Entrevista a don Antonio Malacara
Patricia Galindo Lozano
Antonio Malacara Martínez nació en Saltillo, Coahuila. Se inició en el periodismo en 1957 en el diario El Sol del Norte y desde entonces ha escrito para diversas publicaciones. Es autor de los siguientes libros: Dos momentos de una historia, 1990; Los días y los temas, 1990; Antología de la poesía de Felipe Sánchez de la Fuente, 1991; De todos los días, 1997 y Señales de humo, 2001, este último editado por la SEPC a través de la Dirección Estatal de Bibliotecas [y posteriormente Memoria de papel, 2005, editado también por la SEPC a través de la Coordinación General de Bibliotecas, Publicaciones y Librerías]. Obtuvo el Premio Estatal de Periodismo en 1990 y la Presea Saltillo 2000, otorgada por el Republicano Ayuntamiento de Saltillo.
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Lecturas: ¿Cuándo empezó a leer?
Antonio Malacara: Entre los 7 y 8 años de edad, mi padre me regaló Corazón, diario de un niño. Fue mi primer libro. Un libro que me impactó porque me dio a conocer muchas cosas que yo desconocía, mejor dicho, cosas a las que yo no había prestado atención o no había advertido: las desigualdades sociales, la solidaridad, el patriotismo, en fin, una serie de lecciones muy valiosas. Nunca lo he olvidado.
L: ¿Lo releyó después?
AM: Sí, años después. Inclusive alguna vez vi una película basada en uno de los cuentos: “De los Apeninos a los Andes”, o algo por el estilo.
L: ¿Ha tenido algún libro preferido, ya sea a lo largo de su vida, o quizá por etapas?
AM: Sí tengo libros preferidos y me ha sucedido una cosa: libros que me gustaron, digamos a los 15, 18 años, después que los releí ya a los 30, 40 años, no les encontré nada. Y dije: “¿Pues por qué me gustaban?” Pero obviamente el que cambió fui yo, no el libro. Tengo libros preferidos; de cuestiones filosóficas me gusta lo de Julián Marías, Ortega y Gasset... De literatura siempre me gustó Hemingway, John Dos Passos y Sherwood Anderson, y hay otros... y sobre todo, sobre todas las cosas... Shakespeare. Es un tesoro inagotable. No es, como se pensaría, un autor aburrido, de ninguna manera.
L: Usted, ¿relee con frecuencia?
AM: De vez en cuando, no de una manera determinada. Releo cuando me apetece; ciertas circunstancias me hacen recordar determinado libro y lo releo.
L: ¿Por qué lee?
AM: Bueno, fíjate que en la lectura encuentra uno, en la escritura mejor dicho, encuentra uno inquietudes, o sentimientos que uno trae. Pero de todas maneras se hace un hábito si se toma desde temprana edad. Ya después, es como el cigarrillo, es una cosa muy agradable y ya no se lo puede uno quitar... aunque no es dañino para la salud.
No pude estudiar una profesión, tuve que ponerme a trabajar pronto. Entonces no quería yo ignorar de temas como derecho, política, economía, educación, etcétera. Esto fue lo que me hizo comenzar mi biblioteca, mejor que un diccionario, tengo cantidad de libros sobre estos temas que me sirven de consulta.
L: ¿Hay libros o autores que usted reconozca que han influido directamente en su vida, de alguna manera?
AM: Hay dos autores franceses que me impactaron mucho y en alguna forma moldearon mi manera de pensar: Jean- Paul Sartre y Albert Camus. Son los dos escritores que en una determinada época de mi vida me impactaron, allá por los años 50, cuando estaban en el apogeo de su fama y cuyas actitudes o declaraciones o lo que sea eran noticia, hasta de ocho columnas, cosa que ya no se ha visto jamás con un pensador.
L: ¿De qué forma lo influyeron?
