisario
Kostas Jaritos, de la Policía de Atenas. Debido a estos tres relatos es que
este volumen aparece en la lista de los libros de la serie del Comisario
Jaritos, aunque en realidad es mayor la cantidad de páginas que no están
relacionados con él.
Comienzo, pues, comentándoles los relatos policiacos. En
«El asesinato de un inmortal», una mañana le reportan al Comisario Jaritos
(aunque curiosamente nunca se menciona su nombre en este relato, pero por los
otros nombres mencionados sabemos que es él quien narra), que encontraron sin
vida al renombrado escritor Lambros Spajís en la oficina de su residencia. De
inmediato comienza la investigación, la cual incluye, naturalmente, a editores,
críticos literarios y otros escritores. Este relato le sirve al autor para
reírse un poco y criticar el mundillo literario griego, a través de las
palabras de los entrevistados para la investigación, mundo literario que es
calificado de pequeño y mediocre, lleno de escritores de segunda y tercera
línea, los cuales se atacan unos a otros para quedarse con puestos de trabajo.
Es decir, agrego yo, más o menos como los ambientes literarios de cualquier
país. Llama la atención la capacidad del autor para brindarnos un caso policial
tan interesante en tan pocas páginas.
El segundo cuento del Comisario Jaritos es el último del
libro, es decir que los dos relatos de Jaritos abren y cierran el volumen. Como
siempre, está narrado en presente por el propio Jaritos. El relato, llamado
«Poemas y crímenes», es conciso y muy efectivo, y también, como de costumbre,
nos muestra algunos elementos de la cultura griega contemporánea y elementos
diversos que nos dan un panorama sociológico sumamente interesante, y en este
relato el autor hace una crítica al mundo del cine griego, así como a los desequilibrios
económicos de Europa y de la propia Grecia, y todo esto en sólo 20 páginas, a
través del caso del asesinato de un realizador cinematográfico. Es
interesantísimo para todo lector de cuentos, y más si se trata de cuentos
policiacos, y en especial para los amantes del cine, pues el relato comenta
algunas características de la producción cinematográfica de Grecia. El autor,
como narrador y como guionista, conoce bien los ambientes literarios y fílmicos
de su país, así que podemos suponer que debe haber motivos para que decidiera
dedicar los dos relatos de su investigador, en este volumen, a criticar estos
ambientes. Me parece un detalle significativo y divertido.
El tercer relato policiaco de este libro, llamado «En
terrenos conocidos», tiene como protagonista al Comisario Murat, de la Policía
de Estambul, pero el relato se desarrolla en un pueblo cercano a la ciudad
alemana de Düsseldorf. El padre de Murat, que ha vivido una buena parte de su
vida en Alemania, acaba de jubilarse, y compró una casa en un pueblo alemán que
se parece a algunos pueblos turcos, y además tiene una alta población turca.
Murat y su mujer, Nermín, lo van a visitar durante unas vacaciones de Murat. El
señor, llamado Sedat, les platica que tuvo un gran amigo, compañero de trabajo
durante 25 años, quien también compró una casa muy cercana a la suya, al cual
asesinaron hace algunas semanas. Murat, preocupado por su padre, va a ver al policía alemán
encargado de la investigación del asesinato. Sobre todo, quiere saber si su
padre corre algún peligro. (Hay que recordar, por cierto, que Murat vivió,
estudió y fue policía en Alemania, hasta que terminó por regresar a su país.)
El policía alemán le dice que van lentos porque su problema es que la comunidad
turca es muy cerrada y no le informan a la policía lo que saben. De hecho,
invita a Murat a que, de manera informal, los ayude con la investigación... El
relato es muy interesante, además de por los elementos de misterio en sí,
porque nos muestra lo complicadas que son las relaciones entre las minorías
étnicas inmigrantes y la población y la policía de los países en que están
asentadas, en este caso Alemania.
«El cadáver y el pozo» es uno de los relatos breves de
este libro. Un cadáver se encuentra junto a un pozo de agua que está en el
patio de un viejo edificio. Un policía revisa la escena. Uno de sus ayudantes
se acerca y le dice algo al oído. Esto cambia lo que el investigador piensa
acerca del posible asesinato. El cuento, en pocas palabras, nos permite
vislumbrar todos los elementos relacionados con ese asesinato y con la
investigación policial. Las relaciones de poder, las redes de corrupción, las
presiones a las que está sometida la policía en una investigación, las cargas
ideológicas de las acciones policiacas y de las acciones criminales. De pronto,
el cadáver se mueve... Hay que subrayar, entre otras cosas, la originalidad de
este cuento.
En «La muerte de Ulises», el relato que le da el título al
libro, el narrador —del cual nunca sabemos el nombre— bien podría ser un
alter-ego del autor. Sin embargo, el personaje central es Ulises, no el
personaje clásico sino un griego de la actualidad nacido en Estambul, Turquía,
que en el momento del relato reside en Atenas, Grecia. Ulises fabrica y vende
almohadas y tiene una tienda en una de las calles que tienen comercios similares.
