Libros de Luca
de
Mikkel Birkegaard
Maru Galindo
Una
llamada del comisario de la brigada criminal, Olsen, estremece y cambia la vida
de un solitario abogado, Jon Campelli, quien trabaja en un prestigioso bufete
jurídico, cuya firma se distingue por defender a los inmigrantes que llegan a
Dinamarca. «A los treinta tres años gozaba de una fama que lo convertía en un
verdadero modelo para los otros abogados defensores, a la vez que resultaba un
desafío para sus contrincantes y era objeto de infundada desconfianza entre la
jerarquía de los jueces más viejos.» (p. 18.)
Su
padre murió de una forma misteriosa, por lo que su presencia era importante en
el cementerio Assintents, de Copenhague, donde Luca, su padre, sería enterrado.
Eso fue lo que le dijo el comisario. Sorprendido y con dudas se encamina al
lugar, ahí lo recibe Iversen, el leal y fiel colaborador de su padre en Libri di Luca. Jon se sorprende al ver
tantas personas reunidas homenajeando a su padre. Y no sólo eso sino que va de
sorpresa en sorpresa al enterarse de que su padre además de morir de una manera
misteriosa pertenecía a la Sociedad Bibliófila y le había heredado la librería Libri di Luca.
—Sabes que has heredado la librería, ¿verdad? —preguntó Iversen, manteniendo la mirada en el camino que se abría delante de ellos…—Jamás lo habría imaginado —dijo Jon. (p. 42.)
Pasaron
15 años desde la última vez que estuvo en la librería, justo cuando su madre
Marianne se suicidó y su padre lo dio en adopción: «…fui adoptado por una
familia de Hillerod. No estuvo mal, sólo que me quedaba un poco lejos de
Copenhague cuando empecé a frecuentar la universidad.» (p. 55.) Todo esto lo
cuenta a Iversen quien lo conocía de pequeño y lo perdió de vista cuando
falleció la madre. En la librería a Jon le esperaba un grupo de personas
ansiosas por saber cuál sería el destino de la misma, puesto que él era el
único heredero. Otra de las sorpresas con las que se encontró Jon es que su
padre comandaba una sociedad muy peculiar, ya que ésta se integraba por
personas que poseían ciertos poderes y se clasificaban según la intensidad de
los mismos: lectores trasmisores y lectores receptores con capacidad de
transformación lectora. «Somos capaces de influir sobre la gente, sin que ellos
sean conscientes de esto, de influir sobre la comprensión del texto, su
temática, e incluso sobre lo que va diciendo.» (p. 60) Y añadieron: «…nosotros,
me refiero a todos, a cada uno de nosotros, recibimos una información, por
ejemplo cuando leemos o vemos una película o un programa de televisión,
etcétera, en una situación cualquiera, se abre una especie de canal, que
elabora, clasifica y distribuye los contenidos con dicha información… Este
proceso determina en qué medida nos gusta la música que estamos escuchando o si
estamos de acuerdo con los argumentos de un orador… ¿Y se puede controlar?...
absolutamente.» (p. 61.) Iversen, por ejemplo, era un trasmisor mientras que
Katherina, una hermosa joven, era una receptora, y hasta ese momento eran dos
grupos antagónicos, aunque fueran dos caras de la misma moneda.
Edición brasileña |
Sí
que le fue sorpresivo todo esto a Jon, nunca imaginó a su padre dueño de una
hermosa librería anticuaria y que el lugar tuviese un magnetismo difícil de
explicar, cargado de energía que podía fácilmente sentirse inmediatamente
después de que uno pasara las puertas con las campanillas tintineantes.
Aunado
a ello, Jon poco a poco se fue enterando de los detalles insólitos de la muerte
de su padre, que daban la impresión de que no fue un asunto de muerte natural.
Muchas de las personas que vio en el panteón pensaban que el librero había sido
asesinado. ¿Los motivos? Una sociedad secreta denominada la Organización
Sombra. «Una organización paralela a la Sociedad Bibliófila en donde sus
miembros utilizaban sistemáticamente sus poderes para actividades criminales o,
por lo menos, con fines egoístas.» (p. 244.)
Jon
decide quedarse a investigar la muerte de su padre después de que la librería
sufre un incendio parcialmente exitoso y poco a poco se va llenando de
información valiosa, como las sospechas que su padre tuvo con respecto a esa
Organización Sombra, sus alcances, la infiltración de espías en la Sociedad Bibliófila
y los esfuerzos de Luca por reunir a emisores y receptores.
Cada
uno de los grupos tenía un líder, en el caso de los trasmisores fue Kortman, un
hombre ambicioso, y Clara lo fue de los receptores. Pero esa unión no existía
más, no podían convivir reunidos, cada grupo buscaba poder. «La ruptura entre
trasmisores y receptores se hizo realidad rápidamente tras el retiro de Luca, y
las cosas parecieron mejorar… Kortman se convirtió en el jefe de la Sociedad
representando al bando de los trasmisores…» (p. 250.)
Todos
estos detalles le fueron narrados por Tom Norreskov, quien era uno de los miembros
más antiguos de la sociedad y vivía alejado de la sociedad en una granja, como
un ermitaño, y la joven Katherina quien poseía una inteligencia fuera de lo
común.
«Todavía
no me he habituado al hecho de que la lectura puede revelar tanto, como si
fuese una ventana abierta. Toda mi vida he pensado que la lectura silenciosa
era una actividad íntima, una especie de espacio personal en el cual podía
entrar y estar en absoluta soledad. En cambio, me parece que me he pasado la
vida trasmitiendo como si fuese una emisora de radio… La mayoría de la gente
puede pasarse leyendo la vida entera sin encontrarse jamás con un receptor.» (p.