AM: Bueno, Jean-Paul Sartre me impactó por la manera en que visualiza o vive la soledad del hombre. Es muy ilustrativo el caso que pinta de Roquentín, el personaje de La náusea, que de pronto se da cuenta de que todo es una gratuidad, que no hay nada... y a partir de ahí empieza a evolucionar su pensamiento. Eso fue lo que más me impactó de Sartre. De Camus, sus ideas de libertad y su conciencia social.
L: ¿Tiene libros de cabecera?
AM: Pues solía tener libros de cabecera, ahora ya tengo un problema para leer. El libro éste que estoy leyendo, Cuando fumar era un placer (de Cristina Peri Rossi), es doble placer porque trae un tipo de letra grande que me facilita mucho la lectura. Con un libro de letra pequeña ya batallo, y en la noche, suspendo mis actividades. Pero leo en el curso del día, en la mañana... al mediodía leo los periódicos, y en la tarde siempre leo.
L: ¿Cuáles serían esos libros de cabecera que tuvo?
AM: Pues, ¿qué te diré? Libros de teoría o novela y poesía. A mí me gusta mucho la poesía. Pero esos libros, qué te diría yo... los ensayos de Alfonso Reyes, de Octavio Paz o los dos libritos de Rulfo. Sí, hay cosas que te dejan tranquilo, que no te inquietan demasiado para dormir.
L: ¿Cuáles son los géneros que más lee?
AM: Bueno, generalmente ensayo y novela o narración en general. Son los dos géneros básicos, sin descuidar, por supuesto, la poesía, porque, como te digo, la poesía me gusta mucho.
L: ¿Usted cree que de todo libro, por malo que sea, se puede sacar algo bueno?
AM: Por lo menos, la ortografía.
L: ¿Está de acuerdo que se lee poco en estos días?
AM: Sí, es algo de lamentarse, en México se lee poco. Yo me quedo asombrado con los tirajes en España, en Argentina, en Estados Unidos, una cosa fantástica, y aquí no pasan las ediciones de 3000 ejemplares, y eso cuando es un éxito.
L: ¿Qué aconsejaría que se pudiera hacer para tratar de incrementar la lectura en México?
AM: En los últimos años se ha hablado de programas para estimular a los niños a leer pero para mí, y lo digo por mi caso, la mejor manera es que los padres los estimulen, que los vean leer a ellos para que el niño tenga también curiosidad o ganas de leer. Fue mi caso, porque a mí me llamaba la atención que todas las noches veía a mi padre con un libro o con una revista, bueno, “qué será eso que tanto le atrae”, pensaba yo, ¿no? Y tan pronto como aprendí a leer, inmediatamente empecé a devorar libros. Allá en los años 40 y 50 fue cuando leí más, ya después, los trabajos... se hizo más esporádico, pero la lectura es, como le llaman, “el vicio impune”, no lo deja uno, igual que... [levanta una mano y muestra un cigarro encendido].
L: A lo largo de toda su vida como lector, ¿qué cambios importantes ha visto en los libros, en la escritura, en la edición...?
AM: Bueno, ahora hay más títulos, y mejor editados. Hay también la tendencia en muchos escritores a escribir en forma más amena de manera que te captan la atención de inmediato. Antes, generalmente los libros eran de páginas opacas, letra muy pequeña y renglones muy cerrados; ahora no, ya procuran pulirse en las ediciones.
L: ¿Qué libros está leyendo en estos días?
AM: Pues, todos estos libros que tengo a la mano... La cultura, todo lo que hay que saber (de Dietrich Schwanitz), y éste que está fabuloso, que me ha gustado mucho: El siglo de Sartre (de Bernard-Henri Lévy). Estoy leyendo otro, uno de Alberto Manguel, En el bosque del espejo, que es muy interesante y yo no le conocía más que un libro, el de Una historia de la lectura, que también es fascinante.