El narrador lo conoce un día en el que anda por ese rumbo precisamente buscando
un par de almohadas. Entra, compra lo que necesita y se queda un rato
platicando con Ulises. Éste le cuenta algunas cosas de su vida, y cómo, por
cuestiones políticas turcas, un día, de joven, tuvo que regresar junto con su
familia a vivir a la patria de sus ancestros. Y le dice también que ya ha hecho
los pagos necesarios en una casa de retiro para personas de la tercera edad, en
Estambul, pues pronto, cuando deje de trabajar, piensa irse a vivir allá.
El narrador entiende que Estambul es la ciudad en la que
nació el viejo Ulises, pero no entiende por qué quiere irse a vivir sus años
finales allá, cuando Grecia es, en realidad, el país de sus antepasados y donde
ha vivido desde su regreso de Turquía, es decir la mayor parte de su vida. Sin
embargo, respetuoso, esas cosas no se las comenta a Ulises. Pasan los meses y
aunque el narrador va con frecuencia a saludar a Ulises a su tienda, nunca
vuelven a tocar ese tema. Por eso es una sorpresa para el narrador cuando
Ulises llama un día a su puerta para despedirse, pues por fin se va a vivir a
Estambul. El narrador, por vacaciones y por trabajo, va con frecuencia a esa
histórica ciudad turca, así que un día decide pasar a visitar a su amigo
Ulises. Y en esa y otras visitas, el narrador comprende algo más acerca de su
amigo, y quizá del ser humano... Este
relato nos permite asomarnos al enorme problema de la migración forzada que se
da en muchos países, en este caso en algunos de la Europa mediterránea, y nos
regala otra pieza para intentar comprender ese enrome rompecabezas que es
nuestro mundo.
En el relato llamado «La destrucción de Pompeya», un
sacerdote griego y su hermana recaban ropa usada y la colocan en las escaleras
de la iglesia para que los pobres del barrio se acerquen y se lleven la que
necesiten. Para este sacerdote pobres son pobres, sin importar se si trata de
griegos o de inmigrantes. Esto, por supuesto, lo convierte en blanco de
amenazas de grupos de ultraderecha que pretenden aterrorizar a los inmigrantes
para que se vayan del país.
«Un atentado que llegó tarde» es el cuento más corto del
libro, tiene apenas seis páginas, y trata del atentado contra Hitler, del 20 de
julio de 1944; un atentado con una bomba pequeña que no le hizo nada a Hitler,
aunque sí hirió a algunos militares cercanos a él. El atentado fue realizado
por un grupo de militares alemanes —un grupo que no era tan pequeño como el
gobierno nazi intentó hacerle creer al pueblo alemán—. El relato nos muestra el
ambiente en las oficinas alemanas en donde laboraban ciudadanos comunes y
corrientes; la manipulación de la prensa por parte del gobierno; la pobreza en
que vivía el pueblo alemán en los últimos días del nazismo, y cómo, en esos
momentos, los alemanes seguían engañados por la propaganda, sin saber lo cerca
que estaban de perder la guerra...
«Tres días» es el relato más extenso del libro; tiene 60
páginas, aproximadamente la tercera parte de las páginas de este volumen. Se
desarrolla en Estambul, a lo largo de tres días de septiembre de 1955. El personaje
central es Vasilis Samartzís, un comerciante de telas de la gran comunidad
griega en Turquía. Los otros personajes importantes son Sotiría, la esposa de
Vasilis, así como amigos, vecinos y conocidos de ellos, algunos de ellos
también griegos, otros armenios, albaneses y judíos. Y un «casi amigo» de
Vasilis, un comisario de la policía turca. El relato trata de las complejas
relaciones de los turcos y sus minorías étnicas pues el racismo, el celo
religioso y el nacionalismo explotan cíclicamente. En un momento de la
narración, un armenio amigo de Vasilis le dice que los armenios, los griegos y
los judíos de Turquía son como los mosqueteros: «Uno para todos y todos para uno»,
pues cuando los turcos quieren castigar a una de estas tres minorías, siempre
la llevan las tres. El relato es estupendo, la anécdota central es buenísima y
el telón de fondo es dramático debido a las relaciones entre estos grupos
humanos. La narración es tensa, nos mantiene en suspenso y tiene un final
sorpresivo en más de un sentido.
. . . . . . . . . . . . . . .
La muerte de Ulises. Petros Márkaris. Traducción de Ersi
Marina Samará Spiliotopulu. Tusquets Editores, colección Andanzas (España,
febrero 2016; México, abril 2016). 176 págs.
. . . . . . . . . . . . . . .
Te puede interesar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario