El turno del escriba
María Eugenia Galindo
Esta obra es un interesante y fascinante ejercicio de narración compartida cuyo resultado es la recreación de la Génova del siglo XIII: “Y en el año de Nuestro Señor de 1298, estando él, Marco Polo en prisión en Génova, messer Rustichello, ciudadano de pisa, que estaba con él en la misma prisión pensando en los beneficios de hacer públicas las grandes maravillas que Marco Polo había visto, escribió este libro verídico y sin engaño, y lo dividió en tres partes”.
La historia de Rustichello se va entretejiendo con los relatos que Marco Polo le cuenta —es su compañero de celda—, a él, un escriba que seguía ejerciendo su oficio en la cárcel ("A la hora de enumerar sus merecimientos, Rustichello comenzaba por su posición de bibliotecario, lector y calígrafo excepcional en la corte del rey Manfredo en Palermo, y seguía por la de traductor, adaptador, novelista, y hasta consejero real si lo apuraban"), y lo que éste describe desde su visión en la cárcel, desde Génova (considerada en ese momento como la Ciudad-Estado mas fuerte del mediterráneo), desde sus conocimientos y, por supuesto, los conocimientos de su época, y también desde sus propias interpretaciones y fantasías (es decir, como todo escritor), ya que "El pisano tiene la imaginación fácil y algún entrenamiento en urdir ficciones". Tiene también, vale la pena apuntarlo, una preferencia por la sonoridad francesa de su propio nombre: "[...] messer Rustichello, o Rusticien, como le gusta decir a él, ya que prefiere que su nombre vaya montado en los cornetes de la nariz y no en la punta de la lengua [...]".
Las autoras, Graciela Montes y Ema Wolf, ambas argentinas, han escrito una obra que trama finamente una historia que puede semejarse a un juego de espejos, Rustichello inicia su escrito ayudado por las narraciones que Marco le cuenta, en primer lugar para mitigar su estancia aburrida en prisión, pero sobre todo para sostener la esperanza de que al escribir ese maravilloso libro, alguien pueda pagar su rescate y liberarlo de esa horrenda cárcel. Con Marco Polo contando sus historias se alude a las que Sherezada contaba al rey en Las mil y una noches, con la diferencia de que en este relato Rustichello debe mantener en su memoria todo lo que el viajero le cuenta para luego transcribirlo en el pergamino. "El pico mas angustioso se produce al despertar porque la noche anterior se ha dormido seguro de que será imposible olvidar lo que Polo le ha relatado [...] pero al día siguiente al salir del sueño todo aparece roto [...]"
El turno del escriba no es una novela histórica, pero hace uso de la historia, y reta a la oralidad convirtiendo al escriba en escritor. Esta obra se ganó el Premio Alfaguara de novela 2005.
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El turno del escriba. Graciela Montes y Ema Wolf. Alfaguara, México, 2005. 262 págs.
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Las Autoras:
Graciela Montes (Buenos Aires, 1947) es escritora, editora y traductora. Ha publicado libros niños y jóvenes que circulan por todos los países de habla hispana, además han sido traducidos a diversos idiomas y han obtenido importantes premios. Montes es autora, también, de las novelas El umbral (1998) y Elísabet (1999) y de los ensayos La frontera indómita (1999) y El corral de la infancia (2001).
Ema Wolf (Buenos Aires, 1948) es escritora y periodista. Sus libros para niños (Perafán de Palos, La sonada aventura de Ben Malasangüe, Pollos de campo, Historias a Fernández, Libro de los prodigios, Los imposibles, entre otros) han sido traducidos a varias lenguas y han sido merecedores de diversos premios que los hacen figurar en las listas internacionales de libros recomendados.
[Lecturas 6. Enero-abril de 2006]
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