Patricia Galindo Lozano
Antonio Malacara Martínez nació en Saltillo, Coahuila. Se inició en el periodismo en 1957 en el diario El Sol del Norte y desde entonces ha escrito para diversas publicaciones. Es autor de los siguientes libros: Dos momentos de una historia, 1990; Los días y los temas, 1990; Antología de la poesía de Felipe Sánchez de la Fuente, 1991; De todos los días, 1997 y Señales de humo, 2001, este último editado por la SEPC a través de la Dirección Estatal de Bibliotecas [y posteriormente Memoria de papel, 2005, editado también por la SEPC a través de la Coordinación General de Bibliotecas, Publicaciones y Librerías]. Obtuvo el Premio Estatal de Periodismo en 1990 y la Presea Saltillo 2000, otorgada por el Republicano Ayuntamiento de Saltillo.
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Lecturas: ¿Cuándo empezó a leer?
Antonio Malacara: Entre los 7 y 8 años de edad, mi padre me regaló Corazón, diario de un niño. Fue mi primer libro. Un libro que me impactó porque me dio a conocer muchas cosas que yo desconocía, mejor dicho, cosas a las que yo no había prestado atención o no había advertido: las desigualdades sociales, la solidaridad, el patriotismo, en fin, una serie de lecciones muy valiosas. Nunca lo he olvidado.
L: ¿Lo releyó después?
AM: Sí, años después. Inclusive alguna vez vi una película basada en uno de los cuentos: “De los Apeninos a los Andes”, o algo por el estilo.
L: ¿Ha tenido algún libro preferido, ya sea a lo largo de su vida, o quizá por etapas?
AM: Sí tengo libros preferidos y me ha sucedido una cosa: libros que me gustaron, digamos a los 15, 18 años, después que los releí ya a los 30, 40 años, no les encontré nada. Y dije: “¿Pues por qué me gustaban?” Pero obviamente el que cambió fui yo, no el libro. Tengo libros preferidos; de cuestiones filosóficas me gusta lo de Julián Marías, Ortega y Gasset... De literatura siempre me gustó Hemingway, John Dos Passos y Sherwood Anderson, y hay otros... y sobre todo, sobre todas las cosas... Shakespeare. Es un tesoro inagotable. No es, como se pensaría, un autor aburrido, de ninguna manera.
L: Usted, ¿relee con frecuencia?
AM: De vez en cuando, no de una manera determinada. Releo cuando me apetece; ciertas circunstancias me hacen recordar determinado libro y lo releo.
L: ¿Por qué lee?
AM: Bueno, fíjate que en la lectura encuentra uno, en la escritura mejor dicho, encuentra uno inquietudes, o sentimientos que uno trae. Pero de todas maneras se hace un hábito si se toma desde temprana edad. Ya después, es como el cigarrillo, es una cosa muy agradable y ya no se lo puede uno quitar... aunque no es dañino para la salud.
No pude estudiar una profesión, tuve que ponerme a trabajar pronto. Entonces no quería yo ignorar de temas como derecho, política, economía, educación, etcétera. Esto fue lo que me hizo comenzar mi biblioteca, mejor que un diccionario, tengo cantidad de libros sobre estos temas que me sirven de consulta.
L: ¿Hay libros o autores que usted reconozca que han influido directamente en su vida, de alguna manera?
AM: Hay dos autores franceses que me impactaron mucho y en alguna forma moldearon mi manera de pensar: Jean- Paul Sartre y Albert Camus. Son los dos escritores que en una determinada época de mi vida me impactaron, allá por los años 50, cuando estaban en el apogeo de su fama y cuyas actitudes o declaraciones o lo que sea eran noticia, hasta de ocho columnas, cosa que ya no se ha visto jamás con un pensador.
L: ¿De qué forma lo influyeron?
AM: Bueno, Jean-Paul Sartre me impactó por la manera en que visualiza o vive la soledad del hombre. Es muy ilustrativo el caso que pinta de Roquentín, el personaje de La náusea, que de pronto se da cuenta de que todo es una gratuidad, que no hay nada... y a partir de ahí empieza a evolucionar su pensamiento. Eso fue lo que más me impactó de Sartre. De Camus, sus ideas de libertad y su conciencia social.
L: ¿Tiene libros de cabecera?
