lunes, 5 de octubre de 2009

Patton


Patton

Arthur L. Figueroa


Habiendo participado en la Segunda Guerra Mundial, en el Ejército de Estados Unidos, como soldado de Infantería, en el Tercer Ejército, comandado por el General George S. Patton, me siento impulsado a reseñar el libro Patton de Alan Axelrod, recientemente obsequiado por mi hija Cristina, ya que tuve la suerte de ver en persona a este gran general, a cierta distancia, cuando visitó a nuestra División, la 76, en febrero de 1945.

Este libro, publicado en el año 2006, es una biografía concisa pero de gran profundidad, sobre la vida, actividades y actitudes del General Patton. Desde su nacimiento hasta su muerte. Fue un extraordinario estratega, quien prácticamente entrenó solo a la primera generación de combatientes americanos del desierto. Conquistó Sicilia y llevó al Tercer Ejército a obtener impresionantes triunfos a través de Europa, deteniéndose sólo para transformar la derrota en triunfo en la Batalla del Bolsón.

Pero Patton fue también el general más controvertido en la historia de Estados Unidos. Un hombre que nació para la guerra, soldado de caballería, empapado en la romántica tradición militar, arrastró a una casta militar americana conservadora y renuente hacia los más avanzados campos de batalla con vehículos blindados de alta movilidad. Un esnob autocrático, pero aun así, creó una compenetración sin paralelo hasta con el más modesto soldado raso bajo su mando. Aunque tenía un amplio repertorio de lenguaje profano, rezaba a diario y creía que Dios lo había destinado a la grandeza militar.

A pesar de ser un hombre profundamente inseguro de sí mismo, hizo del Tercer Ejército la unidad de combate más segura de sí misma y una fuerza combatiente consistentemente victoriosa en el escenario europeo de operaciones.

Esta obra muestra al hombre detrás de la leyenda, a un guerrero que modernizó la tecnología y tácticas del ejército de Estados Unidos y desarrolló las perennes estrategias de liderazgo, que han inspirado a generaciones.

El autor de esta biografía nos conduce en una forma concisa y cronológica, a través de su vida.

Nacido para el Ejército, el joven George era selectivo en la adoración de sus antepasados, inclinándose más a los paternos. Debido a la dislexia que sufría, su padre le leía en voz alta, bastante tiempo más de lo acostumbrado, para su edad. George memorizaba todo lo que se le leía.

Con el apoyo de su padre, inició su carrera en el Instituto Militar de Virginia (VMI), acostumbrada antesala a la Academia Militar de West Point. Se distinguió por su capacidad deportiva, académica y en esgrima de sable. Después de graduarse como Subteniente de Caballería, rediseñó el sable de caballería, lo cual, más adelante, le daría el impresionante y arcaico titulo de “Maestro del Sable”, único en el Ejército de Estados Unidos.

Durante su larga carrera militar, consignó sus ideas en diarios y apuntes, los cuales se encuentran en la biblioteca de West Point, y son ávidamente consultados hasta la fecha.

Muchos de sus más tempranos apuntes muestran una marcada xenofobia, la cual, sin embargo, atemperó en sus últimos años. Era un estricto disciplinario, pero no exigía más que lo que él se imponía personalmente.

Su primer encuentro con vehículos blindados fue en la Primera Guerra Mundial, en ese momento su filosofía táctica cambió al ver que con dichos blindados se protegía a la Infantería y lograban avances más penetrantes y rápidos. A su regreso a Estados Unidos, se dedicó a desarrollar tácticas que involucraran a la Infantería y los vehículos blindados, y agregó apoyo aéreo después.

En la Segunda Guerra Mundial, luego de la vergonzosa derrota de las tropas americanas a manos de Rommel en el Paso Kasserine, en África, Patton tomó el mando y convirtió al Séptimo Ejército en una unidad disciplinada y agresiva que derrotó a las tropas y tanques de Rommel en Al-Qatar.

El carácter agresivo y voluble de Patton le trajo problemas con sus superiores, a tal grado que el General Eisenhower, Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas, en varias ocasiones consideró despojarlo de su mando, pero reconociendo que Patton era un genio táctico, lo retuvo, aunque permaneció en un virtual limbo por un tiempo. Al formar al Tercer Ejército a su estilo, y demostrando con hechos que era el mejor en su ramo, su campaña a través de Francia lo justificó gracias a sus asombrosos ataques y avances.

El apodo Old Blood and Guts (“El Viejo Sangre y Agallas”) se supone lo inventó él mismo. Algunos soldados, sarcásticamente decían, “Sí, sus agallas y nuestra sangre”, pero aún ésos sentían un casi amoroso respeto por el viejo.

Con todos sus defectos, sus virtudes como estratega y guerrero hacen palidecer sus debilidades. Su filosofía de “atacar-avanzar” repetida, significaba que si el enemigo daba traspiés, era el momento de seguir atacando. Cuando el Mariscal Von Rundstedt, inició su último contraataque en diciembre de 1944 en las Ardenas, nunca imaginó que Patton sería quien lo detuviera y derrotara, pues, según la información que tenía, el Tercer Ejército de Estados Unidos estaba muy al sur del área. Pero Patton hizo lo que se consideraba casi imposible, giró su Ejército 90 grados al Norte y a marchas forzadas de sus tropas, detuvo la contraofensiva alemana en Bastogne, en Bélgica, liberando a sus defensores americanos.

Con el Tercer Ejército cruzó la frontera de Alemania, iniciando así la última ofensiva, la que destruyó finalmente al nazismo.

El 28 de septiembre de 1945, Eisenhower citó a Patton a su cuartel general, en Frankfurt, donde después de una acalorada discusión entre ellos y Bedell Smith, Eisenhower, discretamente, incluso con amabilidad, hizo lo que cuidadosamente calificó como sugerencia: le dijo a Patton que tomara el mando del llamado Ejército 15 —realmente sólo un pequeño cuartel general y personal asistente—, que había sido formado para recopilar la historia de la guerra en Europa. Era un puesto importante, insistió Eisenhower, y el 15 necesitaba un buen general en jefe. El primer impulso de Patton fue renunciar a su grado de oficial en ese mismo instante, pero se contuvo. Tal vez fue su amor por la historia y la oportunidad de ejercer algún control sobre cómo debería escribirse la historia de la guerra —cualesquiera hayan sido sus razones— el caso es que decidió renunciar a su histórico Tercer Ejército y asumir el mando de este nuevo “ejército de papel”.

En una ocasión dijo a su asistente, “un soldado debe morir en combate, ya sea por una bala, o volado en pedazos, es su destino final”.

Su fin fue triste, el 9 de diciembre, en un accidente entre su auto y un camión militar, sufrió graves heridas, las cuales pusieron fin a sus días el 22 de diciembre de 1945. Tenía 60 años.

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Patton. A biography. Alan Axelrod. Palgrave Macmillan, Great General Series, 2006. 204 págs.

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El autor:

Alan Axelrod es autor de muchos libros sobre historia americana y militar, entre ellos Patton on Leadeship, Enciclopedia of Wars y The Macmillan Dictionary of Military Biography. Reside en Atlanta, Georgia.

El editor de la Serie, el General Wesley K. Clark (retirado), sirvió en el Ejército de Estados Unidos durante treinta y cuatro años; llegó al grado de general de cuatro estrellas como Comandante Supremo Aliado de la OTAN, en Europa, y es autor del éxito de ventas, Waging Modern War, Bosnia, Kosovo and the Future of Combat. Reside en Little Rock, Arkansas y Washington, DC.


[Lecturas 7. Primavera-verano de 2007]

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