domingo, 1 de noviembre de 2009

Un abril encantado


Un abril encantado

Gloria Luz González López







Las cosas parecen otras cuando las
cambiamos de sitio. Y las personas también.


ÁNGELA VALLVEY

Los estados carenciales



¿Puede un castillo en la Riviera Italiana cambiar nuestra forma de ver la vida? Cuatro mujeres inglesas sin mucho en común a excepción, quizá, de vivir en Londres, en donde el clima diario se convierte en un motivo frecuente para la depresión y el aburrimiento, o tal vez el deseo escondido de encontrarse a sí mismas, deciden compartir un mes en un castillo situado a orillas del Mediterráneo, en las costas de Italia.

Lotty, entusiasta, extrovertida y alegre, tal vez un poco menospreciada por su marido, descubre un anuncio en el periódico en donde lee que se renta un castillo medieval en Italia por todo el mes de abril; al levantar la cabeza ve a otra mujer que al igual que ella acaba de descubrir el anuncio y le parece que está interesada en él, así que de inmediato se presenta ante ella hablándole del anuncio y de lo maravilloso que resultaría para ambas poder viajar a Italia a disfrutar de la llegada de la primavera, llena de flores y de sol; Rose, su interlocutora, mujer introvertida, recatada y educada bajo estrictas normas morales, lleva a cuestas un sentimiento enorme de culpa debido al particular trabajo de su marido y, por lo tanto, tiene grandes prejuicios para gastar el dinero que él le lleva, prefiere gastarlo en obras de beneficencia con el objeto de expiar culpas; aún así, se deja convencer por Loti para rentar el castillo, no sin antes hacerle ver que aún y cuando puedan ellas disponer de algo de dinero, sería mucho más conveniente si compartieran gastos con otras dos mujeres que, como ellas, estuvieran deseosas de ver el sol y disfrutar una primavera al aire libre.

Con todo y el recelo que cada una tiene para realizar ese sueño, deciden emprender la aventura y ponen un anuncio en el periódico donde solicitan dos inquilinas que les ayudarán a compartir los gastos. Es así como conocen a Lady Caroline, joven rica y bella heredera mimada por la vida, la familia y la sociedad, que desea olvidar compromisos y meditar acerca de lo que quiere hacer con su vida. La entrevistan y, aunque se sienten un tanto cohibidas por estar ante un miembro de la aristocracia, en cuanto intercambian algunas palabras y descubren su sencillez, deciden aceptarla. Asimismo reciben la solicitud de la señora Fisher, anciana perspicaz e intolerante hacia cualquier falta de urbanidad y educación, que se ufana de haber convivido con grandes intelectuales de la literatura, cuyas obras significan para ella parte de su legado familiar. Debido a su edad, les pide que se reúnan con ella en su domicilio para conocerla y llegar a ponerse de acuerdo en los términos del viaje. A pesar de que la primera impresión que les causa es de rechazo, debido a su edad y carácter, deciden aceptarla quedando de reunirse en Italia para los primeros días del mes de abril.

A partir de ahí, todo es aventura y regocijo, llegar exhaustas hasta el castillo, decidir quién será la encargada de solicitar a la servidumbre los servicios necesarios para su estadía, despertar por la mañana y descubrir fascinadas los paisajes que se pueden disfrutar desde las diferentes habitaciones, salir al aire libre a cualquier hora y extasiarse ante la gran profusión de flores que se encuentran por todas partes al abrigo seguro del sol, pasear por la aldea y los alrededores, o descansar bajo los árboles en los diferentes jardines con un libro en la mano, o tal vez sólo meditando. Sentarse junto a los acantilados y observar la inmensidad del mar y el horizonte, son algunas de las actividades que las habrán de llevar a descubrir los mejores matices de su sensibilidad, oculta por la monotonía cotidiana, y experimentar cambios tan radicales en su interior que les permitirán al fin comprender la verdadera felicidad.

Un abril encantado es una comedia de enredos, deliciosa, donde la intriga y el humor fascinan tanto a las protagonistas como a los lectores, y donde por el aislamiento en el que pretenden encontrarse las viajeras, los hombres vienen a jugar un papel secundario, sin dejar por ello de ser importante. Todo lector que quiera pasar un buen rato de lectura, recreándose con la ágil narrativa de la autora de la novela, Elizabeth Von Arnim, a través de descripciones amenas y divertidas de los lugares que las protagonistas visitan, los conflictos que cada una de ellas enfrenta, los momentos en que la atmósfera que las rodea influye tanto en su interior como en sus estados de ánimo, para llevarlas a actuar contrariamente a la forma en que lo habían hecho hasta entonces; y del ambiente que se vivía a mediados del siglo XX en los castillos medievales que aún conservan parte de su historia pero que, al mismo tiempo reúnen las comodidades a las que la vida moderna nos ha acostumbrado a través de los años, no puede dejar pasar la oportunidad de buscar esta novela que se consigue a precios accesibles en librerías del estado.

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Un abril encantado (The enchanted april), de Elizabeth von Arnim. Traducción: Beatriz García Ríos. Suma de Letras, S. L., colección Punto de Lectura (Madrid, junio 2001), 412 págs.

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Nota del blog: Vale la pena apuntar que existen dos versiones cinematográficas de esta novela. Una de 1935, dirigida por Harry Beaumont, y una de 1992, dirigida por Mike Newell, con las actuaciones de Josie Lawrence, Miranda Richardson, Joan Plowright, Jim Broadbent y Alfred Molina, entre otros. Esta última es muy recomendable.


[Lecturas 1. Mayo-agosto de 2003]

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