AM: Pues solía tener libros de cabecera, ahora ya tengo un problema para leer. El libro éste que estoy leyendo, Cuando fumar era un placer (de Cristina Peri Rossi), es doble placer porque trae un tipo de letra grande que me facilita mucho la lectura. Con un libro de letra pequeña ya batallo, y en la noche, suspendo mis actividades. Pero leo en el curso del día, en la mañana... al mediodía leo los periódicos, y en la tarde siempre leo.
L: ¿Cuáles serían esos libros de cabecera que tuvo?
AM: Pues, ¿qué te diré? Libros de teoría o novela y poesía. A mí me gusta mucho la poesía. Pero esos libros, qué te diría yo... los ensayos de Alfonso Reyes, de Octavio Paz o los dos libritos de Rulfo. Sí, hay cosas que te dejan tranquilo, que no te inquietan demasiado para dormir.
L: ¿Cuáles son los géneros que más lee?
AM: Bueno, generalmente ensayo y novela o narración en general. Son los dos géneros básicos, sin descuidar, por supuesto, la poesía, porque, como te digo, la poesía me gusta mucho.
L: ¿Usted cree que de todo libro, por malo que sea, se puede sacar algo bueno?
AM: Por lo menos, la ortografía.
L: ¿Está de acuerdo que se lee poco en estos días?
AM: Sí, es algo de lamentarse, en México se lee poco. Yo me quedo asombrado con los tirajes en España, en Argentina, en Estados Unidos, una cosa fantástica, y aquí no pasan las ediciones de 3000 ejemplares, y eso cuando es un éxito.
L: ¿Qué aconsejaría que se pudiera hacer para tratar de incrementar la lectura en México?
AM: En los últimos años se ha hablado de programas para estimular a los niños a leer pero para mí, y lo digo por mi caso, la mejor manera es que los padres los estimulen, que los vean leer a ellos para que el niño tenga también curiosidad o ganas de leer. Fue mi caso, porque a mí me llamaba la atención que todas las noches veía a mi padre con un libro o con una revista, bueno, “qué será eso que tanto le atrae”, pensaba yo, ¿no? Y tan pronto como aprendí a leer, inmediatamente empecé a devorar libros. Allá en los años 40 y 50 fue cuando leí más, ya después, los trabajos... se hizo más esporádico, pero la lectura es, como le llaman, “el vicio impune”, no lo deja uno, igual que... [levanta una mano y muestra un cigarro encendido].
L: A lo largo de toda su vida como lector, ¿qué cambios importantes ha visto en los libros, en la escritura, en la edición...?
AM: Bueno, ahora hay más títulos, y mejor editados. Hay también la tendencia en muchos escritores a escribir en forma más amena de manera que te captan la atención de inmediato. Antes, generalmente los libros eran de páginas opacas, letra muy pequeña y renglones muy cerrados; ahora no, ya procuran pulirse en las ediciones.
L: ¿Qué libros está leyendo en estos días?
AM: Pues, todos estos libros que tengo a la mano... La cultura, todo lo que hay que saber (de Dietrich Schwanitz), y éste que está fabuloso, que me ha gustado mucho: El siglo de Sartre (de Bernard-Henri Lévy). Estoy leyendo otro, uno de Alberto Manguel, En el bosque del espejo, que es muy interesante y yo no le conocía más que un libro, el de Una historia de la lectura, que también es fascinante.
[Lecturas 2. Septiembre-diciembre de 2003]
Me alegra que tomaran en cuenta a Don Antonio Malacara para una entrevista. Considero que es suno de los más disfrutables escritores de Coahuila. Soy todo un aficionado a sus artículos.
ResponderEliminarLo recuerdo con admiración, pues fue mi maestro de redacción de crónica en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la U.A.deC.
Saludos.
http://victorafz.blogspot.com/
Qué bueno que comentas tu afición por los artículos de don Antonio Malacara. ¿Ya leíste sus libros "Señales de Humo" y "Memoria de Papel"? Son estupendos. Gracias y saludos.
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