254.)
A
partir de este momento la narración tomará otro ritmo, encontraremos detalles
insólitos acerca de la lectura, los libros y un complot mundial, además de
personas de las que nunca pudimos sospechar que son parte de esa otra sociedad
oscura. Jon regresa al bufete donde trabaja y encuentra a su jefe molesto
porque él ha descuidado a uno de los clientes más importantes de la empresa: Remer,
quien es un transmisor. Frank Halbech, el jefe del bufete jurídico donde
trabaja Jon, le quita el caso y lo despide. «—Este bufete no puede permitirse
el lujo de tener gente que no toma en serio a nuestros clientes —afirmó Halbech
sin parpadear.» (p. 268.)
Cabizbajo,
Jon se retira y decide hacer caso a Iversen sobre la teoría de trasmisores y
receptores. Así es que Jon solicita su activación para saber si era un
trasmisor o un receptor. Y se inicia el ritual con la lectura de Don Quijote y ahí se da cuenta de que es
un transmisor muy especial ya que de su cuerpo emana tal energía que dejó
pasmados a los presentes quienes nunca habían observado tan intensa activación.
«Podía
sentir la conmoción alrededor, los ruidos de pasos y muebles moviéndose. Voces
nerviosas intercambiaban frases entre sí, aunque no podía distinguir lo que
decían, y un crujido cortó el aire por encima de su cabeza. Luego, de golpe,
sintió olor a humo; un olor incisivo y picante, como a lana y plástico quemado,
se insinuó en su nariz. Al fin, Jon abrió los ojos.» (p. 279.) «—El joven
Campelli es una caja de sorpresas… ¿Alguno de ustedes había visto antes algo
semejante?» (p. 290.)
Edición francesa |
La
Organización Sombra desea apoderarse de Libri
di Luca porque sus libros son especiales, pertenecen a una librería de
Copenhague, una de las más antiguas que no sólo es valiosa por los libros y su
valor sentimental entre los bibliófilos sino que esos libros poseen algo
especial: han sido cargados… sí, los libros se cargan con cada lectura que se
les hace. «Luca incluso tenía la teoría de que esta energía podía acumularse en
el edificio mismo. Por eso es más sencillo realizar una activación aquí que en
otros lugares. Tal vez se deba a los libros mismos, pero también podría ser
porque las paredes contienen la energía de las generaciones.» (p. 298.) «Entonces,
las obras que no son leídas son obras que no están cargadas, de manera que
están muertas a los ojos de un lector.» (p. 304.)
Nuevos
personajes se irán introduciendo a la narración, como Patrick Vedel, receptor,
quien forma parte de un equipo formado por un transmisor, Remer. Las intrigas
entre los mismos se dan profundamente por lo que Kortmann se distancia de la
Sociedad Bibliófila al escuchar que los miembros de la Sociedad creen
firmemente que existe esa otra cara oscura de la moneda. Entonces se inicia la
nueva organización de trasmisores. «No podemos esperar que todos crean este
tipo de historia, pero ése no es probablemente el único factor que entrará en
juego. Algunas personas ya están descontentas con Kortmann, pero sin duda otros
nos crearán problemas.» (p. 329.) Y así sucede, se enfrentarán a muchas
aventuras y obstáculos pero uno de los mayores es que una vez que se cercioran
que sí existe esa otra sociedad y que hay un infiltrado en su grupo, Jon es
secuestrado y traslado muy lejos de tierras danesas.
Los
secuestradores son amables con Jon y le cuentan historias extraordinarias como
lo es la creación de la Biblioteca de Alejandría y de un personaje excepcional
en el mundo de los libros. «Alejandría fue fundada por Alejandro el Grande alrededor
del año 330 antes de Cristo —comenzó Remer—. Se suponía que la ciudad tenía que
ser nada menos que el centro mundial de los conocimientos y de la enseñanza.
Por esa razón se construyó aquí la biblioteca más famosa del mundo, Bibliotheca
Alexandrina… Muchos de los individuos a quienes reconocemos hoy como fundadores
de diversos campos de estudio trabajaron en ella, como Euclides, Herón y Arquímedes…
Se cree que había no menos de setecientos cincuenta mil volúmenes…. Demetrius,
fue también el hombre que tuvo la idea de la Bibliotheca Alexandrina original,
además de ser filósofo, estadista y consejero, fue probablemente el primer jefe
de bibliotecarios.» (pp. 428-429.) «¿Por qué no conquistaron al mundo? Hubo
también un largo período en que era sumamente peligroso ser una persona
cultivada. Los eruditos eran sumariamente denunciados como brujos o hechiceros
y quemados en la hoguera. Por esa razón era importante mantenerse en un segundo
plano, lo cual hacía muy difícil incorporar a nuevo miembros.» (p. 431.)
La
historia continúa, y el secuestro tenía, por supuesto, un objetivo oscuro, y el
clímax incluye una ceremonia de iniciación lectora en la emblemática Biblioteca
de Alejandría… Pero no todo sucede como estaba planeado.
Y
tú, lector, ¿serás un receptor o un trasmisor? Si deseas saberlo, te invito a
concluir la lectura de esta novela extraordinaria, Libros de Luca, obra que además de entretenernos y emocionarnos nos
ofrece una bella y original reflexión sobre los libros y sus lectores.
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Libros de Luca. Mikkel Birkegaard. Traducción Christian
Kupchik. Editorial Suma de Letras, 2011. 549 págs.
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